El fenómeno Bad Bunny conquista Paraguay

El tan esperado show que presentó Bad Bunny anoche en La Nueva Olla fue todo lo que el público quería y más. Con un carisma único y canciones que atraviesan diferentes géneros dentro de la música latina, el puertorriqueño selló su relación de amor con Paraguay. No obstante, la producción falló en cuanto a controles y cuidado del público, ya que las quejas antes, durante y después no se hicieron esperar.

Bad Bunny llegó por tercera vez a Paraguay, pero esta vez en el marco del mejor momento de su carrera.SILVIO ROJAS
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Dos mundos coexistieron en todo lo que se relacionó al esperadísimo concierto de Bad Bunny, anunciado ya desde enero de este año. Por un lado el show, impecable en todo sentido, sobrepasando las expectativas de los fanáticos. Por otro lado, todo lo que se refirió a organización de entradas, accesos y controles recibió críticas masivas de parte de la gente.

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Pero empecemos por el espectáculo, para el cual el dúo Milk Shake y la cantante Kaese calentaron los motores. Estas dos propuestas también se enmarcan en un paseo por ritmos como el trap, el reggaetón y el pop, con temas propios. Bailarines fueron parte de sus números, ofreciendo propuestas de gran calidad y a la altura del artista principal. Lastimosamente su sonido no fue muy bueno.

El momento anhelado

Al término de ello y siendo exactamente las 21:52 todas las luces se apagaron y las cerca de 50.000 almas presentes en La Nueva Olla rugieron de emoción. Sería por fin el momento de encontrarse con ese artista que tanto aman: Benito Antonio Martínez Ocasio, Bad Bunny, el conejo malo. Todas las personalidades de la que la gente está enamorada.

Solo, sentado en una silla en medio de la playa que montó para que la gente lo acompañe y con una conservadora al costado, se mostró por primera vez. Tras los gritos ensordecedores empezaron a sonar las primeras notas de “Moscow Mule”, una invitación directa a disfrutar. De ahí en más, todo fue delirio, perreo y felicidad.

La producción para el armado del show fue impecable en todo sentido.

“¿Dónde están los paraguayos que quieren perreo?” decía por un lado, para luego exclamar que “la vida es un ratito, hay que disfrutarla”. Y es en eso que basa todo su encanto y mensaje, en el disfrute sin inhibiciones, en ser quien uno quiere ser, siempre y cuando sea feliz.

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“Me porto bonito”, “Un ratito”, “Efecto” y “Party” siguieron en un repertorio que entregaba un hit tras otro en medio de un sonido impecable, ofreciendo el artista una voz afinada y con efectos. “¡Buenas noches, Paraguay. Bienvenidos al tour más caliente. Gracias por estar aquí. Espero que disfruten, bailen, brinquen, suden, perreen. Hagan lo que les dé la gana!”, subrayó en medio de fuegos artificiales que encendían cada tanto el cielo, así como las pulseras de colores que se entregaron al ingreso.

Continuó con más temas como “Tarot”, “La corriente” y “Neverita” para luego invitar a todos a imaginar que estaban en una playa, algo que la gente respondía bailando y disfrutando de ese momento único. “¡Paraguay prendido fuego!” decía con admiración y entre risas el artista, que todo el rato se mostró muy comunicativo y cuidadoso con su audiencia.

Un repaso por su discografía

Luego preguntó dónde estaban los fanáticos que lo escuchan desde el inicio, para entregar un medley de temas de su álbum debut “X 100PRE”. Y era claro que sí, en ese lugar estaban presentes todos los que lo escucharon desde la primera hora. “Gracias por ser parte del proceso”, manifestó.

En un “descanso” que se tomó en su playa, sentado, empezó a sonar una parte de “Los ojos rojos”, de Kchiporros, algo que sorprendió y que la gente agradeció como un guiño a nuestra música.

Con temas como “Yo perreo sola”, “Safaera”, “Tití me preguntó”, “Yo no soy celoso”, “Yonaguni”, “Un verano sin ti”, y muchísimos más, siguió el show, donde también apareció su ejército de bailarines, increíbles talentos que entregaron todo en el escenario. En más momentos de interacción Bad Bunny habló con unas cuantas parejas, habló del amor, y agradeció que gracias a sus canciones puede conectar con la gente. “En el futuro esto será un recuerdo, hagamos que este sea ese momento”, dijo.

En todo momento la gente quería tener registro de lo vivido.

En un impresionante despliegue de la parte técnica, llegó el momento en que Bad Bunny “voló” sobre la gente subido a una tarima con forma de palmera, pudiendo estar así aunque sea por un momento bien cerca de todos. También invitó a tres personas del público a seguir bailando con él “Enséñame a bailar” y fueron aclamados por todos, el mismo Bad Bunny y sus bailarines.

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Con una gran banda de músicos que ingresó al final el concierto finalizó con “Después de la playa”, entre fuegos artificiales de todos los colores y la emoción a flor de piel. “Reciban mi amor y repártanlo entre ustedes. Dedíquense amor. No se olviden de ustedes. También aprendamos a valorar a la gente que nos quiere como somos. Espero que mi música les acompañe cuando se sientan felices, tristes o solos”, dijo el artista, quien no se cansó de dar a la gente ese amor del que hablaba.

Así se entiende el fenómeno Bad Bunny, ya que él se muestra muy honesto y sensible, viniendo de una escena que al comienzo mostraba la figura del hombre como muy ruda en una sociedad que condena el exceso de sentimientos. Benito ofrece su costado más vulnerable y otro discurso en un mundo marcado por el machismo. La gente es feliz con sus músicas y ¿acaso no eso eso lo que todos buscamos? Aunque sea unas horas entrar a otra dimensión donde todo sea felicidad y poder ser quien somos sin que nadie nos critique.

En su silla y con una conservadora con bebidas, Bad Bunny se presentó ante todo el estadio.

La otra cara de la moneda

Lastimosamente, mucha gente denunció malas experiencias. Empezando por el canje de las entradas y las interminables filas a causa de la reventa de tickets falsos. Si bien adentro era una fiesta, hubo gente que la pasó muy mal por diferentes motivos. Tan solo entrando a las redes sociales se pueden encontrar reacciones y anécdotas de malos ratos.

Tampoco hubo control de metales ni cateo en los accesos. Así se generó una situación peligrosa, ya que mucha gente empezó a ingresar por diferentes lugares sin control alguno. Por otro lado, en un momento se cerraron los portones para evitar eso, pero mucha gente quería salir por el nivel de claustrofobia que representaba en cierto sector. También se denunció la falta de atención médica y que mucha gente necesitó ayuda sin poder ser asistida.

No se vio la cantidad de policías, personal de seguridad ni de atención médica que se prometió. En un concierto de semejante envergadura, de esta magnitud, estas son cosas primordiales y a tener en cuenta. Los conciertos suceden porque la gente es la que compra las entradas, por lo que son el factor más importante por encima de todo. Cuidar a la gente y asegurar su experiencia es algo que no hay que dejar de tener en cuenta, porque termina arruinando la experiencia para muchos.

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