En coincidencia al día del santo patrono de Ciudad del Este, San Blas, el nuevo obispo de esta ciudad, monseñor Pedro Collar Noguera, tomó posesión del cargo. Los feligreses le dieron un emotivo y efusivo recibimiento.
Una gran cantidad de personas, la mayoría miembros de las diversas comunidades religiosas y servidores de diversas parroquias, se congregaron en la explanada de la Catedral San Blas para recibir al nuevo obispo. Este último acompañado del nuncio apostólico, Eliseo Arriotti, el cardenal Adalberto Martínez, varios obispos y otros sacerdotes del clero llegaron en procesión para participar de la misa de toma de posesión.
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Durante la homilía, el obispo, monseñor Pedro Collar Noguera, compartió una extensa carta dirigida a toda la feligresía. Aseguró que la toma de posesión no es un acto de dominio, sino de obediencia, de servicio en comunión.
En otro momento dijo que la cercanía con sacerdotes, religiosas, parroquias y laicos es un aspecto fundamental en la misión evangelizadora.
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“Es cercanía del corazón, de preocuparme por atender situaciones personales delicadas, por animar a desanimados, por fortalecer a desalentados. Por eso cuando Jesús envía a sus apóstoles, los envía para que estén con la gente. En la frase ya famosa del papa Francisco, es tener ese olor a ovejas y a Evangelio, como un verdadero pastor con su rebaño”, destacó.
Estar unidos sin ahogar la diversidad
Otro aspecto de la misión que destacó es la comunión, refiriendo que toda la misión de Jesús tiene una finalidad comunitaria. “Estar unidos entre nosotros nos lleva a estar unidos con Dios. Todos debemos contribuir a esta verdadera unidad, sin ahogar la riqueza de la diversidad, pues hay diversidad de carismas, pero un mismo espíritu”.
Tener presentes a lo pobres
En otro momento destacó que parte de la misión pastoral incluye tener muy presentes a los pobres. “Hablar de los pobres es hablar de aquello que son bienaventurados, es hablar de la gran mayoría y tantas veces empobrecidas, es hablar de aquellos a quienes el Señor Jesús ama con predilección, es hablar de asentamientos marginales, es hablar de jóvenes desocupados, es hablar de indígenas desposeídos, es hablar de jóvenes víctimas de las drogas.
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Por otra parte refirió que quiere ser voz de una iglesia misericordiosa. “Una iglesia que sabe perdonar y también demandar la justicia ante los atropellos, ante la corrupción que nos golpea, ante la violencia y la inseguridad que nos hieren. Una iglesia que ama, que espera y sufre, pero sobre todo una iglesia que espera en el Señor y quiere serle fiel”, finalizó.
Tras la celebración religiosa, los presentes participaron de un almuerzo de confraternidad en el salón parroquial de la Catedral San Blas.