El comisario Guillermo Bejarano, jefe de la Subcomisaría 51ª, contó que un solitario motochorro ingresó al local farmacéutico con el casco puesto. Acto seguido, dio la voz de asalto y, a punta de un revólver, se apoderó del dinero que había en la caja, además de dos aparatos celulares: uno de la marca Samsung modelo Galaxy A32 (propiedad de una empleada) y otro Samsung modelo Galaxy J2 (corporativo de la empresa).
Una vez consumado el robo, el delincuente se dio a la fuga aparentemente con un cómplice que lo esperó afuera.
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Desde el local asaltado informaron a los intervinientes que en el transcurso del día estarían terminando el arqueo para determinar el monto robado.
El jefe policial explicó que la farmacia cuenta con dos botones de pánico destinados para alertar el asalto a la empresa de seguridad, pero, debido al susto, las dos empleadas que se encontraban en el lugar se olvidaron de activarlo.
Posteriormente, el hecho fue denunciado ante la Comisaría local y también fueron convocados los agentes del Departamento de Investigaciones para intentar identificar al delincuente a través de la grabación del circuito cerrado.