Conozca al enfermero que vacuna como máquina de coser

Los vacunadores están cumpliendo un papel fundamental en la lucha contra el Covid-19 y muchos de ellos llevan toda una vida realizando esta tarea. Arsenio Lezme González (53) es uno de ellos. Hace 32 años trabaja en el Hospital Regional de Ciudad del Este, 28 de los cuales estuvo y siguen estando en el Programa Ampliado de Inmunización (PAI).

Arsenio Lezme González, una foto antigua en plena tarea de vacunación.
audima

Ser vacunador en una zona como Alto Paraná es todo un desafío para cualquier trabajador de salud, debido a la falta de acceso y las comunidades muy alejadas, pero para Arsenio Lezme se convirtió en una forma de vida. Dijo que seguirá vacunado hasta su jubilación, pues no pretende cambiar de área.

La larga trayectoria le dio a Don Lezme la experiencia suficiente para manejar con destreza la jeringa y cada frasco de vacuna. Su rapidez a la hora de vacunar asombra hasta a sus propios compañeros, quienes le dieron el mote de “máquina de coser”.

Durante los días de grandes demandas de vacunas contra el Covid-19, Lezme cubría los puestos de mayor concurrencia. Cada vez que sus compañeros se veían sobrepasados, clamaban por él como refuerzo. Contó que su récord de vacunación es de 280 personas al día. “Terminábamos muy cansado el día y con los dedos ya con la marca de la jeringa”, recordó.

Lezme es técnico en enfermería, de las primeras promociones de la Universidad Nacional del Este. Había llegado desde Caraguatay, Cordillera para estudiar y quedó asentado en esta zona del país. Se casó y tiene tres hijos, de 18, 25 y 26 años.

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Para él, la satisfacción más grande es que sus hijos se sienten orgullosos de su trabajo. También disfruta pasar el día con sus compañeros de trabajo con quienes comparte su experiencia.

Arsenio Lezme González fue ovacionado por sus compañeros cuando le dieron un reconocimiento por su labor.

Lezme participó en grandes campañas

Arsenio Lezme participó de grandes campañas de vacunación como la que se hizo en 1986 contra el sarampión y la rubéola; contra la fiebre amarilla en 1996 y ahora contra el Covid-19 y la Influenza.

En todas esas campañas pasaron muchas vicisitudes que ahora quedan como anécdotas. “Una vez fuimos a vacunar en la zona de Itakyry y pasamos un día vacunado y sin comer nada. Llegó la tardecita y encontramos una planta de mamón y nos quedamos a comer.

Otras veces nos quedamos con el vehículo estancado en el barro y dormíamos en el piso y dejamos a las compañeras a dormir en el transporte”, recordó.

Don Lezme fue uno de las decenas de vacunadores que fue homenajeado el viernes último en acto del PAI en Ciudad del Este. Cuando fue llamado a recibir su certificado fue ovacionado por sus compañeros, lo que reafirma su excelente desempeño como vacunador.

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