Chuang Chuang, residente del zoológico de la ciudad del norte desde octubre de 2003, llegó con Lin Hui, una hembra, y ambos vivían en un recinto con aire acondicionado. Los hábitos de apareamiento de la pareja, o la falta de ellos, se convirtieron en una fuente de intriga pública implacable, con Chuang Chuang haciendo una dieta baja en carbohidratos y mostrando videoclips del acoplamiento de panda en un intento de impulsar su deseo sexual.
Después de luchar por concebir, Lin Hui finalmente dio a luz gracias a la inseminación artificial de Linping en 2009, lo que dio lugar a un “Canal Panda” en directo las 24 horas del día.
Los tailandeses, consternados, se despertaron el martes con la noticia de la muerte de Chuang Chuang. “Era tan encantador” , dijo un usuario de Twitter @Janekwb. “Descansa en paz, osito”.
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El director del zoológico de Chiang Mai, Wutthichai Muangmun, dijo que antes de su muerte, Chuang Chuang estaba haciendo lo que más le gustaba: comer bambú. “Caminaba por ahí, pero se tambaleó y cayó al suelo”, dijo a los periodistas.
Cada panda estaba asegurado por hasta 15 millones de baht (490.000 dólares) como acordado con China, agregó. Prestados por el parque de Chengdu, ambos formaban parte de la llamada “diplomacia panda” de China, y se suponía que serían devueltos en 2023.
Los pandas gigantes son conocidos por su bajo impulso sexual y se encuentran entre los animales más amenazados del mundo. Su media de esperanza de vida oscila entre 15 y 20 años en la naturaleza, pero pueden vivir hasta 30 años en cautiverio, según WWF.