El presidente estadounidense, Donald Trump, ha impulsado fuertemente el uso de la hidroxicloroquina como potencial tratamiento para el coronavirus, del que se infectaron más de 5,5 millones de personas y que mató a más de 346.000 individuos en todo el mundo. Trump afirmó que incluso él la estaba tomando de forma preventiva.
También su homólogo brasileño Jair Bolsonaro ha promovido su uso para atajar el virus, que se ha disparado en su país, el sexto país del mundo con más muertos por el coronavirus (23.473) y el segundo con más casos confirmados (375.000 casos), por detrás de Estados Unidos.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud indicó el lunes que suspendía de forma “temporal” los ensayos clínicos con hidroxicloroquina contra el covid-19, después de que un estudio considerara ineficaces y hasta contraproducentes la cloroquina y sus derivados para tratar el nuevo coronavirus.
Además, según el estudio, publicado en la revista The Lancet, esas moléculas aumentan incluso el riesgo de muerte y de arritmia cardíaca, lo que llevó a la OMS a tomar su decisión.
A pesar de ello, el Ministerio de Salud de Brasil anunció que continuará recomendando la hidroxicloroquina para tratar el covid-19.
“Seguimos muy tranquilos y serenos, y no habrá ninguna modificación” en la recomendación, declaró Mayra Pinheiro, secretaria de Gestión del Trabajo y de la Educación en Salud en una rueda de prensa en Brasilia. Bolsonaro es un firme oponente a las medidas de confinamiento y, como Trump, ha restado importancia a la amenaza del virus desde que apareció, y todavía sigue haciéndolo, pese a que América Latina se haya convertido en el nuevo epicentro mundial del coronavirus.
En cambio, Colombia decidió seguir el consejo de la OMS y el lunes retiró la recomendación de usar cloroquina e hidroxiloroquina en pacientes del covid-19.
Por su parte, Trump anunció que la estaba tomando, tras haber recibido una carta de un médico y varias “llamadas positivas” de personas que la recomendaban, haciendo caso omiso a la opinión de sus propios expertos gubernamentales y de la FDA -la agencia federal que regula los medicamentos en Estados Unidos- que advirtieron que puede provocar problemas cardíacos graves en enfermos del covid-19.
El presidente estadounidense ha sido muy criticado por la gestión de la crisis en su país, el más castigado por la pandemia con más de 98.000 fallecidos y más de 1,6 millones de casos de coronavirus confirmados.