(Disponible en cines y Disney+)
Ignorando sus aspectos corporativos y centrándose uno solamente en sus méritos artísticos, es imposible no sentirse algo frustrado por el Disney moderno, que se ha convertido en un monolito del entretenimiento ostentando algunas de las franquicias y propiedades intelectuales más importantes del mundo pero como Smaug en su montaña en El Hobbit se agazapa celosamente sobre sus vastas montañas de oro, regurgitando las historias de sus períodos más creativos del pasado y reempacándolas en paquetes relucientes pero sin alma para apelar exclusivamente a la nostalgia de las generaciones que crecieron con sus películas.
Así, los recursos económicos casi infinitos de la casa de Mickey Mouse, que otrora se empleaban en ambiciosos riesgos artísticos como la reinvención de un género muerto con Piratas del Caribe en 2003, o prácticamente toda su filmografía animada desde La Sirenita hasta El Planeta del Tesoro; ahora es invertido en copias plásticas de los clásicos de aquella era de oro como las recientes “remakes” de La Bella y la Bestia o El Rey León.
Con Cruella, afortunadamente, la ambición está un poco más elevada - aún casi a ras del piso pero algo es algo - y el resultado prácticamente un filme original, y uno bastante bien hecho que, a diferencia de aquellos dos filmes, no se siente como una absoluta pérdida de tiempo.
Tomando solo algunos elementos y personajes del clásico animado 101 Dáltamas, pero con enfoques totalmente distintos, Cruella es la historia de Estella (Emma Stone), que desde pequeña se ha distinguido no solo por su cabellera blanca y negra sino por su obvio talento para el diseño de modas y su actitud rebelde.
Luego de aparentemente haber causado, por accidente, la muerte de su madre, Estella llega a Londres y sobrevive robando junto con otros dos huérfanos que la acogieron. Eventualmente, una Estella ya adulta logra un empleo bajo la principal diseñadora de Londres, la Baronesa (Emma Thompson), y pronto descubre secretos que la llevan a emprender una ambiciosa campaña de venganza.
Luego de una introducción muy extraña, que incluye cierto momento que lógicamente se ha convertido en el meme del fin de semana en Twitter y que parece salido directamente de una parodia de lo que sería una historia de origen de Cruella de Vil – aunque en el contexto de la película tiene cierto sentido –, el filme parece encontrar su ritmo y la primera de sus dos horas se desenvuelve con energía y confianza, mientras el director Craig Gillespie mueve su cámara con agilidad a través de las calles, callejones, parques, áticos y oficinas del impresionantemente recreado Londres de los años ’70, por el que Estella y sus compañeros Jasper (Joel Fry) y Horace (Paul Walter Hauser) se mueven dando sus pequeños golpes de ratería.
Durante esa primera hora la película va evolucionando de una forma que se siente fluida y narutal, pasando del extraño origen de Estella/Cruella - que recuerda un poco a algo salido de la mente de Tim Burton – a una rara mezcla entre El Diablo viste a la moda y una “heist movie” en la que Estella y sus colegas comienzan a planear un audaz robo a una gala de la Baronesa.
No es hasta que la película llega a ese punto medio y comienzan a darse ciertas revelaciones sobre la historia que el filme comienza a perderse en el laberinto de su propia trama, mareándose un poco por sus propios giros argumentales, de una forma que no hace que la historia sea difícil de seguir pero que sí le quita impulso, y que lleva a Estella a hacer un cambio de personalidad que se siente demasiado repentino y poco natural.
Emma Stone hace un muy buen trabajo con lo que básicamente es un papel doble, debiendo interpretar a Cruella/Estella básicamente como una versión menos claramente dividida del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde, dos personajes distintos habitando un mismo cuerpo y que gradualmente se van volviendo la misma persona.
Lo de Stone es impecable, pero el hecho de que la transición sea tan abrupta al principio es un tropiezo del guion, que para ese punto empieza a resbalar y tambalear, aunque nunca termina de derrumbarse y de hecho para el final se recupera bastante bien una vez superada esa tercera fase en la que la historia se vuelve una especie de guerra de moda que por motivos no muy bien delineados involucra a la policía y un concierto de rock.
Y más allá de la forma en que la historia se complica de forma innecesaria a medida que las revelaciones se van dando, la química hostil pero con indicios de respeto entre Cruella y la Baronesa - Emma Thompson es excelente como un avatar de crueldad casual aristocrática - crea un emocionante duelo de personalidades entre nuestra antiheroína y la villana. Eso sí, hubiera sido interesante que el filme se meta un poco más en la cabeza de Estella y explore la idea de rebeldía que esta versión del personaje parece querer encarnar, pero que la película solo toca de forma superficial.
Aparte de los ya mencionado tropiezos del guion - que no pueden ser especificados sin incurrir en “spoilers” -, la película tiene algunas otras cosas de las que quejarse, como lo inconsistente que puede ser con sus efectos digitales que el 50% del tiempo son decentes y en otros momentos hacen que los perros de la película se sientan como salidos de un videojuego, eso sin mencionar una escena hacia el final que recuerda un poco - salvando las diferencias - a la escena de surf con paracaídas al principio de Otro día para morir.
Sin embargo, esos son defectos que al final del día no se sienten demasiado más allá de ser molestias momentáneas.
Por el simple hecho de no ser una tarea mal copiada, Cruella ya sería más recomendable que gran parte de la filmografía “live action” reciente de Disney. Pero en lo que se constituye una grata sorpresa, la película es genuinamente buena a pesar de sus defectos, como un bello vestido que no fue del todo bien planchado.
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CRUELLA
Dirigida por Craig Gillespie
Escrita por Dana Fox y Tony McNamara (basada en personajes creados por Dodie Smith)
Producida por Kristin Burr, Andrew Gunn y Marc Platt
Edición por Tatiana S. Riegel
Dirección de fotografía por Nicolas Karakatsanis
Banda sonora compuesta por Nicholas Britell
Elenco: Emma Stone, Emma Thompson, Joel Fry, Paul Walter Hauser, Mark Strong, Emily Beecham, Kirby Howell-Baptiste, John McCrea, Kayvan Novak, Jamie Demetriou