Un luminoso reencuentro entre Juanes y su público

Una mezcla poderosísima entre lo latino y lo rockero es lo que trajo Juanes con el concierto de la gira “Vida cotidiana” que tuvo su paso por Paraguay anoche. Casi 4000 personas se dieron cita en el SND Arena para reencontrarse con el colombiano, quien hizo un repaso por los hits que lo hicieron mundialmente famoso pero también dio una muestra del camino que abraza con su nuevo álbum, en el que se vuelca de lleno, nuevamente, a su esencia rockera y abraza la introspección sin ningún complejo.

Juanes en un momento de su concierto, anoche en SND Arena.pedro gonzalez
audima

Media hora después del tiempo pactado para el inicio, Juanes entró al escenario caminando, ya con su Fender puesta y flanquedo por sus músicos. Sin mediar palabras, abrió el show con “Gris”, una poderosa canción que mezcla con sutileza las guitarras y sintetizadores.

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Luego de esta muestra de la canción de su nuevo álbum vino una seguidilla de hits como “Mala gente”, “Amores prohibidos” y “Nada valgo sin tu amor”, en una clara muestra de lo que sería el espectáculo, entre el cantar con la gente y sacarse el gusto de probar los temas nuevos en vivo.

Pero entre tema y tema, también, empezó a ser problema la luz debido a un apagón en la zona. Por momentos, el escenario quedaba a oscuras y no todas las luces funcionaban. No obstante, la energía en el escenario solo crecía y la gente parecía entender que, como también decía Juanes, lo único que importaba era la música.

Juanes se mostró en todo momento muy conectado con su público.

“¡Qué alegría, Asunción!”, exclamó el músico en un momento, para seguir con otras canciones como “Lo que me gusta a mí”, “Fotografía” y “Es por ti”. La forma que tiene el artista en presentar un show donde es capaz de, junto a su banda, crear diferentes climas, es realmente disfrutable, ya que uno puede pasar de estar en un playa caribeña con “Volverte a ver” a una onda más disco con “Más”, apreciando así todas las facetas musicales de Juanes.

“Quiero expresar mi alegría por estar acá”, dijo más tarde el artista, quien dijo que si bien la tecnología es una gran herramienta hoy en día, “no hay nada que reemplace el estar aquí cara a cara”. También recordó, un poco con ayuda del público, sobre las últimas veces que vino, y manifestó que ya no debe pasar tanto tiempo entre cada regreso. La gente, enfervorizada, aplaudía y daba todo el tiempo muestras de cariño hacia Juanes.

Seguidamente, pidió que le dejaran bajarse para cantar una canción entre la gente, algo que muy pocos artistas se atreverían a hacer, pero Juanes demuestra que no tiene para nada aires de divo. En ese momento, luego de pedir con respeto que hagan espacio y no estiraran el micrófono o su guitarra acústica, cantó “Para tu amor” dedicándola sobre todo a sus hijos.

Muy comunicativo y expresivo, Juanes se llevó al público al bolsillo.

En este momento, el delirio fue total y por esos minutos todo valió la pena, ya que presenciamos una gran muestra de sencillez a la hora de estar Juanes entregado a su público. Al volver al escenario, el colombiano tomó el micrófono para contar que había problemas de energía, y preguntó a la multitud si podían parar un rato el concierto para resetear la consola o si podían seguir así con todo. La gente no dudó en pedir que el show no pare, a lo que Juanes exclamó que al final “la música suena bien y es lo que importa”.

Así, casi a oscuras y con las luces de los celulares encendidos, siguió el show con “Bonita” para sorprender después con una versión muy personal de “Recuerdo de Ypacaraí”, lo que generó que el polideportivo casi se venga abajo, por la gran emoción que emanaba la gente.

El “¡Olé, olé, oleee, Juaneees!” no se hizo esperar como una muestra de admiración, a lo que el artista respondió haciendo una reverencia. De este estado tan sensible, Juanes sumergió al público en su nueva música, haciendo “Ojalá” y “Cecilia”, dos temas en clave confesional y de gran belleza, donde primaba la distorsión de las guitarras y la profundidad del bajo.

El artista alternó en diferentes momentos entre guitarra eléctrica y acústica.

Todo el último tramo fue un paseo por el poderío rockero de Juanes (ese que lo antecede desde su banda Ekhymosis) en confluencia con su influencia latina. “Gotas de agua dulce”, “La paga”, “Camisa negra” y “Yerbatero” hicieron casi explotar de emoción a la gente, mientras Juanes se dejaba llevar por largos tramos de solos guitarrísticos, sacando a relucir su virtuosismo, y su fila de batería y percusión se lucía.

Esta parte hizo que luego calce a la perfección el cover de “Rebelión”, donde Juanes vuelve a rendir homenaje al gran músico colombiano Joe Arroyo. Fue aquí donde el músico se desató con la guitarra, trayendo al escenario a su bagaje metalero, ya que encontró en esta fusión su lugar de buena comodidad.

“A Dios le pido”, “Me enamora” y “La luz” en seguidilla cerraron un show que se destacó por la calidad musical y la sencillez de un artista que tiene todo para seguir siendo uno de los nombres más destacados de la música colombiana.

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