Minimalismo, vivir feliz con pocas posesiones

Un estilo minimalista implica una forma de vida que se concentra en lo esencial. Es decir, en pocas posesiones. Y eso de forma voluntaria. “La tendencia al mobiliario y la decoración minimalista surgió a fines de los 90 como movimiento contrario a la opulencia”, dice Oona Horx Strathern, del Instituto del Futuro de Alemania.

Las plantas son una decoración con una función, mejoran el clima interior.Zacharie Scheurer
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La pandemia reforzó el interés de muchos en este estilo. “Cuanto más tiempo pasábamos con nuestros muebles, más pensábamos en si realmente los necesitábamos”, señala la investigadora de tendencias.

Una habitación minimalista es ordenada, funcional y reducida a lo esencial. Pero, por supuesto, puede estar decorada.

El proceso de depuración de nuestros hogares, como Horx Strathern llama a este tiempo, se mantiene hasta hoy.

La razón: “Ahorra espacio y permite tener una mejor visión general”, dice Anne Weiss, quien escribió un libro sobre su “vida en tres cajas”.

Este estilo de vida muchas veces comienza con tirar cosas viejas. Así uno sabe lo que tiene y evita compras dobles, destaca Weiss. “El minimalismo insta a cuestionar una y otra vez el propio consumo”.

Minimalismo centrado en las cosas importantes

El minimalismo también puede centrarse en las cosas importantes de la vida, por ejemplo, las relaciones sociales, la salud o la creatividad.

“Con menos cachivaches en mi vivienda me siento más tranquila y equilibrada”, dice Weiss. Y es que las cosas distraen. Y menos objetos en el entorno directo ayudan a concentrarse mejor.

¿Pero dónde comenzar a deshacerse de cosas viejas y a tener un mobiliario menos opulento? Estos son algunos consejos profesionales para una vida minimalista:

Minimalismo: menos es más y más sustentable

Una vivienda minimalista está ordenada, es funcional y se reduce a lo necesario. “Es importante preguntarse: ¿cuáles son mis necesidades, qué necesito regularmente?”, dice Weiss. Por lo tanto, con cada objeto hay que cuestionar su función y su utilidad.

Lo superfluo se elimina, de manera que la cantidad de objetos se reduzca. Esto no debería hacerse de manera radical, recomienda Weiss. Es decisivo el propio gusto, los valores o la sensación de confort.

Conservar muebles y decoración con función

Una vivienda minimalista requiere de muebles que sean funcionales y multifacéticos, es decir, que cumplan con dos o más funciones.

“Por ejemplo, una cama que también es un sofá, un canasto para la ropa sucia que también puede servir de banquito”, enumera Weiss. “Un estante de cocina que oculta una mesa extraíble, o banquitos que una vez superpuestos ofician de mesita para apoyar cosas”.

En muebles que ofrecen espacio de almacenamiento además se puede ocultar el desorden.

Conviene quedarse con muebles algo más pequeños. En vez del módulo que ocupa toda la pared en el salón, basta una cómoda o una estantería, que a su vez sirve para dividir el espacio.

Modificar y cambiar

Quien necesite un cambio de tanto en tanto también puede primero modificar lo que ya tiene. Eso tiene un efecto positivo sobre el bienestar.

Horx Strathern suele cambiar regularmente de lugar sus muebles. “Entonces de inmediato tengo otro look y no es necesario que compre nada”.

Hay que terminar con un lugar común: no es que los minimalistas no posean nada. Tampoco que sus ambientes estén pelados. Algo de decoración puede haber, si tiene una función.

“Para dar vida a los ambientes, las plantas son una buena idea, incluso las grandes: al mismo tiempo mejoran el clima en ese ambiente”, señala Weiss. También las fotos contribuyen al bienestar: de amigos, familiares o la adorada mascota.

Su consejo: “Para que se vean de manera clara y ordenada, agrupo las fotos, utilizo marcos similares o las cuelgo de una cuerda con pinzas”. Así, las fotos se ven como un elemento y no como una mescolanza.

Comprar solo cosas que permanecerán

También un minimalista puede llegar a la conclusión de que debe sustituir un mueble o comprar uno nuevo. Claro que “nuestro minimalismo actual está marcado por nuestra consciencia ecológica”, dice Horx Strathern.

“Se compran menos muebles, pero mejores y que duren más tiempo”.

Eso significa que “las personas prefieren invertir en una pieza clásica, que los acompañe durante mucho tiempo, que en muebles de usar y tirar”.

Eso modifica nuestra sensación de estatus. “Uno muestra cosas que realmente son sustentables. O cosas con las que expresa su propia personalidad”, dice Horx Strathern.

La investigadora de tendencias llama “vivir autobiográficamente” a cuando las personas expresan su identidad en su estilo de vivienda.

En vez de tener un look unitario con muebles de proveedores masivos se arma la casa con piezas del mercado de pulgas o muebles heredados de los abuelos. O uno mismo hace sus muebles.

Formas definidas y colores claros

El minimalismo también tiene un componente estético. Muchos de los seguidores de este estilo de decoración prefieren las líneas rectas y las formas definidas en vez de las florituras, para generar una atmósfera tranquila. Así como, por ejemplo, lo establece el estilo Bauhaus.

“Para lograr líneas definidas, puede servir establecer un tono de base y sumarle colores de su gama”, dice Weiss.

Azul y verde, por ejemplo, son complementados con verde lima y turquesa o cobalto. Por lo demás, solo negro y blanco. El ambiente se ve entonces “más armónico, simplemente más ordenado”, subraya Weiss.

Una alternativa son los tonos grises, así como los colores que se referencian en materiales naturales como madera, piedra o lino. Los acentos coloridos se ponen allí donde tienen un significado. Dirigen la imagen general.

Otro consejo de Weiss es reunir las cosas cuyo aspecto y función vayan bien juntos. “Por ejemplo, si consigo un monitor usado intento que tenga el mismo color que mi computadora”, menciona.

¿Minimalismo para todos?

“Vivir de manera minimalista no es para todos”, dice Weiss. “Esa apariencia de que todo está limpio y ordenado no es realista para una familia con niños pequeños”.

Pero también para ellos hay consejos, por ejemplo, colocar los juguetes favoritos en una repisa a la altura de la vista de los niños y guardar otros en cajones o cajas, para que la habitación se vea ordenada.

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