Para explicarlo en términos sencillos, cuando estamos durmiendo es como si pusiéramos un candado entre la mente y el cuerpo, de tal manera a que todo lo que hacemos y decimos en los sueños no sea expresado en la realidad.
¿Pero qué pasa cuando existe una “falla” en el mecanismo de cierre? Un ligero desfase puede llevarnos a lo que conocemos comúnmente como kera vai (dormir mal), e intentamos representar toda la actividad realizada en los sueños mientras estamos tendidos en la cama. Así que si estamos soñando que corremos, estaremos agitando los pies como si lo estuviéramos haciendo; si en el sueño estamos nadando, nos veremos braceando entre las sábanas; y si estamos conversando con alguien es probable también que expresemos a viva voz todo aquello que decimos a esa persona.
Hablar en sueños o moverse mucho mientras se duerme no se considera un trastorno grave, es más, ni siquiera se podría considerar como trastorno propiamente dicho. Si bien puede generar alguna que otra incomodidad, no es algo que ocurra con frecuencia, y se asocia generalmente a condiciones de estrés, consumo de alcohol o sustancias farmacológicas.
Las personas acostumbradas siempre a dormir en la misma cama y el mismo lugar, suelen experimentar moverse mucho y hablar dormidos cuando, por fuerza mayor, están obligados a pernoctar en un ambiente ajeno al acostumbrado.
El sonambulismo es una forma más grave y pronunciada del “dormir mal”, en donde no nos limitamos a simples movimientos en la cama o expresar frases sueltas, sino que la persona puede levantarse tal como si estuviera despierta y realizar actividades, así sea limpiar, ir al sanitario, mover objetos y hasta salir a la calle con normalidad.
Los episodios de sonambulismo pueden durar minutos u horas. El sonámbulo puede volver de vuelta a la cama si no es despertado antes, y levantarse al día siguiente sin ningún recuerdo de lo que hizo durante el evento.
Estadísticamente el sonambulismo afecta más a los hombres que a las mujeres, ocurre con mayor frecuencia en la niñez, sin que revista gravedad y tiende a desaparecer con el tiempo. Sin embargo, siempre es recomendable consultar con un profesional médico y descartar alguna condición neurológica que pueda ocasionar éste fenómeno.
La ansiedad, el estrés y tener un horario irregular de descanso pueden ser factores que combinados puedan provocar casos de sonambulismo, que seamos “kera vai” o influir en el tipo de contenido de las imágenes soñadas.