La Organización Mundial de la Salud (OMS) define enfermedad diarreica aguda (EDA) cuando se presentan tres o más deposiciones en un período de 24 horas o con una frecuencia mayor que la normal para la persona, cuando hay disminución de la consistencia habitual de las heces y cuando el cuadro dura menos de 14 días.
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La EDA generalmente es infecciosa y puede estar dada por diversos organismos, siendo los virus el principal de todos señalan el Dr. Carlos Raúl Santa María y la licenciada en nutrición Cristina B. Ciresa Peris.
Aparece a cualquier edad de la vida, pero los lactantes y niños menores de cinco años son los más propensos a desarrollar la enfermedad y a presentar complicaciones como deshidratación (considerada la amenaza más grave) y en el peor de los casos, la muerte, especialmente en comunidades donde la pobreza, los bajos niveles educativos, la ausencia de servicios básicos y los hábitos higiénicos deficientes, son desfavorables, como ocurre en la población indígena.
Los profesionales de la medicina y nutrición, aseguran que pese a ser una enfermedad prevenible y tratable, es la segunda mayor causa de muerte y una de las principales causas de malnutrición en niños menores de cinco años, generalmente en países en desarrollo como el nuestro.
Tratamiento
Con cada episodio de diarrea, no solo se pierden agua y electrolitos (responsables de mantener equilibrado nuestro interior) sino también nutrientes necesarios para el crecimiento.
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Para prevenir las EDA debemos, asegurar el acceso a agua potable (no solo para consumo, sino también para la elaboración de las comidas), contar con buenos sistemas de saneamiento e insistir en el lavado continuo de las manos con jabón por al menos 4 minutos para que este haga efecto.
“Generalmente el tratamiento consiste en una dieta liviana por al menos 3 a 5 días” indica la licenciada Ciresa Peris.
La nutricionista señala además que se debe asegurar la ingesta de líquidos consistente en agua y dependiendo de la gravedad, sueros de rehidratación, incorporar, en algunos casos, reconstituyentes de la flora intestinal, a fin de fortalecer y reestablecer el equilibrio natural del cuerpo y con ello, ir disminuyendo los síntomas propios de las diarreas.
¿Cómo alimentarnos ante diarreas agudas?
Dado el número creciente de casos, es importante saber qué hacer cuando se presentan las diarreas.
El Dr. Santa María menciona que primeramente se debe acudir al médico para recibir orientación sobre cómo alimentarse, y con ello, reducir el riesgo de complicaciones.
“Lo primero que sucede en las diarreas es la pérdida excesiva de líquidos y electrolitos por lo cual es necesaria la rehidratación para mantener el equilibrio interno del cuerpo, acompañado de un cambio temporal de la alimentación habitual para contribuir a detener las deposiciones” manifestó.
La primera opción es la vía oral, siempre que sea posible, pudiendo ingerir líquidos comerciales (suero de rehidratración) o caseros.
Preparación de Sueros Caseros
* En 1L de agua hervida o mineral; 3,5 gramos de sal, 27 gramos de azúcar, 2,5 gramos de bicarbonato de sodio y 1,5 gramos de cloruro de potasio.
* En 1L de agua hervida o mineral; 1 cuchara sopera de azúcar, 1 cucharadita de sal, jugo de un limón y una pisca de bicarbonato de sodio.
Las bebidas para deportistas NO son las indicadas, ya que son hipertónicas, energéticas y contiene mucha azúcar, pudiendo empeorar la diarrea en vez de detenerla.
Con respecto a la alimentación, podemos dividir en dos etapas:
1. Etapa de Dieta líquida: en las primeras 24 horas se recomienda una dieta líquida, tales como:
- Agua mineral.
- Gelatina dietética.
- Uso exclusivo de edulcorante.
- Caldos caseros y jugos de compotas, estos 2 últimos colados, a fin de no aportar fibras que contribuyan a que la diarrea persista.
- Las infusiones o tés claros solamente se recomiendan para niños mayores de 5 años.
2. Etapa de Progresión alimentaria: pasadas las 24 hs. de la dieta líquida, podemos iniciar con la incorporación de alimentos, pudiendo ser: }
- El agua de los caldos caseros con arroz.
- Harina de maíz procesada.
- Fideos de laminado fino (ejemplo: cabello de ángel, cortadito).
- Carnes blancas, luego rojas, todas magras con preparaciones sencillas, hervidas en caldo, grilladas o al horno.
- Galletitas de arroz.
- Uso de aceites vegetales.
- Consumo de pan blanco tostado o desecado.
- Hortalizas y frutas, sin cascara en poca cantidad (puede probarse tolerancia con compotas de manzana, pera, durazno elaboradas con edulcorante).
- Luego vamos avanzando, siempre según tolerancia hasta llegar a la alimentación habitual normal.