El contenido de los perfumes no debería quedar expuesto ni a la luz, ni a altas temperaturas, ni a rayos UV. Esos factores llevan a que la fragancia pierda intensidad o a que el perfume incluso se estropee por completo.
Un perfume abierto suele tener una duración de al menos seis meses, si bien por lo general duran más. Lo mejor es conservarlo en un sitio oscuro y a una temperatura ambiente normal, como máximo.
El método para notar si se ha echado a perder es observar si el líquido ha cambiado mucho de color o se ha vuelto más espeso.
Otra señal de que ha llegado al final de su vida útil es si la tapa está dura o si la fragancia se percibe algo más ácida o resinosa. En esos casos, más vale deshacerse del producto.