¿Ser ama de casa es una esclavitud –abiertamente- solapada?- “Si nos remontamos a épocas pasada, atender todos los asuntos de la casa era considerado un privilegio, porque una mujer casada se sentía socialmente realizada y aceptada cuando se casaba, tenía hijos y se encargaba de que en su hogar todo esté limpio, listo y en orden.
En la actualidad y con los avances tecnológicos, las máquinas, ha cambiado mucho el manejo de la casa, incluso hay una tendencia al minimalismo, no hay mucho tiempo para dedicar al orden y limpieza diarios”, dice la Lic en psicología. María Luisa Meyer
-Muchas hoy se avergüenzan de decir “soy ama de casa”, ¿lo sienten como un fracaso existencial?
Con la Revolución Industrial la mujer sale a trabajar, recibe un sueldo por ello, pero el costo es dejar unas horas su hogar, recurriendo a contratar a persona que se encargue del trabajo que ella hacía. Ahí se instala un cambio jerárquico en la estructura familiar, asumir el nuevo rol les da un nivel socioeconómico y reconocimiento ante el gran desafío.
Por tanto, quien no accede porque no quiere, no le permiten o no consigue trabajo fuera de la casa es interpretado como un fracaso.
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-Por otro lado, existen mujeres que mantienen sus ideas con orgullo: “Yo siempre fui ama de casa, elegí educar a mis hijos y atender a mi marido”
Esta posición está relacionada a los valores que pone esa mujer para el cuidado de su familia, la cual es prioridad por elección. En relación costo-beneficio, es mayor el beneficio que recibe al dedicar todo su tiempo a la familia y a la casa, comparado a dejarlos. En un balance le genera satisfacción personal.
-En nuestra cultura, mayormente la mamá es el ama de casa u otra mujer.
Han cambiado mucho los tiempos, las creencias, las costumbres. Pero si en verdad hay que hacerse cargo y ocupar ese lugar, en un alto porcentaje, sigue siendo una mujer que delega, porque estar a cargo de todo es casi imposible y desgasta muchísimo.
-¿Por qué no hemos aprendido a compartir las tareas del hogar? Hay una resistencia muy grande a querer asumir nuestra parte.
Compartir las tareas del hogar requiere de una constancia y una organización en la cual cada uno de los miembros debe tener claridad en cuanto a cuál es su responsabilidad.
Se inicia desde el buen ejemplo, desde pequeños enseñar a ayudar a los hijos y luego, cuando están más grandecitos, ir repartiendo labores y, sobre todo, ser constantes hasta que esto se convierta en una rutina que no necesite de plagueos o amenazas.
-Actualmente, por muchos factores como la falta de trabajo, hay hombres que asumen el trabajo de la casa, y caen en los mismos reclamos que las mujeres: “Nadie te reconoce lo que hacés, solo ven lo que no pudiste hacer”, “creen que uno tiene que hacerlo todo”, “me siento incomprendido”.
La distribución de las tareas del hogar es totalmente cultural, cada región del mundo tiene una concepción sobre el rol masculino y el femenino. Para los latinos, hace unas décadas era impensable que el hombre realice las tareas de la casa y que la aportante monetaria sea la mujer.
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A diferencia de un trabajo remunerado que tiene establecidos días, carga horaria, descansos, obligaciones y derechos, no sucede lo mismo con las tareas del hogar que abarcan 24/7, es además una tarea automatizada, rutinaria, tengas ganas o no hay que hacerla o se acumula más trabajo, el desorden crece, generando un gran estrés.
Hombre o mujer no se sienten felices porque el trabajo exige demasiado y no se valora. Esto se debe hablar y entre todos buscar una solución para que en el futuro no se convierta en un motivo de ruptura de pareja.
<b>Cómo mejorar y compartir el trabajo de la casa</b>
“Para buscar un equilibrio, hay que llegar a acuerdos, que deben ser revisados cada cierto tiempo, según necesidades y prioridades. Las reuniones familiares son necesarias, cada uno con papel en mano para organizar sus quehaceres. No hay edad, los pequeños pueden guardar sus juguetes, su ropa. Una vez terminada la lista de obligaciones, cada uno pega ese papel en un lugar donde lo pueda ver como recordatorio.
Los adultos tienen que, además de dar el buen ejemplo, observar que cada responsabilidad sea cumplida. Si ven que algo no funciona, sentarse con esa persona y buscar opciones, posibles soluciones.
-Muchas familias que pueden pagar a una empleada y entonces el problema se soluciona, pero no es la mayoría. Idealmente no deberíamos necesitar empleada si nos organizamos.
Poder contratar a alguien que se encargue de un parte de la limpieza y el orden de la casa, es de gran ayuda.
No todos nacimos para lo mismo, si ayudás económicamente a esa persona con un trabajo remunerado le permitirá a su vez pagarse sus estudios o llevar una vida digna; yo no lo veo como un problema y sí como una solución en la que todos salen ganando. Por supuesto, hacerlo con mucho respeto, sin sobrecargar trabajo, sin maltratos y mucho menos discriminación.
-¿Qué deberían plantearse las amas de casa que, debido a los años y el trabajo en la casa, llegan a cierta edad con muy baja autoestima, estrés, desilusión?
Como todo en la vida tiene un límite, cuando llega a cierta etapa de su vida en que se siente que ya han cumplido su labor, cae en la cuenta de que no se ha preparado con antelación. En generaciones pasadas, la sumisión era un valor muy bien aceptado.
Nunca la humanidad ha acelerado tanto los cambios como en estas últimas décadas, y junto con ello los días, los años pasan rápido, los hijos crecen y se van y ahí queda un nido vacío que para los padres se convierte en un vacío existencial si es que no se prepararon para esa etapa.
Es el momento para uno mismo, ahí pueden participar de cursos para desarrollar nuevas habilidades, salir, pasear, hacer actividades físicas, manejar su tiempo según su voluntad y posibilidad. Empieza una nueva vida y es tan maravillosa como todo lo anterior.
-Con tantos avances, ¿qué futuro tendrá ser ama de casa? En otros países muchas parejas viven prácticamente fuera de su casa, en actividades sociales, trabajo, viajes, etc. Y también el avance tecnológico, incluyendo robots para el servicio de la casa. Pero aquí nuestra realidad es otra.
Así como era impensable que el Covid llegara desde China, pasará con las nuevas tecnologías, pues si uno mira, hay oportunidades para todos los bolsillos. Nuestra realidad también cambiará como en todo el mundo. Ya no estamos en una era de carrera de resistencia, ni sobrevivencia del más fuerte, sino del más hábil para adaptarse a los cambios.
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<b>Las tareas diarias asumidas y compartidas nos hacen fuertes y sanos</b>
“Los cambios son parte de la vida y queramos o no todos somos parte de ellos. Todo lo que ocurre en la familia nos influye”
“Es un trabajo inmenso formar una familia, en el sentido de crecimiento. Debemos tener muy claros los valores que serán el cimiento del hogar, nos llevará años, paciencia, tolerancia, incluso peleas, rabietas, pero el ver que todos colaboran en las tareas diarias, hace que todos sientan que pertenecen a ese lugar y les da tanto identidad como una autoestima sana al sentirse útiles”