Se trata de una práctica masiva que la sociedad comienza a normalizar, a pesar de ser errónea, nociva e inadecuada, según explica el psicólogo y docente Richard Salerno.
El phubbing se da cuando una persona ignora a otra que le está hablando para mirar el celular, ya sea para contestar mensajes, chequear las redes sociales o simplemente dar una mirada general a las novedades de su smartphone.
“Los estímulos que vienen de un smartphone son muy adictivos y muchos no pueden controlar. Una persona que tenga acceso a un smartphone a temprana edad y comienza a estar en permanente contacto con redes sociales, por ejemplo, comienza a segregar mucha serotonina, el cerebro asocia con el aparato celular, volviéndose una adicción a las señales que de él provienen”.
De esta manera, se va perdiendo la comunicación directa que proviene de los seres humanos, cuando se encuentran cara a cara, como las miradas, los gestos, la atención en una conversación.
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El cerebro asocia y condiciona el atender de manera inmediata el sonido o la vibración que proviene del aparato, ignorando todo lo que sucede alrededor. “El cerebro es incapaz de posponer el revisar el mensaje que llegó”.
Salerno agregó que este comportamiento se va aceptando y hasta se vuelve normal, por lo que se puede ver este fenómeno en acontecimiento sociales, en relaciones de padres e hijos; en relaciones de maestros y alumnos y hasta de parejas, que si se encuentran en medio de una crisis “esto lo puede empeorar”.
Con el phubbing, se pierden espacios de comunicación, de información, de relacionamiento, se ignora la presencia de la otra persona, las emociones y hasta los sentimientos.
El profesional explica que esta situación genera sentimientos de insatisfacción en “la víctima” que se siente ignorada por la otra persona y que agudizan situaciones de crisis.
“No se trata de demonizar los smartphone”
Para Richard lo principal es aprender a utilizar la tecnología de manera adecuada.
No se trata de una acción consiente, ya que está condicionada por los estímulos adictivos que se profundizan con el tiempo.
“El chico no puede controlarse, por eso requiere la revisión constante y el acompañamiento”.
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Establecer pautas de comportamientos
- En clases: docentes y alumnos deben guardar el celular, a no ser que sea indispensable para el desarrollo de la clase.
- A la hora de comer: el smartphone debe estar fuera de la mesa.
- Reunión social: mantener el aparato en la cartera o fuera del alcance de las manos.
Con las pautas de comportamiento se envía un mensaje a las demás personas que sienten que se logrará una conversación franca, amena y de atención plena.
Tanto padres como docentes requieren incentivar y dar el ejemplo para una buena educación de la digitalidad.