Sencillo, de pocas palabras, tuvimos que hacer doble entrevista con Leonardo para conocer más de este artista paraguayo, que no solo ama lo que hace, sino que no concibe la vida sin estos “golpes”. Con herramientas hechas por él mismo, desde muy temprano se vuelca al trabajo y pan de cada día en su patio-taller. Paraguayo, nació hace 26 años en el departamento de Misiones, en San Gerónimo, distrito de Santa María de Fe. Siendo niño se mudó a San Ignacio para poder estudiar, “hice hasta el séptimo grado, pero no pude terminar por falta de recursos. Mi sueño era ser arquitecto. No se puedo, por eso a los 15 años regresé al lugar donde nací”.
Teniendo que ayudar en casa, empezó a tallar con su papá, Patricio (48), reconocido escultor al igual que sus hermanos Máximo y Serafín. “A mí nadie me dijo ‘tenés que aprender’, de la nada empecé a trabajar y a los 20 años ya era profesional. Con quien más aprendí fue con mi tío Máximo, fue mi maestro. Y justo cuando íbamos a poder trabajar juntos, compartir ideas y técnicas, él enfermó de una rara enfermedad (esclerodermia) que se lo llevó en un año. Quedé muy dolido y me sentí solo. Hace 3 años que partió”. De a poco, fue pasando el dolor y lo superé. Después ya empecé a trabajar de manera independiente, al nivel de mi tío y mi papá” Leonardo, el mayor de 6 hermanos, fue el único que eligió tallar piedras con determinación y vocación, “mis hermanos ayudan pero no piensan en esto, no tienen esa mentalidad”
-¿Qué sentís como hermano mayor?
Que tengo que ser un ejemplo de trabajo honesto, eso principalmente.
-¿En qué se diferencia el trabajo en madera del de piedra?
No hay mucha diferencia, solamente en conseguir el material. La madera compramos, la piedra sacamos de una cantera del cerro Santa María. Yo trabajo con una piedra roja, bastante blanda.
-Todo con permiso, supongo
Sin problema, los municipios siempre nos apoyan. Sacamos de acuerdo al pedido que tenemos. A veces también sacamos para hacer piezas a la espera del cliente: la Sagrada Familia en relieve y la Virgen.
-¿Cómo concretás una idea?
Hay piedras que vienen, por ejemplo, con la forma de la Virgen y sobre eso trabajo pero si no también moldeo desde cero. Trabajo la idea hasta acabarla. Muchos me piden mi opinión para hacerles algo y otros me mandan una foto de lo que quieren.
-Quieren la Virgen en su jardín
Sí o enfrente de la casa; hay que colocarla bien con cemento porque si está mal puesta puede caerse y romperse también. La piedra no se desgasta, pero con el tiempo cambia de color por la humedad, esto se puede limpiar con un cepillo.
-Te sentís cómodo trabajando en tu casa
Sí, me levanto temprano, a las 7 ya arranco hasta la tardecita. Desde el año pasado me mudé a mi propia casa. Me decidí después de pasar el duelo de mi tío. Una señora me pidió 3 peces grandes, fue un buen dinero, y de ahí empecé a construir mi casa.
-Formaste tu familia, una nueva etapa
Estoy acompañado, ahora voy a tener un hijo.
-Un futuro artista
(Sonríe) Me gustaría que sea escultor como yo, le voy a enseñar a trabajar desde chiquito.
-¿Es duro ser escultor?
Por el trabajo en sí, no siempre. Solo si es un pedido pesado, por decirte, las columnas enterizas de piedra que hicimos con mi tío fueron un gran trabajo, 2 metros y medio de largo tenían.
-Se necesita fuerza física
Fuerza para mover cosas, sí, yo suelo contratar a mis primos si necesito. Pero lo que más hace falta en este oficio es tranquilidad. Cuando estoy trabajando no quiero que nadie me hable. Radio suelo escuchar, no me molesta (a mi papá sí, dice que le desconcentra).
-¿Qué te gustaría tener a nivel infraestructura?
Estoy con un proyecto para la municipalidad, para ver si me consigue un galpón. La municipalidad me reconoce como artista, no hay otra persona que talle en esta zona, solo mi familia.
-Es decir, no tenés competencia
Hay otro escultor en San Ignacio, pero él hace trabajo en relieve, nosotros hacemos más esculturas o estatuas.
-En Paraguay muchas veces no se quiere pagar lo que vale un trabajo artesanal
Mis obras no son tan caras, me manejo entre 400 mil y 10 millones aproximadamente. Muchas veces no es fácil ponerle precio o lidiar con algunos clientes que calculan “tantos días vas a trabajar, tanto me tiene que costar”; pero hay que valorar la oportunidad de trabajo.
-¿Trabajaste con otros profesionales, arquitectos por ejemplo?
No, todavía.
-¿A qué escultor universal admirás?
La verdad no conozco. No, no miro mucha tele, a la noche lo que veo es alguna película.
-¿Qué más dentro de tu campo laboral-artístico te gustaría aprender?
Me gustaría aprender pintura, para pintar cuadros, alguna técnica quiero, porque dibujar hago súper bien.
-¿Te gusta vivir en Paraguay?
Me gusta, pero también me gustaría probar otros horizontes, como Europa, sobre todo para ver tallados y trabajar allá sería muy lindo. Suelo hacer trabajos para extranjeros amigos de paraguayos; ahora estoy haciendo algo en madera para un alemán que vive en Asunción.
-¿Qué crítica que te haya impactado (bien o mal) recibiste?
Solo cosas buenas. Algunos me dicen que soy el mejor artista del Paraguay; eso me pone muy feliz. Pero más me alegra que me consideren un joven artista responsable, nunca he fallado con nadie, soy una persona seria en la vida y en el trabajo, mi carácter es así.
-También salís con tu familia, tenés amigos…
Sí, tengo, solemos jugar vóley algunos fines de semana. Cerveza casi no tomo, solo para compartir.
RELIGIOSIDAD DE UN HUMILDE TRABAJADOR
Leonardo es muy creyente, ha hecho varias imágenes de la Virgen María, tanto la de Caacupé (patrona y protectora del Paraguay), como otras. “Si yo tuviera que tallar una imagen que represente a nuestro país, tallaría la Virgen de Nuestra Sra. de la Asunción”, dice con seguridad. En su taller no solo recibe pedidos sino también escucha historias, “una señora me contó que la Virgencita que le hice lloraba. Y yo le creo, es una cuestión de fe”. Leonardo dice que, aunque no va a misa seguido, agradece siempre, “cada vez que acabo una imagen religiosa, enciendo una vela y hago una oración. Nuestra Virgencita es milagrosa, yo le pedí un hijo varón y justo ahora me está dando. Pronto va a nacer, se va a llamar Leandro”.
-¿Qué pedís para el arte paraguayo?
Ayuda para que pueda ser más conocido.
-¿Te considerás un pequeño emprendedor?
No, me considero un humilde trabajador. No pienso mucho en lo que no tengo, me siento cómodo con lo que logré, con quién soy. Me mantengo bien, incluso cuando no hay nada, algo sale.
-¿Tenés algún deseo para tu comunidad?
Sí, me gustaría tener un rubro para ser profesor de escultura en el colegio, para que no termine nuestra cultura. Quiero enseñar a los chicos para que ellos hereden el trabajo y el arte, y sigan transmitiendo cuando la familia Rotela ya no esté.
-Heredaste la vocación de tu padre, ¿y de tu madre?
Mis padres se separaron cuando yo era chico, aunque seguí viendo a mi papá, nos quedamos con mamá, Dionisia Florentín. De ella, que siempre me alentó, heredé todos los valores que tengo, sobre todo la humildad.
-¿Cuál es tu frase motivadora, la que te pone en marcha?
Si llueve trabajo en madera y si no, si sale el sol, en piedra.
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