“La madre del blues”

Una fascinante exploración de las relaciones raciales en los Estados Unidos a través del filtro de una caótica sesión de grabación, en un filme que además es una asombrosa carta de despedida de Chadwick Boseman.

Viola Davis y Chadwick Boseman protagonizan "La madre del blues".Netflix
audima

(Disponible en Netflix)

El filme La madre del blues no es, como su título en español insinúa, una biografía de la figura titular, la legendaria e influyente cantante Ma Rainey, sino que se centra solo en un par de horas de su vida, durante una prolongada y conflictiva sesión en una calurosa jornada de la década de 1920 en Chicago.

Durante esa sesión, Ma Rainey (Viola Davis) choca con su productor, el jefe de la disquera que la representa y su propia banda, en especial con Levee (Chadwick Boseman), un ambicioso trompetista que busca formar su propio grupo musical y convertirse en una figura de renombre en la música por derecho propio.

Adaptando una obra teatral de August Wilson, el director George C. Wolfe sabiamente deja que el diálogo y el trabajo de sus actores sirva como el motor principal de la película, que a medida que avanza se va revelando menos como un drama musical y más como una exploración de la tensa relación entre blancos y negros en los Estados Unidos vista desde el prisma del vínculo entre Ma y sus músicos con sus productores blancos.

Es a través de su arte que Ma goza de cierto grado de poder a pesar de su color de piel, aunque sea solo dentro de los confines del caluroso estudio de grabación, y en consecuencia - y muy deliberadamente – se mueve como una reina (con un trabajo apropiadamente imponente de Viola Davis) por los pasillos, ordenando costosas repeticiones de la introducción a una de sus canciones para que su sobrino tartamudo pueda participar o parando por completo la grabación hasta que alguien le traiga una Coca-Cola.

Y en el lado opuesto está Levee, con una ambición y una perspectiva de la vida similar a la de Ma, pero aún sin el poder que su jefa ostenta. Levee es una figura trágica que encarna el dolor y el trauma de décadas de desigualdad y crueldad hacia la población afroamericana – literalmente lleva las secuelas del odio racial a flor de piel – , y sueña con cobrar venganza indirecta a través del éxito en la música, vistiendo una máscara de sumisión ante el jefe de la disquera.

Algunos de los momentos más eléctricos del filme trascurren en la sala de preparación donde Levee y el resto de la banda entran en conversaciones que van de jocosas a beligerantes – a veces de forma muy repentina – mientras hacen relucir los diálogos de August Wilson explorando la experiencia afroamericana desde distintas perspectivas; violencia racial, dependencia económica y, en el centro del filme, la injusticia de un sistema dominado por ejecutivos blancos que lucran con una cultura que al mismo tiempo oprimen; en particular con la cruel ironía de la escena final del filme, la película retrata algo que, de forma indirecta y a la vez explícita, pinta como un saqueo cultural.

Lógicamente Viola Davis, que se ha especializado en interpretar a mujeres duras capaces de recibir los golpes de la vida y devolverlos con igual o superior fuerza, brilla como Ma Rainey, pero la mayor parte del peso del filme cae sobre los hombros de Boseman, y en la que fue su interpretación final el actor hace un trabajo que sería difícil olvidar.

Hay una escena en particular, en la que una discusión teológica entre los músicos acaba con un desgarrador monólogo de Levee que adquiere varias dimensiones teniendo en cuenta la situación personal de Boseman; por momentos su trabajo adquiere un matiz de confrontación con su propia realidad, que puede o no haber sido la intención del actor pero que ciertamente se siente así, visto desde fuera, un desafío a la mortalidad en simultáneo con una expresión de rabia racial.

Esa escena, por sí sola, debería asegurarle a Boseman una nominación póstuma al Óscar al mejor actor, y personalmente no estoy pudiendo pensar en un nombre que pueda hacerle competencia por ese premio a excepción de Delroy Lindo en 5 Sangres.

Tanto por su audaz subtexto, su ritmo ágil y preciso y el gran trabajo de sus dos protagonistas, La reina del blues es un drama inolvidable.

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LA MADRE DEL BLUES (Ma Rainey’s Black Bottom)

Dirigida por George C. Wolfe

Escrita por Rubén Santiago-Hudson (basada en una obra teatral de August Wilson)

Producida por Denzel Washington, Todd Black y Dany Wolf

Edición por Andrew Mondshein

Dirección de fotografía por Tobias A. Schliessler

Banda sonora compuesta por Branford Marsalis

Elenco: Viola Davis, Chadwick Boseman, Glynn Turman, Colman Domingo, Michael Potts, Jonny Coyne, Jeremy Shamos, Taylour Paige, Dusan Brown

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