Es interesante volver a ver las películas anteriores de la saga Rápidos y Furiosos antes de cada estreno de un nuevo filme en la serie, para poder trazar la increíble trayectoria de lo que comenzó como un simple semi-plagio de Point Break adornado en la estética de la cultura “tuner” de principios de la década del 2000, y gradualmente fue transformándose en una serie de películas de acción y espionaje cuya escala y espectacularidad la tienen como la única verdadera rival de las sublimes películas de Misión Imposible.
Esa mutación en el ADN de Rápidos y Furiosos tuvo su disparador en la llegada a la serie del director Justin Lin y el guionista Chris Morgan, que tomaron las riendas de la serie en Tokyo Drift (2006), con Lin dirigiendo también la cuarta, quinta y sexta entrega; y Morgan firmando los guiones de todas las películas siguientes excepto esta nueva.
Tras una última película centrada en carreras con Tokyo Drift, Lin y Morgan trajeron de vuelta al elenco original de la serie como forajidos justicieros que luego se convertirían en una suerte de grupo de súper espías, y la serie pasaría a erigirse sobre tres pilares fundamentales: la espectacularidad de sus enormes secuencias de acción con un énfasis en acrobacias y choques reales siempre que fuera posible; el carisma y la gran química de su elenco; y el tema central de familia, no necesariamente biológica sino “del corazón”, que todas las películas desde la primera ya tenían como núcleo, pero que el tándem Lin-Morgan enfatizó.
En Tokyo Drift Sean (Lucas Black) es enviado a Tokio a vivir con su padre pero acaba hallando una familia en Han (Sung Kang), que lo adopta como una especie de hermano menor. Rápidos y Furiosos (2009), probablemente más débil de las películas de Lin, es una historia de venganza en la que Dominic Toretto (Vin Diesel) quiere hacer justicia por la aparente muerte de Letty (Michelle Rodríguez) mientras Brian (Paul Walker) y Mia (Jordana Brewster) tratan de no perder lo que queda de su atípica “familia”.
En Rápidos y Furiosos: Sin Control, que es una de las mejores películas de acción de una década que incluye a obras maestras del género como Mad Max: Furia en el Camino, las tres últimas Misión Imposible o las dos entregas de The Raid, Lin y Morgan cierran una etapa de la serie y al mismo tiempo abren otra, trayendo de vuelta a incluso más personajes de la serie para un atraco en Brasil con el que el clan Toretto planea dejar la vida de autos rápidos y balas aún más rápidas para vivir en paz.
Rápidos y Furiosos 5 es Los Vengadores un año antes que la película de Marvel, y mejor. Tiene la más brillante secuencia de acción de toda la serie – esa inolvidable persecución mientras Brian y Dom arrastran una bóveda y destruyen la mitad de Río de Janeiro con ella –, es una de las “heist movies” más entretenidas de los últimos tiempos y si la serie hubiera terminado con esa secuencia final al ritmo de Danza Kuduro, hubiera sido el final perfecto.
Sin embargo, el éxito de esa película revivió por completo a Rápidos y Furiosos en la taquilla, así que eso no iba a pasar.
Si bien las siguientes películas nunca alcanzan la cumbre que conquistó la quinta entrega, siguen siendo entretenimiento de calidad con acción de primera, y el hecho de que Rápidos y Furiosos 7 – la primera en años que no fue dirigida por Lin - haya terminado siendo tan coherente como es luego de que la producción tuviera que recuperarse de la muerte de Paul Walker es extraordinario.
Ahora nos llega la novena entrega de la serie. Morgan se ha ido, pero Lin regresó, y el resultado sigue sin estar a la altura de la película número cinco, pero mantiene el nivel de alta calidad en que la serie se ha asentado desde entonces.
LAS DOS CARAS DE LA FAMILIA
Rápidos y Furiosos 9 trascurre unos años después de la película anterior. Dom y Letty están retirados de la acción, alejados de toda civilización intentando criar en paz al hijo de Dom, Brian. Sin embargo, el resto del equipo llega con noticias alarmantes: Don Nadie (Kurt Russell), el enigmático agente del Gobierno que los ayudó en el pasado, capturó a la vengativa hacker Cipher (Charlize Theron) pero inmediatamente su avión fue atacado por desconocidos.
Pronto Dom deduce que una figura de su pasado está involucrada en el incidente: Jakob (John Cena), su hermano menor y a quien Dom culpa de la muerte de su padre.
Lo que en realidad mueve a la historia de la película es la búsqueda de un dispositivo capaz de apoderarse de todos los aparatos electrónicos del mundo, o algo por el estilo, que Jakob y sus aliados buscan y que Dom y su equipo deben intentar impedir que estos encuentren, pero como es habitual en estas películas, esos detalles son lo que menos importan.
Lo que importa son los personajes, a los que Lin claramente tiene muchísimo afecto, un afecto que ha logrado transmitir muy bien al público a lo largo de la saga.
Aquí Lin y su co-guionista plantea un nuevo desafío a la filosofía de vida familiar de Dom poniéndolo en contra de alguien que no solo es un familiar biológico directo suyo, sino que temáticamente es como una versión espejo de Dom, un Dom con la misma fuerza, ingenio y habilidad para la conducción, pero sin la familia como esa pieza final del rompecabezas que lo deja incompleto.
Es una interesante dinámica que Diesel y Cena interpretan con palpable tensión. Cena en particular hace un impresionante trabajo al interpretar a Jakob como un hermano menor inseguro que intenta esconder esas inseguridades bajo una máscara de confianza engreída, pero por momentos deja ver destellos de esa vulnerabilidad oculta.
Y lo que más importa es que veamos vehículos caros chocar, explotar y/o volar; para pasar un par de horas con la “familia” Toretto y ver las discusiones entre Tej (Chris “Ludacris” Bridges) y Roman (Tyrese Gibson), ver a quién Letty le da una paliza con sus misteriosas habilidades de artes marciales que parece haber adquirido post amnesia, y escuchar más sermones de sabiduría familiar de los que Dom suele soltar como una especie de Yoda alto y musculoso.
Y en todo eso la película cumple más que suficiente.
DIVERSIÓN CON IMANES
Ninguna de las secuencias del filme llega a la perfección de la persecución de la bóveda en Sin Control, pero aún así hay mucha creatividad en exhibición, desde una entretenida persecución por un campo minado hacia el principio del filme hasta un par de satisfactoriamente devastadoras secuencias en Edimburgo y Tiflis.
Esas dos últimas secuencias son lo mejor del filme tanto en escala como en variedad. Demasiadas de las grandes escenas de acción de las últimas películas de Rápidos y Furiosos trascurren en autopistas vacías o páramos desiertos, por lo que es bienvenido que Lin haya decidido traer la acción de vuelta a una ciudad con mucho tráfico para aumentar más el factor destructivo que su dinámica dirección sabe capturar con tanta espectacularidad.
Además, Rápidos y Furiosos 9 es la segunda película desde la excelente Escuadrón 6 de Michael Bay en entender que introducir incorporar imanes ridículamente poderosos a escenas de acción puede dar resultados gloriosos.
Donde Lin muestra un cierto retroceso es al filmar peleas mano a mano, dejándose llevar un poco por el recurso de sacudir demasiado la cámara para darle más intensidad a sus peleas. En escenas como una pelea de Letty y Mia contra un grupo de matones en un apartamento a oscuras, la falta de luz y la cámara errática hacen que la acción sea más mareante que emocionante.
MUCHO PESO EN LA CARROCERÍA
El problema principal que enfrenta Rápidos y Furiosos 9 es el mismo que enfrentan las películas más recientes de Marvel: se acerca al punto de ser impenetrable para alguien que no es un fan, que no está al día una historia que abarca ocho películas y que no tiene una inversión emocional en la historia de Toretto y compañía, en los acontecimientos de los filmes anteriores y cómo ciertas revelaciones en esta nueva película recontextualizan esos acontecimientos.
Y la verdad es que incluso siendo un fan, algunos de esos giros requieren en gran medida que uno simplemente acepte lo que la película le pone en frente sin preocuparse demasiado por que todo tenga sentido lógico.
Nada más claro en ese sentido que el hecho de que la película espera que simplemente aceptemos el hecho de que Dom y Mia tenían un hermano que ninguno de los dos menciona en una sola ocasión en ninguna de las otras seis películas en las que ambos aparecen.
Eso sin mencionar el regreso de Han luego de su aparente muerte en Tokyo Drift que luego en Rápidos y Furiosos 6 resultó ser obra de Jason Statham, pero que finalmente ni siquiera fue así por razones entrañablemente tontas que son explicadas con cero detalle, o la forma en que las películas siguen teniendo que hallar formas de no incluir al personaje de Paul Walker en la historia.
Además la película tiene que hacer espacio para incluir a un montón de personajes secundarios para apariciones de una sola escena como la señora Shaw (Helen Mirren, que por fin tiene su propia persecución en auto), traer de vuelta a los personajes de Tokyo Drift, meter un cameo de Cardi B...
Otras películas colapsarían bajo el peso de tantas cosas que le juegan en contra y seria un desastre, pero Rápidos y Furiosos, aún sin la mano de Chris Morgan en el guion, se las arregla para tomar esas debilidades y transformarlas en parte de su encanto y fortalecerse con ellas: lo de Han es ridículo pero, ¿a quién le importa si significa que el gran Sung Kang puede volver a estar en estas películas? Lo de Paul Walker distrae pero al mismo tiempo resulta en una de las escenas más enternecedoras de la película.
Todos los personajes tienen su oportunidad de brillar – esta es la película que mejor utiliza a Tyrese Gibson en años, dándole a Roman algunas de las escenas y diálogos más divertidos de la película, por ejemplo –, la emotividad sigue golpeando tan fuerte como los choques de autos y esos choques siguen siendo un verdadero despliegue de efectos especiales prácticos de los cuales no muchas películas pueden alardear.
Si la falta de lógica o elegancia de guion son el tipo de cosa que a usted le impide poder disfrutar de una película, hay muchas otras cosas qué ver. Si es usted capaz de pasar por alto ese tipo de detalles, entonces probablemente ya era fan de Rápidos y Furiosos antes, así que bienvenido de vuelta, agarre una botella de Corona y disfrute del viaje.
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<b>RÁPIDOS Y FURIOSOS 9 (</b><i><b>F9</b></i><b>)</b>
Dirigida por Justin Lin
Escrita por Justin Lin y Daniel Casey
Producida por Justin Lin, Vin Diesel, Neal H. Moritz, Jeff Kirschenbaum, Joe Roth, Clayton Townsend y Samantha Vincent
Edición por Greg D’Auria, Dylan Highsmith y Kelly Matsumoto
Dirección de fotografía por Stephen F. Windon
Banda sonora compuesta por Brian Tyler
Elenco: Vin Diesel, Michelle Rodríguez, John Cena, Tyrese Gibson, Chris “Ludacris” Bridges, Jordana Brewster, Nathalie Emmanuel, Sung Kang, Charlize Theron, Anna Sawai, Kurt Russell, Lucas Black, Jason Tobin, Bow Wow, Thue Ersted Rasmussen, Helen Mirren, Shea Whingham, Don Omar, Cardi B