La goma de mascar tiene una historia que se extiende en muchas civilizaciones de la antigüedad. Desde las primeras gomas de resina o savias vegetales hasta la actualidad, que son sintéticas y se fabrican con una base de plástico neutro, también conocido como el acetato de polivinilo o con goma de xantano.
El primer chicle
Se cree que la evidencia más temprana que tenemos de goma de mascar se remonta al período Neolítico. En el yacimiento arqueológico Monte Verde en Chile (el cual tiene una datación de carbono 14 de más de 14.000 años) se encontraron los primeros “chicles” de la historia, una mezcla de boldo y distintas especies de algas.
Los arqueólogos descubrieron una goma de mascar de 6000 años de antigüedad hecha de alquitrán de corteza de abedul, con huellas dentales, en Finlandia. Se cree que ese alquitrán tiene propiedades antisépticas y otros beneficios medicinales.
Varias culturas antiguas usaban chicle regularmente. Se sabe que los antiguos griegos masticaban mastiche, una goma de mascar hecha de la resina del árbol de la masilla. Los antiguos mayas masticaban chicle, que es la savia de la sapotilla, debido a su sabor dulce y aromático.
Así, la goma de mascar puede remontarse a una variedad de civilizaciones en todo el mundo, incluyendo a los esquimales, chinos e indios del sur de Asia (India, Indonesia, Tailandia).
El chicle moderno
La modernización y comercialización de este producto tuvo lugar, principalmente, en los Estados Unidos. Los nativos americanos masticaban la resina hecha de la savia de los árboles de abeto. En 1848, el estadounidense John B. Curtis se dio cuenta de esta práctica y fabricó y vendió la primera goma de mascar comercial llamada Estado de Maine Pure Spruce Gum.
La historia del chicle moderno empezó cuando el expresidente de México, Antonio López de Santa Anna, fue a vivir a los Estados Unidos. Ahí conoció al fotógrafo e inventor Thomas Adams, a quien le contó el proyecto que tenía entre manos: aprovechar la resina del árbol llamado chicozapote, originario de Yucatán, como sustituto del caucho.
López le vendió una gran cantidad de resina a Thomas Adams, y él intentó fabricar juguetes, llantas, máscaras y botas con este material, pero nunca obtuvo buenos resultados.
Creyendo que el negocio era un fracaso, Antonio López de Santa Ana ya no quiso seguir con el experimento. Fue entonces que Adams se asoció con John Baker Curtis y tuvieron la idea de agregar otros ingredientes a la resina —parafina y saborizantes— para crear una golosina que se pudiera masticar, aunque no comer.
Los primeros chicles se vendieron en cajas de colores y la marca se llamó Adams New York No. 1.
Pasaron algunos años, y en 1871 se le agregaron otros ingredientes al chicle para que se pudieran hacer globos con él. Vendieron esta golosina con el famoso nombre de Chiclets Adams.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados llevaron los chicles a Europa y así se conocieron en todo el mundo.
Hasta hace relativamente poco tiempo, para hacer la goma de mascar —comúnmente conocida como chicle— se utilizaba la savia de un árbol tropical: el chiclero, al cual debe su nombre más popular.
Actualmente es una goma sintética masticable que se fabrica con una base de plástico neutro, también conocido como el acetato de polivinilo, o con xantano (goma xántica), un polisacárido extracelular producido por una bacteria.