La atopía es una de las enfermedades no contagiosas de la piel más frecuentes, que se caracteriza por una alteración en la barrera cutánea de la piel que provoca inflamación, enrojecimiento y picazón en ciertas zonas afectadas. Las personas que la padecen pueden ser más sensibles e inquietas debido a que su condición es crónica. Esto afecta su calidad de vida, pero es posible mejorar si su diagnóstico es precoz y se acompaña de un tratamiento dermatológico correcto.
Vivir con dermatitis atópica es vivir con picazón constante, con una intensidad que varía de una persona a otra, según la cantidad de piel afectada. Otros síntomas más comunes pueden ser: piel seca y áspera, enrojecimiento de las zonas afectadas llamado eccema, que va de color rojo a marrón opaco, prurito intenso y lesiones que supuran incluso con costras y descamación.
El diagnóstico es efectuado por un dermatólogo, por medio de un estudio de exploración de la piel, que en ciertos casos se certifica con una biopsia cutánea. Se debe determinar si la incidencia es leve, moderada o severa para definir el tratamiento a instaurar. Los dermatólogos han señalado que con la pandemia por covid-19 y las medidas de higiene que se imponen, además del estrés por confinamiento, los síntomas de los pacientes con dermatitis atópica se incrementaron.
Por ello, es muy importante mantener las recomendaciones generales que pueden ayudar a mantener controlados los brotes como: humectar la piel al menos dos veces por día, identificar y evitar los desencadenantes que la empeoran tales como el estrés, la obesidad, los productos químicos o de limpieza, textiles sintéticos, el polvo, etc. Además, se deben tomar baños cortos y templados, usar solo jabones suaves e hidratantes con Ph neutro recomendados por el especialista y secar el cuerpo con cuidado, de a toques y sin frotar.
Enfermedades asociadas y tratamientos
Además de ser sumamente incómoda, la dermatitis atópica puede llegar con patologías asociadas como asma, conjuntivitis alérgica y rinosinusitis, en los casos más severos. En su gran mayoría, el diagnóstico se puede dar durante el primer año de vida, afectando indistintamente a niños, jóvenes y adultos.
Las terapias más comunes para la dermatitis atópica son:
- La humectación diaria
- Uso de cremas antibióticas con y sin corticoides, dependiendo de la gravedad de los eccemas.
- Tratamiento oral con antihistamínicos.
- Fototerapia.
- Terapia sistémica o biológica.
- Apoyo emocional mediante terapias psicológicas.
Es muy importante el acompañamiento de un especialista dermatólogo para un buen diagnóstico y seguimiento para controlar el daño cutáneo, con el fin de sobrellevar mejor la incomodidad de sus síntomas.