Pasado el mediodía del viernes, la tormenta estaba a unos 100 km al suroeste de la desembocadura del río Misisipi y avanzaba lentamente hacia la costa, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Si el pronóstico se cumple, Barry será el primer huracán de la temporada en el Atlántico, que se extiende de junio a noviembre. Se espera que sea de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson –de cinco niveles–, con vientos de al menos 119 km/h.
“Esperamos que Barry toque la costa central mañana (sábado) en la mañana”, dijo a la CNN el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards.
El sistema meteorológico descargará de 15 a 25 cm de lluvia en una franja de 160 km de ancho, con el río Misisipi al este y Texas al oeste, mientras que se espera que las precipitaciones alcancen los 50 cm cuando Barry pase a huracán.
La lluvia caerá en las áreas ya afectadas por la crecida desde enero y en momentos en que el Misisipi ha alcanzado un nivel histórico. “Será la primera vez que tengamos un huracán mientras el río Misisipi está en crecida”, dijo el gobernador.
Megarrefugio
Hasta ahora ya han caído entre 15 y 20 cm de lluvia sobre la ciudad de Nueva Orleans, provocando inundaciones. Algunas carreteras han estado bajo el agua desde el miércoles.
Los habitantes han colocado sacos de arena en las puertas de sus casas y comercios, y trabajan ya en labores de limpieza y recolección de basura, ayudado por equipos especializados, constató un periodista de la AFP.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró el jueves el estado de emergencia en la zona, para desbloquear fondos y permitir que las agencias federales participen en las labores.
Se han emitido órdenes de evacuación para la península al sur de Nueva Orleans y “más de 300 autobuses están listos para llevar a las personas a refugios”, dijo Edwards.
El gobernador llamó a los residentes a usar estos autobuses porque, aseguró, la mayoría de los fallecidos en los últimos años fueron pasajeros de automóviles que fueron arrastrados por la corriente.
Las autoridades también abrieron un “megarrefugio” en Alexandria, en el centro del estado, para albergar a los evacuados de la costa.
El trauma del Katrina
Luisiana sigue traumatizado por el recuerdo del devastador huracán Katrina (categoría 5) en agosto de 2005.
Los diques que protegían a Nueva Orleans sucumbieron entonces a la presión del agua, inundando el 80% de la ciudad y causando unas mil muertes, de un saldo total de más de 1.800 durante el desastre.
Los diques en la ribera del río y en Nueva Orleans pueden soportar, aseguró el gobernador, mientras 118 bombas están instaladas para desagotar agua en la principal ciudad del estado.
Los diques están preparados para soportar una inundación de 6,10 metros y el río debería alcanzar un máximo de 5,79 metros, según los meteorólogos. Pero para la red GSCC, que reúne a profesionales del clima de todo el mundo, “el riesgo de Barry es diferente al de Katrina: en 2005 cedieron los diques de la costa, y esta vez, son los diques del río los que estarán a prueba”.
“La temperatura en la superficie del agua del Golfo de México está por encima de la media y provee al sistema de la fuerza para intensificarse”, explicó en el comunicado de GSCC Jill Trepanier, que estudia los fenómenos climáticos en la Universidad de Luisiana.
Según la experta, Barry muestra un nuevo ejemplo de cambio climático: “Una temperatura cálida del océano y una temperatura del aire superior a la media son la receta para intensas lluvias; todas las condiciones ’por encima de la media’ son una señal de cambio climático”.