Domingo de Ramos con gran concurrencia en Catedral de Ciudad del Este

CIUDAD DEL ESTE. Ante una concurrencia masiva de fieles se celebró la misa de Domingo de Ramos en la Catedral San Blas. Monseñor Guillermo Steckling, obispo de la diócesis de Ciudad del Este, encabezó la bendición de las palmas. Durante su homilía recordó pasajes del viacrucis de Jesús y pidió practicar la compasión.

Antes de inicio de la misa, monseñor Guillermo Steckling bendijo las palmas de los fieles.
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Fieles se concentraron en la explanada de la Catedral San Blas de Ciudad del Este desde tempranas horas, a la espera de la celebración del Domingo de Ramos, dando así inicio a la Semana Santa. Monseñor Guillermo Steckling y el párroco Ernesto Zacarías bendijeron las palmas de los feligreses antes del ingreso al templo para el desarrollo de la misa.

La homilía estuvo a cargo del obispo, quien recordó pasajes del viacrucis que vivió Jesús antes de su muerte. Refirió que esta semana no se celebra la muerte de un cualquiera y que no se puede participar de esta conmemoración como un espectador, como cuando se observa algún crimen en la televisión o por cámaras de seguridad.

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Los feligreses se concentraron en la explanada de la Catedral San Blas de Ciudad del Este a la espera de la bendición de las palmas.

En otro momento, reflexionó: “A veces nuestro primer impulso ante el desastre es grabar con el celular, pero más oportuna será la compasión, compadecerse con el que sufre”.

Mencionó que la pasión de Jesús no es simplemente algo de pasado, considerando que dijo que “lo que les hacen a los más pequeños de mis hermanos lo están haciendo a mí” y, en ese contexto, Steckling agregó que la estación del Huerto de los olivos apela a “no abandonar a Jesús, quien hoy agoniza en tantos que sufren”.

Añadió que la Semana Santa nos invita a ser protagonistas de pequeños gestos de cercanía y de solidaridad y que, pese a que no se puede cambiar el correr del mundo, se puede apoyar al otro, como la Verónica lo hizo al pasar un paño para secar el rostro de Jesús, o como Simón de Cirene, que llevó por un momento la cruz de Jesús, ejemplificó.

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