El precio del barril West Texas Intermediate (WTI) de mayo, que vencía hoy, cerró en los 9 dólares, después de hundirse el lunes por primera vez en la historia en cotas negativas de hasta -37 dólares, mientras el WTI y el Brent de entrega en junio, ambos valores de referencia, perdieron un 43 y 25%, respectivamente. El Brent llegó a niveles de 2001.
La paralización de actividad por la pandemia del COVID-19 está lastrando la demanda de una materia prima que de repente ya no es tan esencial.
El mundo del petróleo vive días que solo pueden describirse como locura: la capacidad de almacenar crudo puede acabarse en pocas semanas, los fondos cotizados vinculados a la materia prima están en caída libre, los productores de los pozos menos productivos en Norteamérica se desangran y ahora tener petroleros, convertidos en “almacenes flotantes”, es uno de los negocios más rentables en esta época de caídas generalizadas.
“La foto es bastante pesimista hasta junio, por lo que consideramos que los precios del WTI van a seguir bajando en junio y julio”, aseguró hoy Lefteris Karagiannopoulos, analista de la consultora energética Rystad Energy, que estima que queda espacio en los depósitos repartidos por el mundo para 400 millones de barriles, con lo que en “unas pocas semanas”, no habrá donde guardar tanto crudo.
Los depósitos de Cushing, un pueblo de Oklahoma que aparece en los mapas solo porque es la principal reserva de los futuros de crudo que se comercializan en Nueva York y Chicago, han pasado en un mes de estar al 50 % de capacidad a rozar el 80 %, técnicamente apunto de quedarse sin sitio para seguir operando.
Asimismo, la holandesa Royal Vopak, el mayor almacén mundial de petróleo, anunció hoy que su capacidad “está casi completamente agotada” en todo el mundo.
EL MUNDO NECESITA 10 MILLONES DE BARRILES MENOS
Alguien que hace un año se hiciera con futuros del WTI, barril de referencia mundial junto al Brent, de vencimiento en mayo desembolsó unos 50 dólares y ayer hubiese tenido, no solo dar por perdido todo lo invertido, sino pagar al comprador de ese título para que se llevara esos barriles de petróleo, que nadie demanda y hay que guardar en algún sitio.
Ahora mismo el mundo necesita alrededor de 10 millones de barriles de petróleo menos para operar en este estado de hibernación al que se ha visto abocado, pero los países productores siguen extrayendo crudo, con lo que las instalaciones de almacenamiento se han convertido en el destino de los excedentes.
Sin aviones volando, vehículos yendo y viniendo del trabajo y una gran parte de los negocios con las puertas cerradas, el precio de todos los indicadores de petróleo está en caída libre: el WTI de entrega en junio cayó hoy un 43 % hasta los 11,57 dólares, el de entrega en septiembre bajó un 16% hasta los 25 dólares, mientras que el Brent de junio se mantuvo en la cota de los 19 dólares y el de octubre en los 30,5.
Los inversores prefieren pagar mucho más por el petróleo en el futuro que ahora, por lo que el almacenaje se ha convertido en el servicio más demandado en el sector y la industria, especialmente los productores con explotaciones más costosas, que se enfrentan a un “seísmo” sin precedentes si los precios siguen la senda bajista hasta el verano, según Rystad Energy.
El mayor fondo cotizado o ETF, en sus siglas en inglés, el United States Oil Fund, valorado en cerca de 4.000 millones de dólares, tuvo que detener hoy su cotización por las caídas y acabó la jornada perdiendo un el 26 % de su valor.
Los analistas que siguen de cerca el mercado de la energía esperaban un desajuste debido a la estrategia seguida por Arabia Saudí y Rusia en plena pandemia: sacar del mercado a los que explotan yacimientos poco productivos, como ocurre en Canadá y Estados Unidos, inundando “literalmente” el mundo con petróleo barato.
No obstante, el desajuste actual ha llevado a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia ha anunciar la semana pasada un recorte de la producción en 10 millones diarios en mayo y junio, algo que no tiene visos de servir para controlar las caídas por el momento.
LUCHA POR CORREGIR EL MERCADO
Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció ayer que EE.UU. añadirá 75 millones de barriles a su reserva estratégica, movimiento similar al que está llevando acabo China, algo que tampoco parece que vaya a ser suficiente para corregir el mercado del crudo.
“No sabemos cuáles serán los nuevos hábitos de transporte y vuelta a la normalidad económica tras la pandemia”, explicaba hoy Antoine Halff, investigador del Global Energy Policy de la Universidad de Columbia.
“Esta situación no solo afecta a las compañías, sino también a países, especialmente a los exportadores en países en desarrollo, cuyos ingresos del petróleo financian todo tipo de actividades, incluidas las inversiones en sanidad”, recordó a su vez Alexandra May, portavoz del Foro Económico Mundial.