Los bandidos con tapabocas simularon ser clientes para ingresar en el interior de la oficina y después sacaron armas de fuego para reducir a los funcionarios.
Los maleantes actuaron con violencia y con golpes redujeron a las víctimas a quienes obligaron a colocarse boca abajo. Una de las víctimas identificadas como Antonio Gamarra fue brutalmente agredido y quedó con dificultades de respirar, por lo que fue auxiliado hasta un centro asistencial.
Los marginales se apoderaron de casi G. 25 millones guardados en dos cajas para posteriormente darse a la fuga. El local asaltado no cuenta con circuito cerrado. Los policías llegaron al lugar para recabar datos del golpe.
La escribana Estela Coronel Fornerón dijo que los bandidos aparentemente manejaban información sobre el cobro a los clientes y sabían quiénes se encargaban del dinero.