“Cuando hablamos de Salud Mental, el miedo a la soledad no constituye en sí mismo un trastorno, pero es un factor que incide de manera determinante en diversos padecimientos, entre ellas, la angustia y la depresión, pues afecta y limita la autonomía de las mujeres impidiendo que sean dueñas de su propia vida”, refiere Angélica Roa, que trabaja el tema de violencia hacia las mujeres.
Lea más: Si estás triste, ¡Salí a caminar!
Agrega que este “miedo” las expone a crear relaciones de apego, de dependencia emocional porque desde muy pequeñas y toda la vida a las mujeres se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa.
“El miedo a quedarse sola, no tener una pareja o hijos, es un malestar provocado por la idea que tiene de sí misma de no contar con la capacidad de mantener relaciones afectivas significativas”, subraya.
Es un gran impedimento en la construcción de la autoestima, alrededor de la cual hay toda clase de mitos que la conducen a aceptar situaciones de maltrato y violencia que, en otro caso, no permitiría” explica Angélica Roa, feminista y psicóloga clínica.
Diferencia entre soledad y desolación
Angélica Roa comenta que en los círculos de mujeres analizamos la diferencia entre soledad y desolación. “Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas”.
“Y el mito que la sostiene es la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación. Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona”, explica.
“Sí definimos la soledad, como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas, la soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental”, remarca la psicóloga.
Se trata más bien de pensar «aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué» que son preguntas vitales de la existencia y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad” señala por otra parte.
Lea más: Aprender hablar de las emociones
Construcción de la autonomía
Angélica Roa, feminista y psicóloga clínica señala que en la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros.
“Por eso diferencio entre “estar sola” y “sentirse sola”. Un sentimiento se define como la autopercepción que la mente hace de unas determinadas emociones o de un determinado estado emocional. Si, por ejemplo, percibimos la soledad asociada a emociones como la tristeza, la viviremos como un sentimiento negativo. Si la asociamos a un estado emocional de relajación, la viviremos como un sentimiento positivo”, puntualiza.
Lea más: ¿Cómo podemos las mujeres transitar la edad adulta con la suficiente autonomía?
“El mito del amor romántico se ha encargado de colocar en el centro de nuestras vidas el amor de la pareja, que es muy importante, pero la justa medida es saber que las relaciones de pareja son una pieza más de la red afectiva, nunca pueden ser el centro de ella. En la vida diaria estamos rodeadas de gente amorosa, los amores románticos van y vienen, los demás amores siempre permanecen y nunca tendrás miedo a estar sola, podrás disfrutar de tu soledad sabiéndote querida por tanta gente” recalca Angélica Roa.