(Disponible en Netflix)
Sweet Girl es dolorosamente frustrantes porque, contra toda lógica y sin ningún motivo aparente más allá de una necesidad incomprensible de tener un giro sorpresa, elige ser dos versiones incompletas de sí misma y echar por tierra todo lo que hace bien, que no es poco.
El filme sigue a Ray Cooper (Jason Momoa) y su hija Rachel (Isabela Merced), cuya esposa y madre padece de una rara forma de cáncer que lentamente la está matando. Un prometedor medicamento que podría salvarle la vida es arbitrariamente retirado del mercado por la farmacéutica fabricante por motivos económicos, y Ray jura venganza luego de que su esposa sucumbre a la enfermedad.
Poco después, Ray se reúne con un periodista que investiga a la farmacéutica responsable por corrupción, pero un asesino mata al periodista y deja malheridos a Ray y a Rachel, que siguió a su padre a la reunión. El filme hace otro salto en el tiempo a un par de años después, cuando Ray finalmente pone en marcha su plan de venganza, y padre e hija se ven obligados a huir del FBI y de asesinos que buscan silenciarlos.
Más allá de lo que se siente como una introducción algo torpe e innecesariamente complicada con todos los saltos en el tiempo, la película ostenta acción con bastante impacto y decente presentación, y es fácil empatizar con Ray y Rachel por lo resonante de la trama sobre rencor y venganza contra estructuras que lucran de forma inescrupulosa con un derecho universal como la salud – un tema que debería tener bastante impacto en los espectadores luego del último año y medio que tuvimos todos – y por el buen trabajo que hacen Momoa y Merced.
Hay elementos que nunca terminan de encajar, como un par de personajes secundarios aburridos y algunos clichés como la narración forzosamente dramática que abre la película, pero por lo general la calidad de la acción y las actuaciones, la química entre los protagonistas y algunos elementos extra como la entretenida presencia de Manuel García Rulfo como un sicario que busca a los Cooper, hacen que la película sea casi el ideal platónico de un filme de acción que uno buscaría en una tarde libre de domingo por la tarde: nada extraordinario, pero de calidad decente.
Y entonces llega el giro sorpresa como una aguja para pinchar el globo de la película, y el filme se desinfla patéticamente.
Sin entrar en “spoilers”, se trata de un giro que parece motivado por nada más que el capricho de tener un giro, y molesta no porque sea ilógico dentro del contexto de la película - aunque lo es, un poco – sino porque fractura la película en dos filmes distintos: el de antes y el de después del giro, y en vez de decidirse por uno de los dos la película cobardemente intenta ser ambos a la vez.
Se siente como estar viendo una película hasta llegar a los últimos 30 minutos, solo para que alguien te cambie el canal y te obligue a ver el final de otra película.
Se siente como una admisión de inseguridad por parte de los realizadores que no le hace justicia al trabajo generalmente sólido en actuación y dirección que la película ostenta antes y después del giro, y acaba envenenando toda la película.
Sweet Girl es un asombroso desperdicio, una película perfectamente decente arruinada por un giro estúpido.
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SWEET GIRL
Dirigida por Brian Andrew Mendoza
Escrita por Gregg Hurwitz y Philip Eisner
Producida por Brain Andrew Mendoza, Jason Momoa, Brad Peyton y Jeff Fierson
Edición por Brad Besser, Matt Chesse y Michael McCusker
Dirección de fotografía por Barry Ackroyd
Banda sonora compuesta por Steven Price
Elenco: Jason Momoa, Isabela Merced, Manuel García Rulfo, Amy Brenneman, Justin Bartha, Adria Arjona, Lex Scott Davis, Raza Jaffrey, Michael Raymond-James, Dominic Fumusa, Nelson Franklin, Reggie Lee