Si en verano la ingesta de agua previene golpes de calor y peligrosas deshidrataciones; en invierno, beber en cantidad suficiente evita la retención de líquidos y ayuda a la buena circulación de la sangre, más presionada por calefacciones y ropas ajustadas.
Hidratarse es responder a la sed y atender la necesidad de líquidos en función de las circunstancias y la edad. En verano, una buena hidratación repone la pérdida de agua provocada por el calor. Esta se logra al beber, pero también al comer frutas y verduras estivales, muy ricas en agua.
En invierno, la huerta es más seca en origen, aunque sus cualidades permiten elaborar ricas sopas, caldos y cremas. Recetas que ayudan a hidratarse, si bien no se debe olvidar beber agua suficiente.
Lea más: Seguí esta receta y tendrás la mejor sopa de pescado en tu plato
Beber agua es el mejor hábito para evitar retenciones de líquidos e hinchazones de tobillos, sometidos a la presión de botas y medias. Además, las bajas temperaturas, si bien parecen esquivar la sed de bebidas frescas, invitan a beber infusiones calientes. Todo suma para una buena hidratación, también en invierno.
Hidratarse en días fríos: agua en las cinco comidas
A más ingesta de agua, mejor se diluyen las sales y más fácilmente se eliminan. Esto significa que se retienen menos líquidos, una circunstancia que mejora la circulación sanguínea. Para calcular si la ingesta de agua es la adecuada, hay que sumar seis vasos de agua al día, al margen de la cantidad que se bebe en la comida y en la cena, aunque si cuesta mucho beber agua, esta también cuenta.
También se aconseja tomar medio vaso de agua en ayunas y otro medio vaso justo después de desayunar, para ayudar a despertar el organismo, mientras que un vaso más después de cenar sirve para compensar todas las horas de la noche sin beber.
Lea más: ¿No sabés qué cenar? Seguí el paso a paso de esta sopa francesa de cebollas
Con el agua sucede la paradoja de que, ante la falta de ingesta, se retienen líquidos. Si se respeta la máxima de beber lo suficiente, se evitará tener que recurrir a las hierbas o complementos diuréticos, salvo que se ingieran bajo prescripción facultativa.
Los diuréticos tomados sin rigor estimulan la acción de las hormonas para eliminar líquidos que se acompañan de electrolitos, lo cual puede dar lugar a una descompensación hidroelectrolítica que afecte al funcionamiento normal de órganos vitales, como corazón y riñones.
Las tradicionales sopas, caldos y consomés son preparaciones calientes que conforman al estómago y calman el apetito de una manera eficaz, por lo que es más fácil que tras una buena sopa el comensal tome una ración justa de carne o pescado.
Pero hay que estar alerta con la cantidad de sales que se añaden a los caldos, porque lograremos poca hidratación si se abusa del sodio presente en la sal común y también en las pastillas de caldo que se añaden a una sopa.
Claves para hidratarse bien
1. Beber seis vasos de agua al día sin esperar a tener sed. Tomar medio vaso de agua en ayunas y otro medio vaso justo después de desayunar, para ayudar a despertar el organismo, mientras que un vaso más después de cenar sirve para compensar todas las horas de la noche sin beber.
2. Entrar en calor sin contar calorías, gracias a una taza de té o cualquier otra infusión caliente. Además, son la mejor compañía para un picoteo fuera de hora.
3. En invierno, el inicio perfecto de una comida es una sopa, una crema caliente o un caldo.
Lea más: Entrá en calor con esta potente sopa de ajo castellana
4. Limitar la sal de los caldos, sopas y cremas. También los guisos pueden realizarse bajos en grasa y en sal, con algunas medidas que no atacan al sabor ni alteran la textura y, sin embargo, reducen valor calórico y evitan la retención de líquidos provocada por el abuso de sodio.
5. A pesar de que el frío frena la sensación de sed, todavía más al término de una actividad física, se debe beber la misma cantidad de agua (o de la bebida reconstituyente que sea) que en verano. Aunque el primer sorbo no cause el mismo placer que cuando hace calor, la necesidad es la misma y, si es preciso, hay que obligarse a beber.
6. Acompañar las frutas de invierno con toques de color como gelatinas y jugos de naranja y otros cítricos estimula el paladar y multiplica la hidratación. Beber en cantidad suficiente evita la retención de líquidos y ayuda a la buena circulación de la sangre.