“Hasta los huesos” sirve un romance crudo y atrapante

La nueva película del director de “Llámame por tu nombre” es un romance fascinantemente retorcido pero genuinamente conmovedor que sigue a dos jóvenes en un mundo de vínculos rotos y hábitos alimenticios peculiares.

Taylor Russell y Timothée Chalamet en "Hasta los huesos".Warner Bros. Pictures
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El aplaudido cineasta italiano Luca Guadagnino regresa al género del romance luego de haber lanzado al estrellato a Timothée Chalamet con la aclamada Llámame por tu nombre, pero su regreso lo hace con una historia más... cruda, en la que a la intensidad emocional de la historia de amor central se incorpora un poco del horror corporal y generosas cantidades de sangre a las que el director parece haber tomado el gusto luego de su excelente “remake” del clásico de terror Suspiria.

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Hasta los huesos sigue a Maren (Taylor Russell), quien desde temprana edad ha exhibido impulsos canibalísticos incontrolables. Cuando Maren cumple 18 años, su padre la abandona, diciéndose incapaz de seguir encubriendo a su hija, dejándole solo un poco de dinero, una grabación en casete y su certificado de nacimiento, donde descubre la ciudad de origen de su madre, quien abandonó la familia cuando Maren era bebé; por lo que Maren decide salir en busca de su madre.

Adaptando la novela Bones and All de Camille DeAngelis, Guadagnino y el guionista David Kajganich vuelven a adentrarse en lo que en su núcleo es otra historia de amor joven intenso y efímero, de personas obligadas a esconder su verdadera naturaleza – aunque obviamente con un componente mucho más oscuro que el romance perfectamente normal de Llámame por tu nombre, donde el secretismo nacía del miedo a discriminación homofóbica. Pero de ninguna forma estamos ante un caso de refrito de un director dormido en sus laureles.

Hasta los huesos es intensamente conmovedora, provocadora y perturbadora, una historia de amor y descubrimiento juvenil que puede rivalizar a lo mejor de esos géneros y un thriller de suspenso aterrador en los breves pero impactantes momentos en que la naturaleza siniestra del mundo bajo la superficie de la sociedad en que Maren y Lee (Timothée Chalamet) se mueven y cuyas profundidades y peligros van descubriendo a lo largo del filme.

Pero incluso en los momentos en los que la película no se centra en el ecosistema clandestino de depredadores humanos del que el filme solo muestra vistazos muy parciales – el más completo de los cuales es un estremecedor monólogo de un espeluznante Michael Stuhlbarg – la película es rica en contenido y complejidad, desde la reflexión sobre la juventud en abandono que luego se transforma en un romance a lo Bonnie y Clyde y un trágico drama sobre vínculos de sangre y la relación casi simbiótica que se puede formar entre seres humanos, al punto que una separación se siente como la amputación de un miembro, la extirpación de un pedazo de carne y piel.

Quizá la única nota disonante en la película es la presencia de Mark Rylance como Sully, el primer “devorador” que Maren encuentra en su viaje y que parece haber emigrado a esta historia directamente de una novela de Stephen King, lo que en sí no tiene nada de malo teniendo en cuenta el tono ligeramente surreal que la película establece para sí desde el primer momento en que Maren casi le arranca el dedo de un mordisco a una compañera de colegio.

Sin embargo, Rylance – un gran actor que merecidamente se llevó el Óscar hace algunos años por su trabajo en la excelente Puente de espías de Steven Spielberg – parece haberse atascado en un estilo de actuación monótonamente caricaturesco de miradas perdidas y diálogos hablados como si estuviera combatiendo los efectos de un potente sedante. La película lo vende como una amenaza inquietante y un ser lastimero al mismo tiempo, pero el efecto tiene éxito solo a medias, y los ocasionales estallidos de violencia y furia de su personaje, que deberían ser chocantes, resultan más bien cómicos.

Por otro lado, Russell y Chalamet – quien sigue demostrando un crecimiento impresionante como actor de película a película - hacen un trabajo intachable al vender el romance huracanado en el centro del filme y la desesperación con la que Maren y Lee intentan aferrarse el uno al otro para mantenerse a flote y evitar que el lastre de lo que ambos ven como su naturaleza y los traumas de sus respectivos pasados los hundan.

Y más allá de Rylance, el elenco secundario está lleno de grandes actores que solo necesitan una escena para causar una impresión enorme, como el ya mencionado Michael Stuhlbarg, la legendaria Jessica Harper o la siempre bienvenida Chloë Sevigny.

Si uno tiene el estómago para soportar la inusual premisa y algunos momentos bastante estremecedores de horror gráfico, Hasta los huesos es una historia de amor inusual y cautivante.

Calificación: 4/5

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HASTA LOS HUESOS

Título original: Bones and All

Dirigida por Luca Guadagnino

Escrita por David Kajganich (basada en una novela de Camille DeAngelis)

Producida por Luca Guadagnino, Timothée Chalamet, David Kajganich, Francesco Melzi d’Eril, Lorenzo Mieli, Marco Morabito, Gabriele Moratti, Theresa Park y Peter Spears

Edición por Marco Costa

Dirección de fotografía por Arseni Kachaturan

Banda sonora compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross

Elenco: Taylor Russell, Timothée Chalamet, Mark Rylance, Michael Stuhlbarg, André Holland, Jessica Harper, Chloë Sevigny, David Gordon Green, Anna Cobb, Jake Horowitz

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