Osvaldo Querino Dalpra, de nacionalidad brasileña, fue sentenciado a 30 años de prisión como presunto responsable del asesinato de su esposa Cristina Deckmann de Dalpra. La condena en este caso de feminicidio se dictó este martes en el Palacio de Justicia de Ciudad del Este.
El Tribunal de Sentencia, presidido por Milciades Ovelar y compuesto por Flavia Recalde y Emilia Santos, declaró culpable a Querino Dalpra por el crimen de feminicidio y le aplicó la máxima condena prevista en la legislación paraguaya.
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El crimen se produjo en la madrugada del 27 de octubre de 2021, en el interior de una vivienda ubicada en el barrio Santa Catalina del distrito de Naranjal, al sur de Alto Paraná.
Según la acusación de la fiscala María del Carmen Meza, Querino Dalpra llegó a la casa, alzó en sus brazos al hijo de 9 años, quien en ese momento dormía con su madre en la habitación matrimonial, y lo trasladó a su cuarto, cerrando la puerta con llave.
Al regresar mantuvo una discusión con su esposa, luego le tapó el rostro con un almohadón y le aplicó 5 puñaladas, que acabaron con su vida casi en el acto, de acuerdo a la investigación fiscal.
Alteración de la escena
Con posterioridad, el extranjero simuló un desorden en el lugar, arrojando ropas y otros objetos en el suelo y se apoderó de dos teléfonos celulares que usaban la mujer y su hijo menor.
Luego, el sindicado violentó por dentro la puerta de acceso de blindex, que permite el ingreso a la despensa y también a la vivienda. De esa manera, el acusado alteró la escena del crimen con el propósito de darle apariencia de un hecho de robo.
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Tras consumar el brutal asesinato, el sujeto abordó su camioneta Toyota Regius, color plateado, con matrícula HCE 661, y se dirigió hasta la colonia Jerusalén II, donde finalmente quedó a pasar la noche en un hotel con su amante, una adolescente de 16 años.
Querino Delpra inicialmente prestó declaración en calidad de testigo en la causa, ya que nadie dudaba de su versión al principio. Sin embargo, en prosecución de la pesquisa, los investigadores encontraron inconsistencias en la declaración del acusado como la destrucción del blindex desde dentro de la casa.
La coartada del acusado cayó con los informes de telefonías que indicaban que en la noche del crimen los aparatos de la víctima y del condenado estaban en el mismo lugar del crimen.