“Cuando la ignorancia y los prejuicios reinan en la sociedad, puede pasar lo que le paso a esta mujer de 40 años”, nos comenta la psicóloga clínica Nair Martínez del Hospital de Clínicas. Y habla de un caso reciente de discriminación.
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Miriam fue diagnosticada con VIH decidió confesarle a su amiga Lourdes luego de mucho tiempo, cuando le contó esta se angustio mucho y le contó a su marido Ricardo, este se escandalizo, tanto es así que previo a esto, también Miriam le había comentado a Lourdes que estuvo con un amigo de la pareja Edgar.
Cuando Ricardo se enteró de las dos cosas corrió a contarle a su amigo Edgar para advertirle de la condición de Miriam, le dijo que tenga cuidado con ella porque tiene VIH. Edgar se asustó y no quiso saber más nada de Miriam.
“Los sentimientos mas allá del cuadro específico que presento con el ataque de pánico, fue tristeza, vergüenza, soledad, desesperanza que llevan a un estado de ánimo depresivo”, explica la psicóloga Nair Martínez.
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Temor, ignorancia o desinformación
“Porque se piensa que este virus puede transmitirse por la saliva, por estar cerca de la persona, por tocar los mismos utensilios, abrazar o besar y esto genera mucho miedo y da pie al rechazo y la discriminación. A parte de eso también existe el prejuicio de este virus solo pertenece a un grupo específico de personas. Otorgándole a la imagen de los portadores de VIH un montón de connotaciones”, dice Nair Martínez.
“Una persona con tratamiento antirretroviral con carga viral indetectable no trasmite el virus. Puede tener un pronóstico de vida prolongado, puede tener una vida normal, tener pareja, hijos, trabajar”.
La profesional señala que este virus se transmite solo por tres vías por relaciones sexuales (personas que desconocen que tiene el virus o personas sin adherencia al tratamiento), por transfusiones sanguíneas, y de madre a hijo (sin cumplir el protocolo para la no infección).
“Es un tema de salud pública que la sociedad debería aceptar para no excluir a las personas con esta condición, permitiéndoles gozar de una vida libre, autentica e inclusiva”.
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Miriam confirmo lo que temía al contar su condición, el rechazo y escandalización. “Se sintió violentada en su intimidad, juzgada y discriminada. Y esto afecto su salud mental con ataque de pánico, ansiedad y depresión. Las personas con esta condición de por si tienen que enfrentar el diagnostico, aprender a vivir con él, la soledad y aislamiento por miedo al rechazo”, manifiesta la psicóloga.
Además resalta que se cuenta con una Ley N° 3940, que establece derechos, obligaciones y medidas preventivas con relación a los efectos producidos por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida), que ampara la confidencialidad de la información de la condición de la persona con VIH que se le puede demandar a toda persona que divulgue la condición.