¡Cuidado!: la exposición prolongada al sol puede tener consecuencias

Con el verano empieza la “época del bronceado” por lo que es muy importante saber que la exposición a los rayos solares puede representar una “amenaza” a la piel si no se toman recaudos. La piel responde en defensa propia ante el sol produciendo más melanina, un pigmento que la oscurece. Con el tiempo, este daño producirá una piel prematuramente envejecida y, en casos extremos, cáncer de piel.

La reducción del tiempo global de exposición al sol, especialmente de 12:00 a 16:00 horas y la protección física (ropa, sombreros y gafas de sol) representan las mejores y menos costosas estrategias de fotoprotección.gentileza
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El sol es una gran fuente de energía que hace posible la vida en nuestro planeta. Pero la acción de la radiación solar en el ser humano puede tener efectos negativos a corto y largo plazo.

De acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud), el cáncer de piel es el tipo más frecuente en el mundo y su incidencia está aumentando.

A la superficie terrestre llega únicamente una parte del amplio espectro de las radiaciones electromagnéticas que procede del sol, entre ellas los rayos ultravioleta A y B, la luz infrarroja (IR) y la luz visible sobre todo el componente de alta intensidad o luz azul.

La especialista en dermatología, Dra. Lorena Pefaur Monjagata, nos explica más al respecto.

Rayos UVA, UVB, infrarrojos y luz azul

Los rayos UVA: están presentes constantemente en el curso del día. Activan el pigmento melanina, produciendo un bronceado a corto plazo. Pueden atravesar sombra de árboles, nubes, niebla, vidrios, ventanas, sombrillas, etc. Además se encuentran de forma artificial en duchas y camas solares.

Los rayos UVA se encuentran de forma artificial en duchas y camas solares.

Induce al fotoenvejecimiento cutáneo y en algunos casos al cáncer de piel.

Los rayos UVB: poseen alta energía. Se le atribuye las reacciones fotoalérgicas en la piel (quemadura solar). Induce al fotoenvejecimiento cutáneo y al cáncer de piel.

Rayos infrarrojos emitidos por el sol:, estos son los responsables de generar calor y pueden producir fotoenvejecimiento prematuro.

Luz azul: que también la podemos encontrar de forma artificial en dispositivos electrónicos como computadoras, tablets, televisores, lámparas, etc y también pueden causar fotoenvejecimiento.

Consecuencias de la radiación solar

Además de un grave cáncer de piel, la radiación solar puede causar estas afecciones, señala la dermatóloga:

- Envejecimiento prematuro. El bronceado hace que la piel pierda elasticidad, se arrugue de manera prematura, se manche, se deshidrate, etc. Es posible que estos daños no aparezcan sino hasta muchos años después de haber adquirido un bronceado o sufrido quemaduras de sol.

El bronceado hace que la piel pierda elasticidad, se arrugue de manera prematura, se manche, se deshidrate, etc.

Inmunosupresión. La radiación UVB puede suprimir el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico del cuerpo y de las defensas naturales de la piel, dejándolo a uno más vulnerable a las enfermedades, incluyendo el cáncer de piel.

Daños a la vista. La radiación UV, ya sea que provenga de la luz solar natural o de rayos artificiales en espacios cerrados, puede dañar los tejidos de la superficie del ojo, puede incrementar el riesgo de desarrollar cataratas, degeneración macular relacionada con la edad y tumores, incluyendo cáncer.

Reacciones alérgicas. Algunas personas que son sensibles a la radiación UV pueden presentar erupciones rojizas con picazón, así como otros efectos adversos.

Medidas de fotoprotección

Según la especialista en el cuidado de la piel, la estrategia más importante para la fotoprotección son las modificaciones de comportamiento y hábitos relacionados con la exposición al sol.

El cuidado de la piel durante todo el año, en especial en verano, es importante y existen diversas formas de protegerla de la radiación solar según tu tipo de tez.
  • La reducción del tiempo global de exposición al sol, especialmente de 12:00 a 16:00 horas y la protección física (ropa, sombreros y gafas de sol) representan las mejores y menos costosas estrategias de fotoprotección.
  • El protector solar debe incorporarse a la rutina diaria, con la puntualización de que el uso de estos está destinado a minimizar los daños de la RUV en la piel pero no debe considerarse como un medio para aumentar la duración de la exposición al sol. Estos protectores solares pueden ser Físicos cuyo ingrediente activo es un compuesto inorgánico que actúa reflejando o dispersando físicamente la RUV; o químico u orgánico que funciona absorbiendo la RUV y disipando la energía como calor.
  • También existen los fotoprotectores orales que son útiles para reducir el fotodaño, pero aún se necesitan estudios más grandes para confirmar su eficacia. Actualmente complementarían a las medidas anteriores pero no los sustituirían.

“Siempre recordar consultar al médico especialista en piel, el médico dermatólogo, ante cualquier duda” puntualizó la profesional.

Dra. Lorena Pefaur, especialista en dermatología.

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