Desde una infancia modesta, Melania mostró una fuerte aspiración hacia una vida diferente. Comenzó a modelar a los 16 años, desafiando las normas conservadoras. Tras culminar sus estudios secundarios, optó por estudiar diseño y arquitectura en la Universidad de Ljubljana. Sin embargo, dejó la universidad para enfocarse en su carrera de modelaje.
Ascenso en el mundo del modelaje
Melania se trasladó de Eslovenia a las ciudades de moda Milán y París durante los años 90, logrando destacarse por su elegante apariencia y sofisticada presencia. Su carrera la llevó a trabajar con agencias reconocidas, apareciendo en revistas como Vogue, Harper’s Bazaar y Vanity Fair. En 1996, se mudó a Nueva York, estableciendo su carrera internacionalmente y conociendo al empresario Donald Trump.
Con un enfoque profesional sólido, Melania se mantuvo activa en la industria del modelaje asistiendo a eventos y desfiles. Siempre cuidadosa de su vida personal, mantuvo una presencia pública medida.
Matrimonio con Donald Trump
En 1998, durante una fiesta en Nueva York, Melania conoció a Donald Trump. La diferencia de edad y el contraste de personalidades entre ambos llamó la atención pública. Se casaron en 2005 en Mar-a-Lago, Florida, en un evento ampliamente cubierto por la prensa. En 2006, nació su hijo, Barron William Trump, quien se convirtió en la prioridad absoluta de Melania.
Durante la presidencia de Trump, Melania asumió el rol de primera dama en 2017, siendo la primera de origen extranjero desde Louisa Adams. Su campaña “Be Best” se concentró en el bienestar infantil, la prevención del ciberacoso y la crisis de opioides. Sin embargo, su gestión fue objeto de críticas debido a aparentes contradicciones con las acciones de su esposo.
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Papel como primera dama
Melania optó por una imagen discreta y un enfoque reservado, evitando involucrarse directamente en política. Su estilo generó polémica en ocasiones, como cuando usó la chaqueta con la frase “I really don’t care, do u?” durante una visita a un centro de detención de niños inmigrantes. A lo largo de su tiempo en la Casa Blanca, Melania se mantuvo distante de las redes sociales y rechazó entrevistas, preservando su privacidad.
A pesar de la controversia, se dedicó a la moda, prefiriendo diseñadores europeos y estadounidenses. Esta actitud le permitió mantener una imagen enigmática y autónoma, diferente a la de otras primeras damas recientes.
Melania sigue siendo una figura intrigante por su pasado como modelo y su experiencia como esposa de Donald Trump. Su distancia frente a la esfera pública y su estilo característico siguen definiéndola.