El Ensamble de la Escuela de Música de la Entidad de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes (EMAIE) se encargó de abrir la jornada en una calurosa tarde de viernes. La gente iba llegando lentamente para disfrutar con standards de jazz como “Autumn leaves”, “Passion dance” o “Song for my father”, de la mano de Víctor Scura (piano), Jorge Barrios (bajo) y Wilson Otto (batería). También tuvieron como invitado al trompetista venezolano Jonathan Piñero.
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El pianista, quien ya tiene un destacado recorrido en el jazz nacional y es docente de la EMAIE, destacó que este era el debut con un grupo salido de dicha escuela e instó a los alumnos a que “se pongan las pilas” para seguir creciendo y ocupando escenarios. El trío sonó pulcro y ajustado pero sobre todo transmitió fluidez y alegría, factores fundamentales para que una propuesta atraiga.
Tras los aplausos llegó un momento de música folclórica atravesada por el tamiz del jazz a partir de la libertad. Fue así la propuesta de un dúo formado entre el arpista Sixto Corbalán y el guitarrista Pedro Martínez. Ellos hicieron obras de cada uno tanto en solitario como a dúo. Sonaron así “Vy’apave”, “Marina”, “Gracias”; de Martínez, y “Susurros de la noche”, “Guarania para ellas”, de Corbalán, entre otras.
Cada uno tiene su proyecto personal pero al juntarse parecen dos niños que se encuentran a jugar como también dos grandes socios de toda la vida. Al tocar transpiran una musicalidad sofisticada pero terrenal. Ambos ven a sus instrumentos como una paleta de colores que pueden mezclar para obtener los colores más diversos.
Elegancia, habilidad y destreza ofreció más adelante el CCPA Jazz Quintet, conformado por Paula Rodríguez (contrabajo), Víctor Álvarez (piano), José Burguez (batería), Jonathan Piñero (trompetra) y Bruno Muñoz (saxo tenor) quien reemplazó a la habitual Lucero Núñez.
Con gran solvencia musical y escénica este grupo hizo obras como “Empty pockets”, “I remember Clifford” y “Nutville”, generando largos aplausos en inspirados solos de parte de cada uno. Pero también aquí llegó uno de los primeros homenajes a Remigio Pereira con la interpretación de su “Renacer”. En un momento Rodríguez tomó la palabra para confirmar que Pereira no solo fue un gran músico, compositor y docente, sino “un gran mentor en la vida”.
Hacia el swing vocal y las presencias internacionales
La primera presencia internacional llegó de la mano del saxofonista argentino Carlos Michelini, quien se presentó acompañado de una fila de cuerdas y vientos de la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional, dirigida por Gabriel Graziani, y con una sección rítmica de manos de Giovanni Primerano (piano), Víctor S. Morel (batería) y Ariel Burgos (contrabajo).
La finalidad de todo este despliegue fue para interpretar algunas obras de las sesiones “Bird with strings” del saxofonista estadounidense Charlie Parker y, como expresó Michelini, sustentar la idea de Parker de crear un puente entre el jazz y la música clásica. Recordó también que “Bird” obtuvo mucha inspiración de músicos como el ruso Ígor Stravinsky.
El reto fue cumplido por todo este ensamble que deslumbró al público con exactitud y emotividad en igual medida, abordando “Just friends”, “Everything happens to me”, “Summertime”, y otras piezas.
“Gracias por venir a esta hermosa jornada de música, porque no me limitaría a decir solo jazz”, expresó Michelini en un momento, para luego agradecer la invitación y sumarse al recuerdo por Pereira. “Me siento tocado por lo de Remigio porque hemos compartido. Él hablaba poco pero con una mirada angelical decía mucho. Es una doble emoción estar acá porque su legado continúa en todos estos músicos”, subrayó.
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Con un tapado rojo y una valijita musical llena de sorpresas vino llegando después la cantante y autora Yenia Rivarola, quien con una visible emoción solo hizo que su presentación sea aún más gratificante por su honestidad y firmeza. Ella estuvo acompañada por un tándem de músicos que la hizo brillar: Rodrigo Quintás (piano), Jair Galeano (bajo) y Gustavo Torres (batería).
Con ella se dio la única presentación vocal de la noche, ya ante un público que copaba todos los rincones del Ferrocarril. Su propuesta, cargada de una mirada teatral por los movimientos y los elementos, fue un disfrute. Hizo temas de su nuevo álbum “Paraguay Delta”, lanzado este noviembre, y algunos del primero llamado “Febrero”, de 2005.
Desde el actor paraguayo Beto Ayala (con “Beto left town”) hasta el político Ananías Maidana con (“Una órbita para Ananías”) e incluso la cantora chilena Violeta Parra (con “Yo, la Monday”) fueron algunos de los homenajeados en este hermoso trance musical al que nos invitó Yenia.
Rivarola compartió sus creaciones que están atravesadas por tributos, referencias y sucesos que marcaron tanto su vida como la de la historia de la humanidad, cantadas más allá de la voz, ya que el corazón se hace muy presente en cada nota que ella entona con energía y sonrisas.
Explosivo tramo final
El Ensamble Palito Miranda, que este año lanzó un disco en homenaje al reconocido saxofonista paraguayo fallecido en 2012, subió al escenario a sumar buena música a lo que para este entonces ya era una fiesta para todos los sentidos.
Conformado por Víctor Scura (piano), Rudi Elías, Bruno Muñoz y Marcelo Ortigoza (saxos), Tato Zilli (bajo eléctrico), Iván Paredes (trombón), Jonathan Piñero (trompeta) y Víctor S. Morel (batería), el grupo ofreció un set al que supieron imprimir sus cuotas de frenetismo y virtuosismo técnico.
“El repertorio nace con la idea de homenajear y reivindicar la vida y obra de uno de los grandes músicos de nuestro país”, dijo Morel, para explicar también que el set se armó con obras que Miranda tocaba con diferentes conformaciones como también de algunas composiciones propias de él.
Así sonaron “Rhapsody in blue”, de George Gershwin; “Paraguay blues”, tema de Gustavo Viera que arreglara Miranda; “It don’t mean a thing (if I ain’t got that swing)”, de Duke Ellington en arreglo de Germán Lema encargado exclusivamente para este ensamble; entre otras obras.
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Una travesía llena de ritmo, carisma y sabor fue la ofrecida por la segunda y última visita internacional a cargo del trombonista brasileño Sergio Coelho, quien tuvo el apoyo de un trío brutal formado por Toti Morel (batería), Chino Corvalán (bajo) y Magno Molinas (piano).
“Estoy muy feliz por estar compartiendo música con estos grandes músicos”, manifestó el brasileño, quien presentó temas propios como “Eita gente querida” y “Nº 100, apartamento 31″, paseándose con facilidad por diferentes tempos traducidos en estados de ánimo como la felicidad o la nostalgia, todo eso al mando de su trombón cantante.
En otro momento elevó su propio homenaje a Remigio, “un gran maestro de Paraguay”, con su versión de “Song for Belén”. Mientras, cada músico tenía su momento para inspirados pasajes solistas que movilizaban un escenario que no se rompía ante tamañas intervenciones, solo porque lo sostenía el lazo de amistad musical. “La música es una familia. Necesitamos festejar siempre a nuestros maestros”, recordó Sergio desatando fuertes aplausos. El potente set cerró con “Don Quixote”, de Milton Nascimento, entre más agradecimientos de un sencillo y carismático Sergio Coelho.
Por todo lo alto culminó este festival de más de siete horas de duración con las actuales reinas del jazz paraguayo, quienes integran el grupo Band’Elaschica. Un cierre significativo en un año en que han tenido participaciones en los más diversos eventos, donde se encargaron de propagar la voz de las mujeres.
El ensamble, que la descosió en escena con arrojo, ímpetu y sensibilidad, se presentó integrado por Paula Rodríguez (bajo), Tati Barreto y Lara Barreto (saxos), Norma Lara (piano, teclados y violín), Diana Quiñónez y Fátima Abramo (trombones), Julieta Morel (batería), Mar Pérez (trompeta y sintetizador) y como invitada Yerutí Rojas en guitarra eléctrica.
“Gracias por quedarse hasta esta hora a escucharnos”, dijo la trompetista, cuando ya eran las primeras horas del sábado. Hicieron obras propias como “Trazos del sur”, de Abramo; “Be bright, be blue”, de Pérez; “Antes de la luz”, de Magalí Benítez (quien está de viaje) además de “Michimí”, de Rojas, y un arreglo que había hecho Remigio de “Cholí”, de J. A. Flores, para esta conformación. También participó de invitado Sergio Coelho.
Cabe resaltar que fue un final que unió todos los puntos de esta historia, ya que Remigio Pereira fue quien incentivó a las chicas a agruparse. Fue finalmente la bajista quien convocó a las mujeres y nació Band’Elaschica, con mujeres que hoy en día son referentes para futuras generaciones.
Así fue otro Asujazz marcado por el sentimiento de unión y hermandad como factores preponderantes para gestar, sostener y hacer crecer una escena. La emoción del homenaje, que estuvo presente todo el tiempo, hizo hincapié en la importancia de honrar esos legados impulsores de sueños, muchos de ellos hoy convertidos en realidad.