“Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos”

Aunque no puede evitar caer en algunos de los vicios más irritantes del “universo Marvel”, “Shang-Chi” es una entretenida mezcla del carisma y el encanto característicos de esa serie de películas con acción de una calidad técnica y un esplendor visual superior a la que Hollywood suele proveer.

Simu Liu en "Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos".Marvel Studios
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(Disponible en cines)

Las películas del “universo cinematográfico Marvel” - de las cuales Iron Man fue la primera y Shang-Chi es la número 25 – tienen mucho qué aplaudir, pero un apartado en que no han sido particularmente destacables es en la calidad técnica de su acción, que normalmente impacta no por la calidad de su coreografía o el dinamismo de sus cámaras a la hora de capturar peleas; sino a pura fuerza de su escala visual, la espectacularidad de sus efectos y el cariño que el público le tiene a sus personajes.

Los momentos más memorables de sus batallas suelen ser alguna línea de diálogo ocurrente, el despliegue de algún espectacular logro de gráficos digitales o la muerte de algún héroe o villano, y no suele haber demasiado énfasis en la coreografía, en la danza de combate entre actores y camarógrafo que uno encontraría en algunas de las películas de acción más respetadas del Hollywood contemporáneo - como la saga John Wick – o en los clásicos del cine asiático.

Y aunque Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos se deja envolver por el habitual torbellino de píxeles digitales que tarde o temprano atrapa a todas las películas de Marvel, la calidad de su acción es innegable, y la mezcla de humor, carisma y corazón en el núcleo de la fórmula ganadora de Marvel también está presente.

Shang-Chi (Simu Liu) vive una vida ordinaria en San Francisco, estacionando autos en un hotel con su mejor amiga Katy (Awkwafina), tratando de distanciarse de la vida secreta que vivió hasta su adolescencia: Shang-Chi es el hijo del líder inmortal de una sociedad secreta de asesinos conocida como los Diez Anillos, y fue entrenado por su padre Wenwu (Tony Leung) para ser un letal asesino.

Luego de diez años de una vida normal, sin embargo, los secuaces de Wenwu encuentran a Shang-Chi y lo obligan a volver a su vida pasada para enfrentar a su padre y desafiar sus peligrosas ambiciones.

Luego de varios años de películas estrechamente entrelazadas que parecían más capítulos interconectados de una larguísima y carísima serie de televisión que filmes individuales, es genuinamente refrescante ver lo mucho que Shang-Chi se sostiene por sí solo sin depender de constantes referencias a otras películas del “universo Marvel”.

Si bien es cierto que cierto personaje secundario de una de las películas de Iron Man tiene una participación relativamente importante, y un par más de viejos conocidos (incluyendo uno que no vemos desde 2008) hacen una aparición en una escena, por lo general la película no distrae demasiado con referencias o cameos innecesarios.

En vez de eso tenemos lo que en su núcleo es una interesante y ligeramente trágica historia sobre la incapacidad de aceptar las pérdidas, sobre la dificultad de romper lazos tóxicos y sobre la sensación de estar a la deriva sin un rumbo fijo en la vida, temas tejidos de forma sorprendentemente elegante en una historia de anillos mágicos, dimensiones alternativas, monstruos devoradores de almas y duelos de artes marciales contra asesinos enmascarados y matones con machetes en lugar de antebrazos.

Lo mejor del filme probablemente son sus primeros 30 o 40 minutos, en los que la película pasa de una impresionante introducción de Wenwu y la historia de los Diez Anillos a lo largo de siglos de guerras, con una narración cortesía de la gran Michelle Yeoh que recuerda un poco al prólogo de La comunidad del anillo, y luego pasa a ser una serie de impresionantes secuencias de acción de alta intensidad y elaboradas coreografías interconectadas por breves pero muy efectivas escenas más discretas que definen muy bien a Shang-Chi y Katy como individuos y su relación, que es el tipo de vínculo platónico que una película menos inteligente habría hecho explícitamente romántico.

Ese énfasis en el desarrollo de personajes es parte central de la fórmula Marvel, razón por la cual el estudio ha contratado a autores de cine independiente como Jon Watts, Ryan Fleck y Anna Boden, o Chloé Zhao, para sus películas más recientes (o futuras, en el caso de Eternals), una tendencia que Shang-Chi continúa poniendo en la silla del director a Destin Daniel Cretton, realizador de la aclamada Short Term 12.

Cretton navega bien la línea entre drama humano e historia de fantasía mística, y cada uno de los personajes centrales se sienten complejos y tridimensionales, su conflicto complicado y trágico, y su resolución impactante.

Pero eso no es nada nuevo para las películas de Marvel.

Donde la película sí sorprende es en la calidad de su acción, que tiene una calidad técnica inesperada, con coreografías elaboradas y espectaculares que, para variar, la cámara de Cretton y su equipo sabe no solo mostrar con claridad para apreciar cada pirueta, cada golpe y patada, sino también logra acentuar moviéndose con agilidad para acompañar los movimientos de sus actores, en vertiginosas danzas marciales.

Un fantástico duelo de artes marciales y magia entre Wenwu y su esposa Ying Li (Fala Chen) en el prólogo se siente como la aproximación más certera y auténtica al cine “wuxia” que Hollywood ha logrado producir en mucho tiempo, mientras que un enfrentamiento entre Shang-Chi y los secuaces de los Diez Anillos en un metrobus en San Francisco parece una mezcla ganadora de la espectacular secuencia del tren de Spider-Man 2 con el tipo de coreografía de combate creativa que uno encontraría en un filme clásico de Jackie Chan (lo que tiene sentido teniendo en cuenta el que difunto Brad Allan, uno de los discípulos estrella de Chan, ayudó a dirigir la acción) o en los brutales filmes recientes de directores como Gareth Evans o Timo Tjahjanto (sin la sangre de las películas de estos dos directores, por supuesto).

La forma en que la dirección y la coreografía ponen un énfasis en la velocidad de los movimientos de los peleadores – probablemente con un poco de aceleración del metraje - para dar una sensación sutil pero efectiva de fuerza sobrehumana recuerda mucho a las excelentes peleas de las adaptaciones al cine de Samurái X.

Sí hay algo que decepciona un poco es que la acción del resto del filme no logra mantener esa calidad, agilidad y creatividad más allá de esa primera porción, ya que una vez que la historia toma rumbos más mágicos luego de una espectacular y prolongada batalla en Macao, la acción se vuelve más estándar de Marvel, con una batalla final que decepciona un poco al caer demasiado pronto en un festival exagerado de efectos digitales sin la elegancia y el impacto de esas primeras secuencias de acción.

También está el hecho de que el propio Shang-Chi es el personaje menos interesante de su propia película, aunque de eso se puede culpar al guion más que a la actuación de Simu Liu, que hace un buen trabajo. El problema es que todas las personalidades que lo rodean son mucho más fuertes, llamativas y memorables; en especial el gran Tony Leung, que es pura clase, calidez carismática y amenaza intimidante como Wenwu, y básicamente absorbe la atención del público como un agujero negro de elegancia cada vez que está en pantalla.

Si bien dista mucho de ser perfecta, Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos es otro triunfo en la trayectoria de Marvel Studios.

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SHANG-CHI Y LA LEYENDA DE LOS DIEZ ANILLOS (Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings)

Dirigida por Destin Daniel Cretton

Escrita por Destin Daniel Cretton, Dave Callaham y Andrew Lanham (basada en cómics creados por Steve Englehart y Jim Starlin)

Producida por Kevin Feige y Jonathan Schwartz

Edición por Elísabet Ronaldsdóttir, Nat Sanders y Harry Yoon

Dirección de fotografía por Bill Pope

Banda sonora compuesta por Joel P. West

Elenco: Simu Liu, Awkwafina, Tony Leung, Meng’er Zhang, Michelle Yeoh, Fala Chen, Florian Muntenau, Ronny Chieng, Benedict Wong, Yuen Wah, Jodi Long

Horarios de “Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos” en cines de Paraguay

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