Párrocos tienen la difícil misión de recuperar la fe de la feligresía

CIUDAD DEL ESTE. Los párrocos afrontan la difícil tarea de que la feligresía recupere su fe, tras atravesar los duros momentos de la pandemia. Hoy precisamente se recuerda el día del párroco y padre Ernesto Zacarías cura párroco de la iglesia catedral San Blas manifestó que están pasando momentos muy difíciles, pues muchas personas tienen menos fe.

Ernesto Zacarías (Izquierda), cura párroco de la iglesia catedral San Blas, durante una actividad Mondo Covid, en el predio de la Catedral.tereza fretes alonso
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En Alto Paraná existen unas 40 parroquias y es considerado una de las zonas más activa en cuanto a la participación de la feligresía. Esto se convirtió en una dificultad, pues muchos quisieron seguir acudiendo a las celebraciones. El padre Zacarías explicó que desde el comienzo de la pandemia del Covid-19 han pasado por situaciones inesperadas día a día. Señaló que en la misión sacerdotal pasaron por necesidades e innovaciones que anteriormente no imaginaban.

“Tuvimos que ser estrictos y dar cumplimiento a las restricciones sanitarias impuestas por el gobierno nacional mirando siempre el bien común a fin de evitar contagios masivos. Por este motivo y siguiendo los lineamientos de la Santa Sede y la Conferencia Episcopal Paraguaya, la diócesis de Ciudad del Este ha cumplido en todas las parroquias con el protocolo sanitario emanado por los decretos presidenciales y otras normativas, este fue el primer desafío al cual nos enfrentamos en esta pandemia”, expresó el religioso.

En un segundo momento, conforme los índices de contagios iban en aumento, la figura del sacerdote se hizo más necesaria pero la frustración también llegó a sus vidas y a su servicio, pues muchos sacerdotes que se contagiaron con la enfermedad fallecieron. “Muchos se exponían cuando aún no se tenía mucha información de este padecimiento y perecían en la labor pastoral pues contaban con enfermedades de base o inmunodeficiencias que los hacían mucho más vulnerables a la letalidad del contagio”, añadió el padre Ernesto Zacarías.

Otra circunstancia que enfrentaron es el pico de contagios y muerte, “perdimos a amigos, familiares, personas muy queridas, pero la figura del sacerdote seguía más vigente que nunca, pues tocaba mitigar el sufrimiento de quienes seguían en este valle de lágrimas. No es fácil perder a un ser querido, recordemos que hasta Jesús lloró por su amigo Lázaro. Eso no nos hace menos fuerte, nos hace más humanos, nos conecta con nuestros sentimientos y nos recuerda reflexionar sobre lo agradecido que debemos estar por haber sido parte de la vida de este ser amado, y que el mismo haya sido parte de nuestra vida, y eso lograremos entender mediante la gracia del amor a Dios”, expresó en otro momento.

Según el cura párroco, el gran desafío que les deja la pandemia es recuperar la fe de la feligresía, “mucha gente perdieron su fe, se alejaron de la iglesia, volvieron carentes. Tenemos el gran desafío de recuperar la fe de la feligresía”, expresó.

El padre Zacacarías, aclaró que si bien la vida de un sacerdote en época de pandemia es difícil no significa que la vida de un sacerdote sea triste, sino que les hacer recordar que la fuerza proviene de Jesús y es cuando ponen en práctica sus mandamientos y enseñanzas, lo cual da sentido a la vida espiritual del sacerdote. “Quiero exhortar a quienes tengan curiosidad en cuanto a la vida sacerdotal y sientan un llamado hacia la misma, diciéndoles que no tengan miedo. La vida del sacerdote te llena de grandes amigos, familias que te cuidan en las comunidades donde te designen, momentos de alegría y gozo cuando cumplimos con nuestra misión espiritual y oímos el llamado del Padre, ser sacerdote en época de pandemia es una gracia de Dios”, finalizó.

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