El cáncer es la cuarta causa más frecuente de muertes en mujeres en el mundo, y el cáncer de cérvix el segundo más común entre las mujeres, responsable de miles de muertes a nivel mundial.
En los países de ingresos bajos (como el nuestro) y medianos, su incidencia es de casi el doble y su tasa de mortalidad el triple que las de los países de ingresos altos. El año pasado, casi el 90% de las muertes mundiales fueron en el grupo menos favorecido.
Más del 85% de las mujeres afectadas son jóvenes (madres en su mayoría) con escasa instrucción.
Según las previsiones OMS, entre los años 2018 y 2030 el número anual de nuevos casos de cáncer del cuello uterino pasará de 570.000 a 700.000. Durante el mismo período, la cifra anual de muertes aumentará desde 311.000 hasta 400.000.
Según recuerda el Dr. Miguel Rondelli, especialista en Patologías del Tracto Genital Inferior y Colposcopia, el cérvix o cuello uterino es la parte fibromuscular inferior del útero. Mide unos 3-4 cm de longitud aunque varía según la edad, número de partos y momento del ciclo menstrual. Se divide en dos partes: la interna, endocérvix cubierto por un epitelio cilíndrico productor de moco y la más externa, el ectocérvix o exocérvix cubierta por un epitelio plano. La mayoría de los tumores se localizan en la unión entre el exocérvix y el endocérvix. La infección crónica del VPH es la causa fundamental en más del 99% de los casos de cáncer de cérvix, es la infección de transmisión sexual más común y la mayoría de la población sexualmente activa entra en contacto con el virus a lo largo de su vida. Es asintomática, los infectados la desconocen y, por lo tanto, la pueden transmitir.
Están descritas más de 130 variedades de VPH, los subtipos 16 y 18 causan aproximadamente el 70% de todos los cánceres. Algunos subtipos como 6 y 11 no están relacionados con el desarrollo de cáncer, pero sí de verrugas genitales que son muy frecuentes y altamente contagiosas.
Rondelli señala como factores de riesgo: Edad temprana de inicio de las relaciones sexuales, promiscuidad sexual o parejas de alto riesgo, inmunosupresión (transplantadas, pacientes con enfermedades autoinmunes en tratamiento con esteroides, VIH, etc…), antecedentes de co-infección por enfermedad de transmisión sexual, uso de pastillas anticonceptivas, porque suele llevar asociado no usar métodos barrera, no realización del PAP anual, tabaquismo, lo que duplica su riesgo respecto a mujeres no fumadoras, multiparidad y primer embarazo a una edad temprana.
Diagnóstico
El cáncer de cuello uterino se diagnostica con mayor frecuencia entre la edad de 35 y 44 años. El promedio del diagnóstico es de 50 años, un 20 % en mujeres que tienen más de 65 años (personas que no recibieron exámenes de detección de cáncer de cuello antes).
El profesional médico señala que es raro que las mujeres menores de 20 años desarrollen cáncer de cuello uterino.
Para su diagnóstico, dice, existen diferentes herramientas:
1. Exploración física y ginecológica:
2. Citología cervical (Papanicolaou): es el principal método de método de cribado poblacional. Identifica células anormales.
3. Prueba de VPH: no muy extendida en nuestro medio por el costo elevado.
4. Colposcopia: Permite ver con mayor detalle la morfología de lesiones sospechosas y en el mismo acto tomar biopsias.
5. Biopsia cervical: consiste en la toma de un pequeño fragmento de la lesión sospechosa para corroborar el diagnóstico de sospecha.
6. Estudio anátomo-patológico: sirve para confirmar la sospecha y de ahí poder plantear una conducta
Comenta que el momento donde deberíamos llegar es en las lesiones precursoras, donde los tratamientos pueden ser mínimamente invasivos, con procedimientos que pueden realizarse en el mismo consultorio, con anestesia local y pronta reincorporación de la paciente a sus labores, en lesiones de bajo grado puede realizarse tratamientos destructivos locales, químicos o térmicos (electrofulguración, por ejemplo).
“Otra opción sería el LEEP es como una biopsia ampliada, pero con asas diatérmicas, seguiría una conización con bisturí frío. Ya en estadios más avanzados, se ofrecen cirugías más complejas, en otras ocasiones acompañadas de quimio, radio o braquiterapia”, especifica.
Agrega que la tasa de supervivencia depende mucho del momento del diagnóstico; si fuera detectado en un estadio temprano, la tasa de supervivencia a cinco años para las mujeres con cáncer invasivo es de 92 %. Si el cáncer de cuello uterino se ha diseminado hacia los tejidos o los órganos circundantes y/o los ganglios linfáticos regionales, disminuye a 58 %; y si el cáncer se ha diseminado a una parte distante del cuerpo, la tasa sería de aproximadamente 17 %.
Utilidad de la vacunación contra VPH
Está presente en el Programa de Vacunación de Salud Pública desde el 2013. Se trata de la Gardasil (cuadrivalente) que se indica en niñas de 10 a 14 años, administrada en tres dosis de forma gratuita, pero debe ser consentida por los padres.
Informó además que una vez pasada dicha franja etaria, la inmunización puede realizarse de todos modos (adquiriendo la vacuna en el sector privado). La efectividad disminuye en caso de contacto con algunos de los subtipos presentes en la vacuna, pero siempre disminuye el riesgo de padecer la patología. A modo de ejemplo, en cuanto a costos, el tratamiento completo (3 dosis) en el sector privado tiene un costo inferior al de un teléfono inteligente de gama media.
Añade que suele ser aconsejada la administración de la vacuna posterior al tratamiento de las lesiones de cérvix.
- Si la lesión ha sido producida por un subtipo de VPH no incluido en la vacuna esta protegerá contra otros tipos
- Si la lesión ha sido producida por un subtipo de VPH incluido en la vacuna, ésta protegerá contra el resto de los subtipos.
- Si la lesión es producida por un subtipo de VPH vaginal la vacuna conseguirá protección contra la reinfección/reactivación. Las reacciones adversas descritas con mayor frecuencia son leves en el lugar de la inyección (dolor, eritema e inflamación), cefalea y en menor proporción fiebre.
El especialista finaliza diciendo que “es inadmisible que más mujeres sigan muriendo por una enfermedad evitable, ciento por ciento prevenible y tratable”.