Curiosidad sí, rutina no: lo que mantiene al cerebro entrenado

Ejercicios para fortelecer los músculos se pueden encontrar con facilidad, ya sean flexiones o movimientos con mancuernas. Pero si se quiere entrenar el cerebro, es un poco más complicado.

Para entrenar memoria y atención puede ser útil jugar al memory, leer textos puestos de cabeza o resolver palabras cruzadas.Christin Klose
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“No entendemos realmente bien qué sucede en el cerebro cuando entrenamos una determinada actividad cerebral”, dice el profesor Emrah Düzel, director del Instituto de Neurología Cognitiva e Investigación sobre Demencia. “Básicamente, no sabemos siquiera dónde se llevan a cabo los procesos”, señala.

Lo que sí suele funcionar, destaca Düzel, es entrenar una habilidad determinada como, por ejemplo, recordar números de teléfono. Pero aún no está muy claro cómo afecta esto a otros procesos o partes del cerebro. Por eso, la investigación se ha propuesto averiguar cómo se podría entrenar el rendimiento cerebral en general.

Si bien la ciencia aún tiene muchas preguntas abiertas, en el mercado hay varios programas de entrenamiento para el cerebro, algunos con grandes promesas. El neurólogo Düzel se muestra, sin embargo, escéptico al respecto.

El especialista cree que no hay nada malo en estimular el cerebro. Puede ser útil tras un derrame cerebral, para los problemas de concentración tras la anestesia, pero también simplemente en la vida cotidiana.

Y no hace falta que sea complicado. Hace 150 años, relata, un médico estadounidense encomendó una tarea a un político con problemas de memoria. El ejercicio era decirle a su mujer cada noche con quién se había encontrado durante el día.

“El hombre lo hizo durante varios años”, dice Düzel, quien asegura que, como resultado, esto le ayudó a recordar mejor.

Hay varias discusiones de por qué ocurrió eso. “O bien su memoria había mejorado”, dice Düzel, “o bien había desarrollado con el tiempo estrategias para concentrarse en determinados contenidos, y así percibía y almacenaba mejor la información”. Al final, sin embargo, el neurólogo admite que esto no importa mientras sirva de algo.

“Se puede entrenar la memoria a corto plazo, pero no la memoria a largo plazo”, afirma el psicólogo Peter Sturm, uno de los fundadores de la Sociedad para el Entrenamiento Cerebral en Alemania y responsable de la formación y el perfeccionamiento de entrenadores.

Para Sturm, sin embargo, el entrenamiento cerebral va más allá de los puros ejercicios de memoria, como recordar números de teléfono.

“El entrenamiento cerebral moderno aumenta y estabiliza las funciones básicas de la capacidad de rendimiento mental”, afirma. “Ése es el efecto a largo plazo; a corto plazo, el entrenamiento nos hace más rápidos y despiertos”, detalla.

Al menos hasta los 80 u 85 años, según lo demuestran los estudios, afirma. La demencia no se detiene con el entrenamiento cerebral, pero las estructuras que quedan en el cerebro se fortalecen, precisa.

¿Y cómo funciona exactamente? “Todo lo que es nuevo despierta el cerebro”, dice el psicólogo. “Puedes hacer cosas que haces en la vida cotidiana de forma un poco diferente”, propone.

Por ejemplo, se puede probar leer un texto sosteniéndolo boca abajo, o repasar un puñado de líneas buscando cuántas veces la letra “n” sigue a una “e”. También se puede bajar el volumen de la radio e intentar entender lo que se dice.

“Al cerebro no le gusta la rutina”, dice Sturm. Explorar nuevos caminos es un desafío, incluso literalmente en una ciudad extranjera o en un paseo por el bosque.

Y de todos modos, el movimiento parece ser esencial para el cerebro. “El esfuerzo físico combinado con la novedad de algo es un estímulo importante”, indica el neurólogo Düzel.

Pero la constancia también es importante. “Al igual que con el deporte, no sirve de nada entrenar en el gimnasio durante diez días cinco horas cada vez”, sostiene Düzel. “El cuerpo necesita fases de recuperación y el cerebro también”, explica. Sin embargo, se sabe poco sobre la duración del procesamiento y la reorganización en el cerebro.

“Quien es curioso, básicamente no necesita entrenamiento cerebral”, dice Sturm. “El entrenamiento cerebral es una ayuda si no tienes suficientes retos en la vida diaria”, explica.

Esto puede afectar, por ejemplo, a las personas que tienen que ir a rehabilitación durante un largo periodo de tiempo o a personas mayores que ya no tienen tanta movilidad. El psicólogo también forma al personal de clínicas de rehabilitación y residencias de adultos mayores.

Los ejercicios con una hoja grande de papel y un bolígrafo son buenos para las personas mayores. “El mero hecho de escribir estimula el flujo sanguíneo al cerebro”, subraya Sturm.

Un ejemplo es repartir muchas letras en una hoja y tacharlas por orden alfabético. Se comienza con estos ejercicios muy sencillos y luego se puede ir aumentando el nivel de dificultad, como trazar de memoria un dibujo sencillo.

“La diversión viene con la práctica”, afirma Sturm, quien promueve también el juego conjunto, que puede comenzar con algo tan sencillo como un juego de memoria.

“El contacto mutuo también activa el cerebro”, subraya. En última instancia, una conversación interesante es el mejor entrenamiento cerebral. “Se escucha y se reacciona a lo que se dice. Eso requiere creatividad, flexibilidad, memorización”, dice el psicólogo.

“Y eso también se puede hacer con personas muy limitadas. En esos casos solo se hacen preguntas a las que pueden responder con un sí o un no”, explica.

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