El término “abraza-árboles” se remonta a la década de 1970, cuando activistas ecológicos en India usaban literalmente sus cuerpos para proteger los árboles de la tala, iniciando lo que se conoció como el movimiento Chipko.
Desde entonces, el acto ha evolucionado para representar no solo una protesta ecológica, sino también una conexión personal y meditativa con la naturaleza.
Beneficios científicos del contacto con los árboles
1. Reducción del Estrés
Estudios han demostrado que pasar tiempo en la naturaleza, un concepto popularmente conocido como “baños de bosque” o shinrin-yoku en Japón, puede disminuir significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Abrazar árboles, como parte de esta interacción con la naturaleza, puede contribuir a esta reducción del estrés, promoviendo una sensación de calma y relajación.
2. Estimulación del Sistema Inmunológico
Se ha documentado que las fitoncidas, compuestos bioactivos liberados por árboles y plantas, tienen efectos positivos sobre el sistema inmunológico humano. Al respirar estos compuestos mientras se está en contacto cercano con los árboles, como al abrazarlos, se puede potenciar la actividad de las células asesinas naturales, las cuales son cruciales para la defensa del cuerpo contra virus y tumores.
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3. Mejora del Estado de Ánimo
El entorno natural y su interacción social ofrecen beneficios psicológicos que no siempre se obtienen en ambientes urbanos. Abrazar árboles puede despertar emociones positivas, elevar el ánimo y disminuir los sentimientos de ansiedad y depresión. La conexión física con la naturaleza puede generar una sensación de pertenencia y orientación, enriqueciendo la calidad de vida.
4. Promoción de la Atención Plena y la Meditación
La práctica de abrazar árboles puede servir como una forma de meditación activa. La atención plena, o mindfulness, se ve favorecida por el contacto consciente y atento con el entorno natural. Este tipo de actividad promueve el enfoque en el momento presente, ayudando a liberar la mente de distracciones y preocupaciones.
Consideraciones fisiológicas
El contacto físico con un árbol puede estimular varios sentidos al mismo tiempo: el tacto de la corteza, el aroma del follaje, el sonido de las hojas y hasta la visión del color verde, una combinación que puede ser especialmente regenerativa para el cuerpo y la mente.
Aunque abrazar árboles todavía se puede ver como una práctica peculiar en algunas culturas, los beneficios potenciados por la conexión con la naturaleza están respaldados por investigaciones crecientes. Como con cualquier práctica, los resultados pueden variar según la persona, pero los potenciales beneficios para la salud emocional y física sugieren que bien puede valer la pena explorar esta conexión natural más a fondo. Los árboles no solo son vitales para el ecosistema, sino también pueden ser un recurso invaluable para la salud individual y la paz personal.