Una nota del diario “El País” de España resalta que actualmente muchos jóvenes buscan alternativas de ocio que prescinda del consumo de alcohol. La tendencia hacia una menor ingesta de bebidas alcohólicas no es exclusiva de este grupo, sino que es reflejada ampliamente entre los más jóvenes.
Estudios como el realizado por Statista en Estados Unidos, con una muestra de 10.000 ciudadanos de entre 18 y 64 años, ponen en evidencia que la Generación Z es la generación más sobria registrada. Por otro lado, datos internacionales del HBSC, con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud, indican que solo el 8% de los adolescentes consume alcohol semanalmente, un dato notablemente inferior al de años anteriores, como en 2006.
Iniciativas como “Dry January” (Enero Seco), originada en el Reino Unido en 2013, fomentan la abstinencia alcohólica durante el primer mes del año. Esta tendencia también ha impactado en España, un país con alta frecuencia de consumo de alcohol y donde la abstención puede generar cierto estigma social.
El efecto de períodos de abstinencia incluso breves sobre la salud es reconocido por expertos como el doctor Jon Díez Alcántar. Aun así, un artículo en la revista Nature avisa de los riesgos que la abstinencia puede conllevar para bebedores crónicos y señala que descansos cortos no necesariamente contrarrestan los efectos a largo plazo del consumo excesivo.
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Sobriedad con prácticas saludables
Por otra parte, cada día crece el número de figuras públicas que narran cómo la inclusión de prácticas saludables, como el crossfit, spinning, natación, y otros deportes, les ha motivado a modificar su estilo de vida, priorizando el bienestar físico en lugar de la continuidad en el patrón de fiestas y consumo alcohólico.
La reflexión sobre el papel del alcohol en la socialización ha llevado a algunos a proponer la práctica del ‘mindful drinking’ (beber conscientemente). Esta tendencia incita a ser consciente de los efectos del alcohol y buscar un equilibrio, más allá del hábito o la presión social.
De igual forma, hay quienes consideran que el disfrute moderado del alcohol no desmerece frente a la idea de una vida plena y equilibrada, reflejando una postura que se aleja tanto de la abstinencia total como del consumo inmoderado.
El interés por una vida menos centrada en el consumo alcohólico entre los jóvenes, aunque podría interpretarse como un signo de madurez, también podría representar el inicio de una nueva etapa de vida que conjuga la diversión con la responsabilidad personal y la salud.