Cirugías estéticas: del bienestar a la obsesión

El objetivo de la cirugía estética es mejorar la apariencia de una persona, así como su autoestima y la confianza en sí misma. Ya sea en el rostro o en el cuerpo, este procedimiento busca mejorar la autoconfianza de la persona que se somete al mismo. Ahora bien, las señales a alarma empiezan a sonar cuando la persona se somete recurrentemente a una operación estética en busca de la perfección, al punto de que tan solo una “pequeña grasita” es motivo de deseo de volver al quirófano.

Ya sea en el rostro o en el cuerpo, las cirugías estéticas buscan mejorar la autoconfianza de la persona que se somete al mismo. El problema empieza cuando la autopercepción lleva a obsesionarse con la imagen y a abusar de estos procedimietnos que puedne implicar riesgos.
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En ningún momento las cirugías estéticas “per se” pueden considerarse como un aspecto negativo. Sino todo lo contrario, una herramienta de ayuda para conseguir la autoconfianza, sostiene la sicóloga Débora Zelada. Sin embargo, obsesionarse con ellas puede llevar incluso a cuestiones más graves, como tener secuelas permanentes o incluso la muerte.

Como todo procedimiento quirúrgico existen riesgos implicados “por lo que es necesario contar con buenos profesionales dotados de experiencia y sabiduría para atender a los pacientes que deseen cirugías estéticas.

“En el caso de accidentes o problemas congénitos se necesita mejorar no solo la apariencia si no también la imagen y la salud del paciente que lo requiere; en este caso es necesaria y, es buena para la salud plena de ese paciente”, remarca Zelada respecto a la utilidad y beneficio de una operación estética.

Cuando el caso es otro, es decir cuando alguien está “incómodo e inconforme con alguna parte de su cuerpo y hacerlo (cirugía) lo hará sentir bien consigo mismo es bueno hacerlo con un buen profesional y asistencia adecuada para el paciente”.

Exceso de retoques: ¿Cuándo comienza el problema?

Según Zelada, el problema podría estar en el caso de que se exagere con los “retoques” cuando no son necesarios o implican un alto riesgo.

Muchas veces los pacientes no se quedan conformes con el resultado de su cirugía y aunque ellos no implique que fue un mal procedimiento se trata de una autopercepción del cuerpo.

“Siempre es de gran ayuda contar con un buen profesional de la cirugía plástica que vea lo más sano para su paciente: esto quiere decir que sea lo más cuidadoso posible y que sea prudente a la hora de tratar a los pacientes que desean hacerse cirugías plásticas”.

Por otra parte, Zelada puntaliza que existen también trastornos con respecto a la imagen corporal producto de exigencias de todo tipo: “ya sea de un modelo de belleza para el hombre o la mujer. En esto, los modelos ideales son: la mujer alta delgada y de medidas de muñeca Barbie o el hombre musculoso alto con pómulos prominentes, etcétera”.

Modelos de belleza que exige la sociedad para “ser alguien”, y tener “felicidad”.

Un “gran defecto” que no es tal

“Muchas veces los pacientes no se quedan conformes con el resultado de su cirugía y aunque ellos no implique que fue un mal procedimiento se trata de una autopercepción del cuerpo”, puntaliza la sicóloga.

Débora Zelada, sicóloga.

Esto lleva a la persona al deseo de volver al quirófano “y se retocan bastante al punto de desarrollar trastornos: por ejemplo el conocido como trastorno dimórfico corporal, que se caracteriza por la preocupación obsesiva que manifiesta un individuo por una característica física que ellos perciben como un gran defecto sin serlo”.

Algunos signos o síntomas de este trastorno implican en la persona estar extremadamente preocupada con un defecto que esta percibe pero que los demás no lo notan. Creer que por ello las demás personas se burlan. Intentar ocultar esos defectos autopercibidos.

Asimismo la persona con este trastorno evita situaciones sociales, se compara constantemente con otras, busca procedimientos cosméticos con poca satisfacción. En este campo entran las cirugías estéticas que, a decir verdad, ofrecen una satisfacción temporal luego de la cual vuelven a sentirse inconformes buscando una perfección inexistente.

Deterioro de la vida personal

“Sufrir de esta sintomatología puede conducir a un deterioro de la vida personal, social y laboral. Por este motivo, las personas que lo padecen sienten una insatisfacción constante con su cuerpo”, enfatiza la Lic. Débora Zelada.

Por más de que la cirugía haya sido exitosa. La persona que sufre del transtorno de autopercepción, no percibirá los resultados como satisfactorios en el mediano plazo.

Ante este escenario, “lo recomendable es la aceptación de uno mismo como es, no dejarse llevar por ideales irreales que solo nos esclavizan.

Realizar ejercicios, mantener una vida sana y sobre todo rodearse de personas con una visión real y caritativa de la vida; no sobreexigirse y seguir una rutina sana, cada persona es distinta y su cuerpo y mente también lo es”, dice la profesional de la sicología.

Para sortear este trastorno, una de las vías es la consulta a un profesional de la salud mental.

Origen de esos pensamientos obsesivos

“Se debe buscar el origen de esos pensamientos obsesivos, que pueden ser inseguridades. Puede ser que nunca en su infancia haya llenado las expectativas de sus padres, entonces buscan una perfección”, describe.

“A algunas personas se les da por un tema físico, a otras personas como con el hecho de pensar que nunca han sido lo suficientemente buenas para los demás. Con respecto al físico puede ser una cuestión de inseguridad cuyo origen tiene que ver con una cuestión afectiva”, agrega.

“Cada persona es diferente, tiene su valor y su peculiaridad. Su valor no radica en encajar en los estándares ideales de belleza sino en la auto realización en el marco de una vida sana y con metas que no necesariamente tenga que ver con lo físico”, finaliza Débora Zelada.

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