En las últimas semanas, aumentó considerablemente la cantidad de familias aborígenes en los espacios públicos de Ciudad del Este. En el Parque Alejo García, frente a la Gobernación de Alto Paraná, se encuentran unas 50 familias, que incluyen a decenas de niños pequeños. Otros grupos permanecen en las inmediaciones de la Terminal de Ómnibus, en ambos casos, en deplorables condiciones.
Los aborígenes provienen de comunidades de otros departamentos, como Caaguazú, Caazapá y Canindeyú. En varias ocasiones, las familias son enviadas a sus comunidades de origen, pero poco después retornan. En esta época del año, la migración aumenta, lo que genera una mayor presencia de estas familias en las vías públicas.
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Al ser abordados por trabajadores de la Gobernación de Alto Paraná, las familias asentadas en la plaza Alejo García manifestaron que vinieron para trabajar. Es decir, no acudieron con algún reclamo puntual, excepto un grupo que fue desalojado de un inmueble en Caaguazú, cuyos miembros se dispersaron en diversos rumbos.
Durante uno de los últimos traslados ejecutados por la Gobernación, incluso se reportó un incidente. Los aborígenes, quienes inicialmente aceptaron el traslado, aparentemente se arrepintieron y comenzaron a atacar al chofer del bus. El trabajador fue amenazado y quisieron obligarlo a regresar a Ciudad del Este.
Explotación laboral y sexual
Además de la insalubridad por la falta de sanitarios y agua potable, los aborígenes menores de edad serían explotados laboral y sexualmente. Hasta altas horas de la noche, se puede ver a adolescentes deambulando por las calles.
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Tany Gómez, de la Secretaría de Acción Social de la Gobernación, afirmó que buscan brindar acompañamiento y, por ello, se acercaron en repetidas ocasiones con el objetivo de llegar a algún tipo de acuerdo pero no recibieron reclamos puntuales.
“Hasta el momento, ellos no nos traen pedidos que podamos atender en ese sentido, porque si tienen luchas por tierras o necesitan herramientas menores, nada de eso nos piden. Hay que hacer un trabajo interinstitucional para que comprendan la importancia de permanecer en sus comunidades”, expresó.
Según Gómez, al no tener una forma de sustentarse, se debe trabajar primero en el aspecto psicológico, brindar acompañamiento en salud y, posteriormente, capacitaciones para plantaciones de autoconsumo.
Como medida paliativa, algunas familias fueron reinsertadas en comunidades de Alto Paraná, pero no siempre son aceptadas, especialmente si se trata de miembros con problemas de adicción al alcohol u otras sustancias.
La mayoría de los aborígenes de Alto Paraná permanece en sus comunidades. Solo la semana pasada, 500 personas fueron asistidas en la comunidad de Arroyo Guazú, en Minga Porã, y otras 300 en Itakyty, con asistencia médica y entrega de medicamentos desde la Gobernación de Alto Paraná.