Miles de llamas encendieron La Chispa

La Chispa, un lugar con magia, que defiende el derecho humano del disfrute y el esparcimiento como herramientas para cultivar una buena salud mental y que toma la calle en comunidad como un acto político, realizó el sábado y domingo su declaración más grande: un festival de gran magnitud que convocó a alrededor de 2.000 personas por día, para recaudar fondos en pos de seguir realizando estos eventos y sostener el sitio.

La de Roberto haciendo cantar a la gente, ya en la madrugada del lunes.Enzo Arzamendia
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La calle Estrella solamente en el tramo entre Colón y Montevideo se encontraba cerrada al paso vehicular los pasados sábado 10 y domingo 11. La excusa era noble y entusiasta: el espacio cultural La Chispa había organizado un festival con un transfondo loable, el de recaudar dinero para ofrecer mejoras en el lugar y para comprar nuevos equipos, todo para ofrecer una mejor experiencia para el público.

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Pero ya días antes de este gran festival comenzó la campaña de recaudación, apelando a la solidaridad de la gente, a la que llamaron “Una llama para la Chispa”. Así, el fin de semana fue como el fin de fiesta y una razón para celebrar esta calle “tomada” por la diversión, la alegría, la salud de disfrutar de un espacio público con propuestas musicales de calidad, como la ciudadanía merece.

Para participar de este evento se apuntaron numerosas bandas nacionales tanto emergentes como ya consagradas, lo que demuestra el impacto y significado que tiene La Chispa como lugar por el cual pasar a tocar es un mensaje en sí, el de tomar la calle para convivir en comunidad, ejerciendo una diversión saludable.

La apuesta era ambiciosa y la producción estuvo a la altura. Todo se cumplió. La lluvia solo aguó un tanto el primer día, obligando a terminar un poco antes el evento, con una multitud de gente agolpada frente al escenario. Aún faltaban bandas por tocar, que sin importar nada, se apuntaron para cumplir al día siguiente con el deseo.

Lo que pasó por esos dos días fue un muestrario de la gran riqueza musical que actualmente hay en nuestro país. Por los grandes parlantes retumbaron voces y sonidos de diferentes colores y texturas en canciones que le cantan al amor, que analizan al ser humano, que reflexionan sobre la sociedad o que denuncian la corrupción. Todos se plantaron con luz propia, con chispa propia, alimentándose también del calor de la gente, que aportaba más chispa.

Sari Carri. Gentileza de Laila Tellechea.

Gypsys, Como vos quieras, Firulais, Hoffman, Piter Punk, Vecindad Autopsia, Proyecto Guten y un poco de Passiflorx (por culpa de la lluvia) sonaron el primer día, en una jornada con trazos de música experimental, rock psicodélico, reggae, punk, folk rock.

Como un buen augurio o invocación, ese día terminó bajo las gotas de lluvia, luego de que el último grupo baje al asfalto y cante al cielo con todo el público como gran coro, a la par que el actor y bailarín Alejandro Villamayor León bailaba y hacía malabares con fuego, marcando así el fin de una noche ya memorable que contó también con la presencia de la drag queen Envidia Metenés como maestra de ceremonia.

El miedo estaba presente el segundo día, ante la amenaza de lluvia, algo que por suerte pasó de largo. En esa jornada sí se materializó el frío, pero al calor de tantas almas que volvieron a congregarse y ante una chispa infinita, ese frío fue cosa “psicológica”, como se suele decir un poco en broma.

El blues, el rap, el indie rock, el dream pop, la bossa nova, la canción, el pop y el rock fueron las credenciales de los diferentes grupos que estuvieron el domingo, como Los Albañils, El Complemento, Rafaela Mood, Bossa Mba’e, Sari Carri, Las Conchas Sin Mar, Mar & LSAN, Blaya, Ciudad Mansa, El Culto Casero, Villagrán Bolaños, La de Roberto, así como la revancha que se tomó Passiflorx para completar su show.

Julia Peroni de Rafaela Mood. Gentileza de Laila Tellechea.

Trabajo en comunidad

La Chispa quiere seguir iluminando con eventos como este para honrar sus inicios, ya que este es un lugar que tiene su llama encendida desde el año 2014, con Pachín Centurión y Malena Bareiro a la cabeza. Ellos traían consigo años de militar y defender la cultura y el arte como un acto político. Pero los años y el cuidar la salud hicieron que ambos ya miraran desde un costado este proyecto, que desde 2017 continuó en manos de Sebastián Coronel y Milena Coral.

Desde esos años ya había un equipo de voluntarios que estaba siempre y que fue creciendo con el tiempo. Incluso para este evento se congregaron alrededor de 150 personas que donaron su tiempo y esfuerzo por la causa, entre gente controlando los accesos, stage managers, producción, sonidistas, logística y más.

Pero ¿qué hay detrás de todo esto, que genera tanto amor y ganas de seguir? Según Sebastián y Milena, quienes también militan en diferentes gremios, es el deseo de defender un espacio necesario.

Guti González, del Proyecto Guten. Gentileza de Willian Uliambre.

“La Chispa nace como una repuesta a una necesidad, porque en este país no hay lugares en la calle, espacios públicos, las plazas están enrejadas, no hay una calle peatonal en Asunción”, expresó Milena, recordando que lo que empezó con actividades esporádicas cerrando solo media calzada, terminó con un calendario que todos los fines de semana ofrece conciertos de diferentes grupos, cerrando la calle y convocando a cientos de personas.

Como espacio cultural autogestionado, ambos coincidieron en que trabas existieron siempre, desde instituciones del Estado. “Cada traba te hace plantear si vale la pena, porque es mucho esfuerzo, no se gana plata, gastamos plata de nuestro bolsillo, pero llegan los sábados y todo es mágico. Ahora ya no hay eventos chicos en La Chispa. Las personas te transmiten esa fuerza, es un impulso que necesitas para no cansarte, porque en este país te gana el cansancio, hay tantas trabas en este país no importa en qué ámbito y es una cuestión de resistencia”, dijo a su vez Sebastián, conocido como “El Cuaji”.

Pablo G. Blaya compartiendo en escena con su hija Carla, transmitiendo el espíritu de La Chispa, del compartir en familia. Gentileza de Enzo Arzamendia.

El arte como motor para el cambio

“La gente parada en la lluvia, el sábado, esperando que las bandas salgan a tocar, es algo que no se puede explicar ni comprar, es algo que se construye nomás”, manifestó Milena, sobre lo que genera la cuadra cultural y su variada carta de atracciones artísticas que a lo largo del tiempo fue creciendo.

Al respecto, Sebastián añadió que “la ciudad se está dando cuenta que este lugar coexiste con todos los otros lugares; siempre decimos con Mile que ya no es más underground, dejó de ser, es algo muy masivo pero sigue siendo muy true, con bandas muy true y también bandas súper exitosas que quieren tocar. Es una combinación muy rara, pero creo que es porque la ciudad necesita un pulmón así. Así como necesitamos parques, necesitamos lugares para divertirnos, de encuentro, ocio, música, arte, pasarla bien, reírte un rato. Es pesado es vivir en Paraguay y estar un tiempito con tus amigos te puede cambiar la semana”.

En ese sentido, Mile subrayó que “el ocio es salud mental” y “en este país el ocio está mal visto, es de haraganes”. “Todo el mundo se quiere divertir, pero parece que tenemos que estar encerrados divirtiéndonos, pero estar en la calle, bajo la luz, mostrarse, es algo muy político. Este país tiene resabios muy fuertes de la dictadura; si bien no hay militares en la calle sí hay otro tipo de persecuciones burocráticas o policiales”, destacó.

Passiflorx tuvo su revancha el segundo día. Gentileza de Enzo Arzamendia.

Como algo casi cómico, contó que para la Municipalidad de Asunción este espacio entra en una categoría llamada “sujetos no comprendidos”, ya que no califican ni como bar o cualquier otra cosa. “Es muy fuerte eso, políticamente hablando”, pensó Milena, destacando que si bien hay voluntad de algunas personas dentro de dicha institución, la burocracia sigue siendo muy fuerte.

Asimismo, destacó que hoy en día asiste mucha más gente que antes quizás no iba por culpa de los estereotipos. “Realmente para nosotros este espacio es demasiado importante, para la gente también. Por algo vienen, por algo este lugar es el que eligen para estar y exponerse en la calle, que tampoco es poca cosa”, remarcó.

Vecindad Autopsia. Gentileza de Enzo Arzamendia.

La magia de La Chispa y el asfalto

Cuotas de magia, de esfuerzo y de defensa de ideales suman por igual y dan como resultado La Chispa, al decir de Sebastián y Milena. “Esto no es solamente nuestro, es porque todo el mundo aporta algo, nosotros nuestro trabajo organizando, los músicos su arte viniendo, la gente aporta comprando”, citó ella.

En esa línea, Sebastián contó que hablando con músicos, muchos han expresado que tocar en La Chispa es único y diferente. “Me dicen: ‘venir a tocar en La Chispa me da energía para tocar en cualquier lugar después; a veces toco en un lugar privado, una cena, nadie te da bola, acá todo es muy verdadero’. Los Purahéi Soul se fueron a Japón pero antes tocaron acá, al volver también, con esta energía se fueron y a ella volvieron. Es el asfalto que tiene una energía muy positiva que no se explica”, observó.

Pogo al son de Piter Punk. Gentileza de Enzo Arzamendia.

También recordaron momentos históricos para ellos, como visitas de artistas internacionales que pasaron por ahí y alabaron el trabajo que hacen. Desde Pil Trafa (cantante de Los Violadores, banda fundadora del punk en Argentina, y del grupo Pilsen), quien les había dicho: “este es uno de los mejores conciertos de mi vida porque nunca toqué sobre el asfalto”, pasando por Rubén Albarrán (Café Tacvba), Andrea Echeverri y Héctor Buitrago (Aterciopelados), Pablito Lescano (Damas Gratis) y Manu Chao, quien según confesó Milena, donó el primer equipo de sonido con que contó La Chispa.

Más apoyo

No obstante, y más allá de cualquier factor mágico y sentimental, Milena expresó que es necesario decir que “en este país faltan políticas culturales”. Según ella, “en un país serio un movimiento como este tendría que ser apoyado y nosotros tendríamos que poder tener capacidad de pagarles a los artistas”.

Si llueve dos fines de semana y se suspenden evento el sostenimiento se complica, detalló Seba. “Hay que juntar el alquiler, tenés que depender de vender cerveza o lo que sea para poder sostener el lugar para que sea siempre gratuito. Pero para eso está esta llama que nos va a dar un impulso por lo menos para cumplir 10 años y evaluar”, señaló.

Las Conchas Sin Mar. Gentileza de Enzo Arzamendia.

Para Milena la idea de “la llama” es que “sea una chispa que se replique en todos lados, que no sea efímero”, porque que este proyecto se acabe es una posibilidad cuando se depende “de voluntades nada más”. Por eso, recalcó: “tiene que haber otro apoyo, principalmente económico, para que se sostenga en el tiempo”.

“Realmente nuestro mensaje es que se apoye, que se replique. Principalmente es para el Estado, que ellos no dejen que esta llama se apague, porque los únicos que pueden apagar son ellos, y va a ser difícil apagar porque la cantidad de gente que hay acá es una cosa que no puedo creer. Siento que si no hay más La Chispa van a venir igual”, evaluó.

Una multitud, al fondo Ciudad Mansa. Gentileza de Enzo Arzamendia.

¿Qué es La Chispa?

En medio de corridas para ver que todo esté en orden, que los artistas suban a tiempo, que haya bebidas en las cantinas y mucho más, Seba y Milena pensaron, finalmente, en qué es La Chispa tanto para ellos como para la comunidad.

“Es un lugar mágico”, dijo Sebastián, sin dudar. “Es mágico porque con pequeñas voluntades que se van sumando suceden cosas que son únicas, realmente con tan poco, pero al mismo tiempo tanto, suceden cosas que son increíbles”. Por ejemplo, recordó a bandas que empezaron tocando allí y hoy tocan en grandes festivales. “Necesitamos esto”, reafirmó.

“Yo tengo otra respuesta”, dijo con una sonrisa Milena, para cerrar diciendo que “La Chispa es un espacio cultural autogestionado que reivindica el uso del espacio público como derecho para todas las personas”.

Parte del staff celebrando el fin de fiesta, ya en la madrugada del lunes. Gentileza de Enzo Arzamendia.

Mientras que el DJ Il Ragazzo coronó con broche de oro el gran baile que se armó sobre el escenario para celebrar que según estiman, superaron la meta de G. 60.000.000.

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