Desde comprar regalos hasta organizar reuniones, las responsabilidades pueden ser abrumadoras a medida que se acerca la Nochebuena.
El estrés navideño activa el mismo sistema de respuesta al estrés en nuestro cerebro que enfrentamos ante cualquier otro desafío. Este sistema, conocido como el eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA), es el encargado de liberar hormonas como el cortisol y la adrenalina.
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Estas hormonas preparan al cuerpo para situaciones de “lucha o huida”, incrementando la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Proceso de toma de decisiones
Durante las festividades, el cerebro tiene que manejar múltiples tareas y tomar decisiones en un ambiente a menudo caótico.
El córtex prefrontal, encargado de la planificación y la toma de decisiones, se ve especialmente afectado por el estrés.
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Esto puede causar una toma de decisiones más impulsiva o menos ponderada, ya que nuestro cerebro prioriza el alivio del estrés inmediato sobre las consecuencias a largo plazo.
Además, algunos factores contribuyen al estrés navideño, como las expectativas sociales.
Hay una fuerte inclinación cultural hacia la perfección en estas celebraciones, desde la decoración hasta la comida y los regalos, lo que puede ser una carga emocional significativa.
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Por otorgado están las presiones económicas. La época navideña también viene con su propia carga financiera, causada por el gasto en regalos, viajes y eventos. La carga económica puede ser un factor importante de estrés que se suma al ya sobrecargado sistema emocional durante este periodo.
Estrategias para manejar el estrés navideño
La organización y planificación anticipada pueden reducir significativamente los niveles de estrés. Establecer un presupuesto, crear listas de tareas y delegar responsabilidades en reuniones familiares son estrategias prácticas para evitar sentirse abrumado.
Además, incorporar técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda, puede ayudar a gestionar la liberación de hormonas del estrés. Estas prácticas permiten que el cerebro vuelva a un estado de calma, facilitando una mejor gestión de las tareas presentes.
No menos importante es adoptar una visión más realista sobre las expectativas navideñas, lo que puede aligerar la carga emocional. Permitirse cierta flexibilidad y recordar que la perfección no es lo esencial, sino el disfrute de la compañía y el espíritu festivo, puede transformar la experiencia navideña en una más positiva y gratificante.