(Disponible en Netflix)
Al igual que su protagonista, la atormentada peleadora de artes marciales mixtas Jackie Justice, quien en sus peleas favorece agarres y forcejeos a mínima distancia, Halle Berry presenta en su debut como directora una historia que se cuenta a través de tomas cerradas, íntimas y expresivas tanto en los momentos dentro del octágono de lucha como fuera de él.
Berry interpreta a Jackie Justice, una exestrella de la UFC cuya carrera se derrumbó luego de una catastrófica derrota. Cuatro años después, Jackie está hundida en el alcoholismo y el trauma de su última pelea, hasta que un par de eventos casi simultáneos lo cambian todo.
Un altercado con otra peleadora en un club de peleas clandestinas acaba llamando la atención de un promotor que le ofrece volver a entrenar para retomar su carrera, y esa misma noche el hijo de seis años de Jackie (Danny Boyd Jr.), a quien ella abandonó con su padre, queda a su cuidado luego de la muerte del padre. Impulsada por las circunstancias y un deseo de volver a tomar control de su vida, Jackie decide volver a entrenar mientras intenta comenzar a construir una relación con un hijo al que no conoce.
A lo largo de la película, Berry mantiene su cámara enfocada en momentos pequeños, a menudo silenciosos, pero muy comunicativos: gestos faciales, el lenguaje corporal de un niño asustado, la reacción de incredulidad de alguien que acaba de recibir un golpe en la cara, la desesperación creciente de alguien bajo el abrazo asfixiante de una llave de lucha.
Las secuencias de pelea están dirigidas de forma que acentúan el caos y el ritmo desesperado de la acción, la cámara inestable y casi siempre pegada a las peleadoras emula sus intercambios de golpes, precarias evasiones y contorsiones mientras intentan maniobrar en el suelo para cerrar una llave o escapar de un agarre constrictor.
En síntesis, Berry demuestra una admirable capacidad de capturar tanto los aspectos técnicos de la pelea como el drama humano que se desarrolla antes y durante el combate.
Además, siendo sinceros, el placer cinematográfico de ver a un buen montaje de entrenamiento sigue siendo tan satisfactorio ahora como lo fue en las innumerables películas que han bebido de la fuente de inspiración que es la primera Rocky.
Es la idea del deporte como más que una simple actividad física, sino como un medio para tomar cierto grado de control en un mundo impredecible y a veces hostil, de adquirir la fuerza necesaria para devolverle a la vida algunos de los golpes que nos da, y hay pocas cosas más visceral y triunfalmente cinematográficas.
Si bien algunos aspectos del filme no están tan bien logrados – en especial una subtrama romántica muy interesante que la película simplemente no tiene tiempo para darle todo el desarrollo que se merece -, al final de todo Herida es un impresionante debut que entrega esa potente catarsis emocional que solo los dramas deportivos de este tipo parecen tener.
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<b>HERIDA (Bruised)</b>
Dirigida por Halle Berry
Escrita por Michelle Rosenfarb
Producida por Guymon Casady, Terry Douglas, Brad Feinstein, Linda Gottlieb, Gillian Hormel, Basil Iwanyk y Paris Kassidokostas-Latsis
Edición por Jacob Craycroft y Terilyn A. Shropshire
Dirección de fotografía por Frank G. DeMarco
Banda sonora compuesta por Aska Matsuyima
Elenco: Halle Berry, Sheila Atim, Danny Boyd Jr., Stephen McKinley Henderson, Shamier Anderson, Adan Canto, Adriane Lenox, Valentina Schevchenko