Joaju y su público desatan una felicidad compartida

La figura del gran pianista y compositor paraguayo Jorge “Lobito” Martínez ha impactado profundamente en varias generaciones de músicos no solo en el país sino en el mundo. Su gran influencia musical y creativa es motivo de celebración para el cuarteto de jazz nacional Joaju, que anoche presentó en vivo su tercer álbum “Avy’a jave”, un digno homenaje a alguien quien con sus obras supo abrir camino y motivar a romper esquemas.

Giovanni Primerano, Bruno Muñoz, Paula Rodríguez y Víctor S. Morel siguen escribiendo las páginas de la historia de Joaju.SILVIO ROJAS
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Unos minutos después de las 20:30 el Teatro de las Américas del Centro Cultural Paraguayo Americano ya estaba llenándose. En el aire se percibía cierta emoción, ya que la gente se dio cita para encontrarse con uno de los mejores grupos de jazz nacional, que sigue plantándose desde que comenzó su historia allá por 2011, cuando el proyecto se llamaba “Jazz de acá”.

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Las luces del recinto se apagaron y el escenario fue enseguida encendido por la luminosa presencia de Giovanni Primerano (piano), Paula Rodríguez (contrabajo), Víctor S. Morel (batería) y Bruno Muñoz (saxo). Los músicos entraron sin más preámbulos entre los aplausos de un teatro rebosante de exaltación.

El Teatro de las Américas veía así el nacimiento en vivo del álbum “Avy’a jave” de manos de Joaju, el cuarteto que no se cansa de insistir en la importancia de preservar nuestras raíces, pero también de mostrarnos quiénes son ellos y los sonidos que los identifican.

Con “Telegram from Africa” abrían un concierto que fue corto pero efectivo, donde demostraron su lectura sobre las obras de Lobito. Luego, casi sin respiro, Giovanni Primero nos guió hacia “Avy’a jave”, donde enseguida se unió un saxo travieso, cuya melodía lleva la esencia de picardía que retrata el tema. El swing sin par del pianista hacía moverse y brincar a la gente de sus asientos, mientras pilotaba su nave sobre el contrabajo y la batería, que al mismo tiempo libraban una batalla rítmica donde el grupo entero salía vencedor.

El disfrute era evidente desde el inicio, tanto por el hecho de estar ahí en escena, recibiendo esa calidez de la gente que premiaba a las interpretaciones con largos aplausos y gritos, como también (seguro) por la idea de poder presentar un álbum que estará disponible en todas las plataformas digitales desde el 31 de mayo.

“Es un placer que vengan”, confirmó de hecho, más tarde, el baterista. En un espacio entre un tema y otro, para hidratarse o recobrar el aliento, aprovechó para contar que este tercer y “anhelado” disco fue grabado cuando estaban en España, de gira. Lo hicieron en el estudio Camaleon, “para nosotros muy importante”, señaló.

Además, subrayó que anoche 11 de mayo, coincidía con la fecha de cumpleaños de Lobito Martínez, por lo que la alegría se multiplicaba. “Es el día de nacimiento de quien creemos es uno de los mejores pianistas del Paraguay. Él buscaba también poner su identidad, su sello, su marca”, recordó, para luego confirmar que el nombre del álbum expresa también la visión y el camino de Joaju.

Desde Giovanni que fue elevando un patrón pianístico, el grupo empezó a construir por capas un “Viaje al interior”, para seguir haciéndonos volar por este recorrido de altura. Desde allí, nos invitaron luego a disfrutar de la apacible y lúcida “Corazón alegre”.

Una obra que fue grabada por Martínez alrededor de la década del ‘80 fue más adelante parte del set. “Ensueño” llenó así de pulso frenético toda la sala, mientras la aventura musical mutaba a viaje onírico. Los instrumentos bailaban en espiral con esta polca que Lobito compuso para mostrar la inmensidad de su inventiva.

Joaju vive una nueva etapa, con grabaciones que reflejan sus influencias y su presente.

Un viaje sin igual

Joaju invitó después a bajar los decibeles, también en una muestra de maestría en la elaboración de un repertorio que te llevaba de un polo emocional a otro, sin dejar al cuerpo neutral en ningún momento. La conmoción, así sea con una obra de calmos compases, se presentaba igual a poseer los ánimos. La guarania “Esperanza” sonó gigante, abrazando y maravillando a todos.

Ya casi hacia el final, Morel reflexionó que celebrar a Lobito es también celebrar lo que él generó en otras personas que han sido conmovidas por su aporte. El baterista señaló que si bien en Paraguay el jazz todavía representa una escena “chica”, las ganas y las ideas para la música instrumental siguen creciendo, más aún aquellas que defienden esos ritmos que nos caracterizan.

Eso dijo antes de presentar el final donde harían “Carola”, que fue grabada por Andrés Boiarsky en su disco “Coincidencias”. Antes de arremeter con la obra, Morel destacó que si este show y el lanzamiento están sucediendo, es gracias a la gente. “Ustedes son los mayores aportantes para que esto surja. También hay otros grupos forjándose en los pocos escenarios que hay en la ciudad”, agradeció y señaló, alentando a que la gente preste especial atención a todo lo que sucede en la música de Paraguay.

Así llegó una nueva versión de “Carola” con los instrumentos prendidos fuego, el piano brotando como fuente inagotable de júbilo, el contrabajo resonando potente y firme, el saxo mostrando sus infinitos colores y la batería creativa, precisa y feliz. El público explotó en aplausos de pie, como un largo reconocimiento y con un pedido de “bis”, algo que se cumplió además con más buenas noticias.

Fue ahí que Joaju aprovechó para presentar su versión de la guarania “India”, que ya es parte de un nuevo proyecto en el que están trabajando, sobre obras de José Asunción Flores. Es así que el grupo demuestra que toma la antorcha de los antecesores, sobre todo de aquellos que han sabido ser un oasis en medio de tanta creación uniforme. El cuarteto se agarra de esos faros luminosos que mostraron qué cosas hay que atender para saber contar, en su caso con música, sobre quiénes somos hoy.

Y con este nuevo álbum Joaju plasma su visión y sus anhelos sobre la obra de quien en su momento ha significado un parteaguas para la música instrumental paraguaya. El grupo elige seguir su camino (y el de otros referentes, según sus anteriores y futuros trabajos) porque entiende que en ese empujar límites para descubrir qué hay más allá de lo ya establecido existe la maravilla del asombro y el aporte, descubrimientos que no tienen precio a la hora de compartirlo con la gente, porque cuando estamos felices pasan estas cosas.

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