Muchos de los alimentos que consumimos pueden ser el hábitat de una variedad de agentes patógenos, como bacterias, virus u hongos que, de no morir antes de su consumo, alcanzan nuestro organismo y pueden ocasionar diversas enfermedades transmitidas por alimentos, conocidas como ETA.
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¿Qué es la salmonelosis?
La salmonelosis es una de las infecciones alimentarias más conocidas, producida por la bacteria salmonela, que suele estar presente en los intestinos humanos y, también, en los de muchos animales.
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El desarrollo de la enfermedad no siempre es viable; todo dependerá de la cepa con la que nos hemos infectado, así como de la salud del huésped y, sobre todo, de la cantidad de bacterias ingeridas.
Síntomas de la salmonelosis
Los síntomas de la salmonelosis suelen aparecer entre las 12 y 36 horas de la infección e incluyen fiebre alta, vómito y diarrea intensa, así como dolor abdominal y náusea. Resulta fundamental cuidar la hidratación ante una salmonelosis aguda, que desaparece sola al cabo de entre cinco y siete días.
Cómo prevenir la salmonelosis
La bacteria que da origen a la salmonelosis muere con la cocción adecuada, por lo que –para prevenir su desarrollo– siempre se aconseja evitar el consumo de carnes crudas o mal cocidas, leche cruda o lácteos sin pasteurizar, pescados y huevos crudos, entre otros.
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Las frutas y verduras frescas mal lavadas también pueden ser la vía de ingreso de la salmonela.
Asimismo, es necesario el frecuente lavado de manos, para evitar que la bacteria pase de una persona a otra o de nuestras manos a un alimento.
La salmonela se desarrolla muy fácilmente en climas cálidos y húmedos, por lo que se deben mantener en la heladera todos los alimentos y preparaciones.