“Lo único que pedíamos era justicia, porque mi bebé Naydelin ya no viene más con nosotros”

CIUDAD DEL ESTE. Los familiares y activistas por los derechos de los niños se mostraron conformes con la condena aplicada a Héctor Eduardo Martínez Núñez (26) y su madre Limpia Concepción Núñez Goiburú (52). Ambos fueron condenados esta madrugada como autores del crimen de Naydelin (7), quien fue quemada viva hasta calcinarse.

Familiares y activistas se movilizaron frente al Palacio de Justicia para pedir justicia en el caso Naydelin.Gentileza
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Estaba sentada en la sala de juicios orales, con las manos juntas y apuntadas hacia el cielo como una súplica a la justicia divina. Era Juana Elizabeth González y escuchaba la explicación de los jueces Óscar Genes, Evangelina Villalba y Lourdes Villalba sobre la sentencia dictada contra los acusados por el asesinato de su añorada hija Naydelin.

En los primeros minutos de este jueves, el Tribunal de Sentencia comunicó la condena aplicada para los acusados. El autor confeso Martínez Núñez fue sancionado con la máxima pena: 30 años más 10 años como medida de seguridad, mientras que su madre Núñez Goiburú fue penada con 25 años.

Los condenados se retiraron del recinto judicial en medio de escraches. “Asesinos, asesinos”, gritaban los familiares de Naydelin y activistas.

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La mamá de Naydelin: “Escucharon mi dolor”

“Estoy muy conforme con la sentencia. Escucharon mi dolor, escucharon mi clamor”, dijo en medio de llanto la madre de la niña, quien cuando se inició el juicio se encontraba embarazada. Al término del juzgamiento le acompañaba su hijo recién nacido.

Naydelin era una niña extrovertida y el centro de adoración de la familia González. Quedaba al cuidado de su abuela Juana Martínez de González cuando su madre salía para trabajar.

“Se hizo justicia. Nadie me devuelve a mi bebé. Nadie, nadie me devuelve mi bebé. Lo único que pedíamos era justicia, porque mi bebé ya no viene más con nosotros. Tanto sufrió esa criatura para morir, no merecía ella”, expuso la desconsolada abuela.

Con globos verdes y blancos adornando el cielo, pobladores esteños empatizaron con el dolor inimaginable de la familia de la niña Naydelin. La movilización fue el año pasado.

El crimen de Naydelin ocurrió el 29 de febrero de 2020 en Minga Guazú y causó conmoción en el país. El juzgamiento de los acusados fue seguido por diversos sectores, tanto de forma presencial como virtual.

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El consuelo de un abuelo

Para Antonio Ramón González, abuelo de Naydelin, el acompañamiento de la gente fue clave. “Yo sentía que sin el apoyo de la ciudadanía no se iba a hacer justicia”, añadió.

Los activistas por los derechos de los niños acompañaron el juicio desde el inicio hasta el su finalización.

“Estamos conformes con la sentencia dictada por los jueces. Saber que estos asesinos estarán privados de su libertad por un período largo de tiempo nos da un poco de consuelo y paz, pese a que nunca volveremos a ver a Naydelin. La recordaremos siempre por su tierna y hermosa sonrisa”, expresó María José González de la organización PAS (Prevenir, Amar, Salvar).

Crimen con trasfondo de venganza

El asesinato de la niña tuvo un trasfondo de venganza. El autor confeso Martínez Núñez fue pareja sentimental de la tía de la víctima fatal. “Tío Dudu”, le llamaba Naydelin al acusado.

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Martínez Núñez fue denunciado por violencia familiar por su exnovia, quien en la época era adolescente. Un día antes del crimen, el autor confeso afrontó una audiencia en el juzgado de Minga Guazú. Esa misma fecha amenazó a su expareja y a su exsuegra. “Esto no se quedará así”, había intimidado.

Limpia Concepción Núñez y su hijo Héctor Eduardo Martínez Núñez.

Había ido a comprar golosinas

La tarde del 29 de febrero de 2020, Naydelin fue raptada cuando salía de una despensa tras comprar golosinas y una esponja, en el barrio Kabure´i de Minga Guazú. Luego, fue trasladada por Martínez Núñez en un auto hasta una zona boscosa de un predio rural del km 26 Monday del municipio minguero. En este sitio fue quemada viva hasta que su cuerpo fue calcinado.

El crimen fue premeditado. Horas antes del rapto, Núñez Goiburú supuestamente cortó leñas con motosierra en la escena de la quema. Luego, madre e hijo prepararon una hoguera con ramas secas y aceite de cocina y colocaron a la niña con las piernas atadas en el fuego.

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