PARÍS (AFP). Tras anunciar ayer que puso a punto la “primera” vacuna contra el covid-19, bautizada como Sputnik V, Rusia pretende posicionarse al frente de esta carrera mundial con importantes repercusiones financieras.
Pero ¿es posible hacer rápido y bien una vacuna como pretende el gobierno de Vladimir Putin?
VACUNAS EN EL MUNDO. En la última actualización del 31 de julio, la OMS recensó 26 “vacunas candidatas” que están en etapa de ensayos clínicos (en el hombre) frente a las 11 que había a mediados de junio.
La mayoría de estos ensayos se encuentran en “fase 1” (destinada principalmente a evaluar la seguridad del producto) , o en “fase 2” (donde se prueba la eficacia).
Solo cinco están en fase 3, la más avanzada, donde se comprueba su eficacia con miles de voluntarios. Se trata de la vacuna que están desarrollando los laboratorios alemán BioNTech y estadounidense Pfizer, la que desarrolla
la biotecnológica estadounidense Moderna, los dos proyectos de los laboratorios chinos Sinopharm y Sinovac, y el que realiza la Universidad de Oxford con la farmacéutica británica AstraZeneca.
La vacuna rusa, desarrollada por el Centro de Investigación Epidemiológica y Microbiología Nikolai Gamaleya, con el ministerio ruso de Defensa, está en fase 1, según la OMS.
Sin embargo, el fondo soberano ruso implicado en su desarrollo asegura que la fase 3 de los ensayos clínicos empezará hoy. Según las autoridades médicas rusas, profesores y personalidades médicas empezarán a ser vacunados a partir de agosto, antes de empezar a administrarla el 1 de enero de 2021 a la población.
TÉCNICAS. Algunos equipos trabajan en vacunas clásicas que utilizan un virus desactivado.
También hay vacunas denominadas “subunitarias” a base de proteínas (antígenos) que provocan respuesta inmunitaria, sin virus.
Otras vacunas, denominadas “de vector viral”, son más innovadoras: utilizan como soporte otro virus al que se transforma y adapta para combatir el covid-19.
Es la técnica elegida por los rusos así como por la Universidad de Oxford que utiliza un adenovirus. Asimismo, otros proyectos se basan en vacunas de “ADN” o de “ARN” , productos experimentales que utilizan material genético modificado.
RESULTADOS. El ministerio de Salud ruso asegura que su vacuna permite “generar una inmunidad prolongada”, de hasta “dos años”. El problema es que los datos sobre los que reposan estas afirmaciones no fueron publicados.
En general, hasta ahora, solo se han publicado los resultados preliminares (fase 1 y 2) de las investigaciones de Oxford y una empresa china
RAPIDEZ. En todo el mundo, se aceleraron los procedimientos de forma inédita, en particular en China, donde emergió el virus.
Los Estados y las grandes fundaciones se lanzaron a captar fondos internacionales. Esto permite a las empresas empezar la fabricación industrial de sus vacunas al mismo tiempo que trabajan en su elaboración, dos etapas que normalmente son distintas.
Esta carrera desenfrenada tiene tintes de novela de espionaje. Reino Unido, Estados Unidos y Canadá han acusado a los servicios de inteligencia rusos de estar detrás de los ataques que han llevado a cabo piratas informáticos para hacerse con las investigaciones sobre la vacuna. Y en Estados Unidos, dos chinos han sido acusados por motivos similares.
Tanto Moscú como Pekín han refutado dichas acusaciones.
¿Problemas de seguridad? Tras el anuncio ruso, la OMS advirtió de que la homologación de una vacuna exige procedimientos “rigurosos”, entre ellos el examen y la evaluación de todos las datos de seguridad y eficacia requeridos en ensayos clínicos.
¿PARA CUÁNDO UNA VACUNA? Normalmente hallar una vacuna segura y efectiva lleva años. Antes del anuncio ruso, investigadores e incluso farmacéuticas más optimistas, consideraron que para estar aprobada y disponible en cantidades suficientes podría llevar al menos hasta principios de 2021.
En el peor de los casos, sigue siendo posible que nunca se logre una vacuna.