Uno de los síntomas predilectos de nuestro estómago para avisarnos que algo anda mal es el vómito. Hay muchos factores que lo provocan, siendo el consumo de alcohol y el embarazo los principales de una larga lista.
El estómago siempre está propenso a sufrir dolencias o infecciones producto de cualquier desajuste en la dieta, infecciones por sustancias, alergias y un sinfín de enfermedades que causan estragos en nuestras paredes estomacales. Pero también hay otras circunstancias, como los mareos, el vértigo, el asco, el exceso de ejercicio y el embarazo, que pueden provocarlas.
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El vómito puede hacer que no quiera comer, derivar en pérdida malsana de peso y deshidratarlo, y eso puede ser peligroso. Consultá a tu médico si no podés retener ningún alimento sólido o líquido, vomitás tres o más veces en un día, tenés náuseas por más de 48 horas, siente debilidad, tenés fiebre, dolor de estómago o no sentís necesidad de orinar durante ocho horas o más.
Causas frecuentes del vómito
1. Mareos. Al alterar la estabilidad visual y cerebral del individuo, el estómago responde expulsando lo mucho o poco que contenga. En la mayoría de los casos, esto funciona como mecanismo de defensa, ya que —a pesar del mal rato y lo desagradable de la situación— esto permite que el cuerpo toque fondo y se reanime a partir de la debilidad presentada en ese momento.
2. Indigestión. La ingesta de comida apresurada causa que el estómago se descontrole y sature, expulsando parte de lo ingerido para volver a sus niveles normales. Además, cuando una comida o bebida específica cae mal, el estómago la repele y provoca que sea expulsada vía oral, evitando así que siga causando estragos.
3. Alcohol. El efecto causado en el cerebro al estar ebrio confunde al estómago, que es casi un segundo cerebro en nuestro cuerpo, provocando así que expulse el contenido dañado o que cause el daño, en busca de la limpieza total del cuerpo.
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4. Embarazo. Este es el motivo más conocido que provoca el vómito, sobre todo en los primeros meses. Funciona como una especie de alerta, avisando a la mujer que contiene otra vida dentro de sí misma.
5. Úlcera o cáncer. En este caso, mucho más delicado, el vómito podría ser negro (cáncer) o venir acompañado de sangre (úlcera), lo que sería un indicador de una enfermedad más grave y síntomas más urgentes por atender.
6. Asco. Es una sensación desagradable que puede ser producida por ver, sentir u oler algo. Biológicamente, la sensación del asco es una reacción de defensa del cuerpo contra algo que puede parecer una amenaza. En muchos casos, esta sensación puede producir vómito.
7. Ejercicios exagerados. Siempre es recomendable comer al menos tres horas antes de ejercitarse, o en su defecto (mejor opción) ingerir algo ligero para aguantar el ejercicio y comer bien al finalizar, ya que el constante movimiento y salto del estómago al momento de hacer ejercicios puede causar vómitos, debido generalmente al mal reposo de la comida.
8. Emociones y estrés severo. A veces, el exceso de preocupaciones puede provocar que los músculos de la pared abdominal se contraigan fuertemente, creando la presión necesaria para vomitar o tener arcadas.
“Tengo náuseas, pero no vomito”
Muchas veces, los conocidos síntomas del vómito (náuseas) aparecen, pero no logramos vomitar. Esta sensación es muy molesta, por lo que es muy común que, en una situación así, aliviaría mucho el poder vomitar.
Esto les ocurre generalmente a personas que no son propensas a vomitar o les cuesta mucho. También pasa luego de ingerir alimentos de forma descontrolada. Para inducir el vómito, la forma más común es introduciendo dos dedos lo más al fondo de la boca posible; esto funciona en la mayoría de las personas. También podés intentarlo bebiendo agua con sal y tapando la nariz mientras lo haces.
Fuente: www.familiaysalud.es