Paradoja en la era de la comunicación: ¿Por qué vivimos tan solos?

La psicóloga clínica e hipnoterapeuta María Stela Silva Invernizzi dice que una de las razones por las que en esta era de la información nos sentimos solos y solas es la ansiedad, la depresión y otros trastornos mentales comunes,

Para la psicóloga clínica María Stela Silva Invernizzi, dice que la soledad es el gran problema actual y es una paradoja que en la era de la comunicación nos hallemos en una encrucijada de la incomunicación.gentileza
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El libro “Fragmentos del lazo social. ¿Por qué vivimos tan solos?”, del psicoanalista, doctor en Filosofía y doctor en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Luciano Lutereau, habla del claro quiebre del deseo y la deserotización que desgarra los vínculos.

Presenta –desde un abanico de síntomas y actos como la depresión, la crueldad, la soledad, la seducción, los celos, la falta de voluntad, la histeria, el narcisismo, la muerte, el sexo, el poder– una aproximación al porqué de los males de nuestra época.

“Si observamos nuestra cotidianeidad veremos que lo superficial, en muchos ámbitos ha ganado la partida, así como lo material y nos hemos quedado en una frontera de nadie donde la soledad es el gran problema actual”.

En este sentido reflexiona la psicóloga clínica e hipnoterapeuta María Stela Silva Invernizzi y dice que la soledad es el gran problema actual y “es una paradoja que en la era de la comunicación nos hallemos en una encrucijada de la incomunicación”.

Sentirnos tan solos presenta un abanico de síntomas y actos como la depresión, la crueldad, la soledad, la seducción, los celos, la falta de voluntad, la histeria, el narcisismo, la muerte, el sexo, el poder, son algunos males de la época, según Luciano Lutereau.

“La depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo. Basta mirar, las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para darnos cuenta que millones de personas alrededor del mundo viven con depresión y el incremento va en ascenso escalofriante. La falta de apoyo a las personas con trastornos mentales, junto con el miedo al estigma, impiden que muchos accedan al tratamiento que necesitan para vivir vidas saludables y productivas en países de primer mundo y en países como el nuestro, muchas veces las personas no pueden siquiera acceder a apoyo profesional, debido a que no hay inversión suficiente y soporte disponible para las personas con trastornos de salud mental”.

Cada vez es mayor la prevalencia del trastorno depresivo en jóvenes y niños, de hecho, la depresión es considerada el trastorno mental más frecuente en todas las edades y las tasas de suicidio son especialmente relevantes entre los jóvenes”, señala la psicóloga.

Algunas señales

Según María Stela Silva las personas con depresión habitualmente padecen varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía; cambio en el apetito; dormir más o menos; ansiedad; concentración reducida; indecisión; inquietud; sentimientos de inutilidad, culpa o desesperanza; nerviosismo, irritabilidad y agitación. Falta de apetito y pérdida de peso (aunque puede suceder lo contrario) y pensamientos de automutilación o suicidio.

“Estos problemas que afecta a la mayoría, la depresión, porque nos sentimos tan solos, la soledad, afecta a toda la comunidad- Cuanto más bajos son los niveles de reconocimiento y acceso a la atención de la depresión y otros trastornos mentales comunes, como la ansiedad, resultan en una pérdida económica total muy alto cada año. Pierden las familias, las empresas y el Estado. Las familias pierden financieramente cuando un miembro no puede trabajar. Los empleadores sufren pérdidas cuando los empleados se vuelven menos productivos y son incapaces de trabajar y el Estado tiene que pagar mayores gastos de salud y bienestar. En síntesis, todos perdemos, si no abordamos estos temas de manera integral y responsable. La inversión en salud mental beneficia no solo en la salud de la gente, sino favorece el desarrollo económico”, concluye la profesional.

María Stela Silva Invernizzi, psicóloga clínica e hipnoterapeuta.

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