“Una de ellas es tomar como referencia las índoles y los grados de apego en juego y otra la incidencia del conflicto entre la cultura tradicional y la contemporánea que se da actualmente. El apego es una dimensión afectiva de la interacción entre las personas. Al nacer tenemos inevitablemente una necesidad absoluta de apego hacia la madre para poder sobrevivir”, señala el licenciado Osmar Sostoa, psicoanalista.
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“Lo que así comienza como un instinto, pronto se vuelve en amor a la madre. Marcados por estas primeras experiencias, positivas o negativas, podemos desarrollar un carácter con mayor o menor propensión al apego adhesivo o equilibrado o distante, o de otros tipos. Por lo tanto, eso llevamos como contribución o problema a una relación de pareja”.
Hoy nos lleva a lidiar con la cultura vigente
“Hoy en día no es unilateralmente tradicional o moderna, en la dinámica de la globalización sociocultural. En el Paraguay estamos viviendo una prolongada transición cultural, de más de 30 años, que genera muchos conflictos emocionales y de valores en las personas, sobre todo en los más jóvenes. Es común escuchar en la terapia, por un lado: “estoy en una relación de pareja abierta, pero no puedo superar los celos”; por otro lado, “me cuesta mantener la fidelidad, hay tantas tentaciones en las redes”.
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Manifiesta el psicoanalista que “En ambos casos, afloran las inseguridades personales, consecuencias de dramas pasados no resueltos. Como la vida actual está llena de incertidumbres, quien tiene una base inestable en su sentimiento de sí mismo, es propenso a desorientarse y abatirse. Por lo tanto, las emergentes crisis de pareja se vuelven complejas y de resolución incierta, atendiendo a los procesos cambiantes y acelerados de valores, culturas y costumbres, ya sea para bien ya sea para mal”.